Teología divisionista, lo exterior y lo interior.

Se separa lo “secular”, de lo “espiritual”, y la ropa es la que marca la santidad. Todavía hoy, hay iglesias que se están cuestionando si la mujer puede pintarse o no; aún se discute si la psicología es diabólica o no; si hay que estudiar o no; si podes hacerte un arito o no; si está bien operarse estéticamente.

Esta teoría hizo que la gente empiece a cuidar su imagen y dijeron: “Hay que dar buen testimonio.” Por ejemplo, se murió tu hijo y “para dar buen testimonio delante de los demás”, decís: “Dios sabe todo.” Dice Efesios que debemos dar testimonio al infierno ¡no a la gente. Así que debíamos cuidar las apariencias y mostrar una imagen que no éramos, por lo tanto estábamos engañando. La verdad es que tu imagen exterior debe coincidir con la imagen interior de quien sos en Dios.

Hay gente que, durante años (y aún hoy), en las iglesias, cuidan la imagen, son hipócritas que hasta cambian el tono de la voz cuando hablan. Por ejemplo hay adoradores que hablan al estilo mejicano, imitando todo el tiempo.

Una persona que se fue de nuestra iglesia cuando vino la unción, recuerdo que me dijo: “Yo hice una asamblea para que expulsen a mi hija porque cometió adulterio.” Era un contador que tenía mucho dinero y varios locales de pizzería. Le pregunté cómo hacía cuando venían inspectores a su negocio, cómo los manejaba. Y me respondió: “Le damos coimas, porque si no, no se puede vivir.” ¡Ah! ¡Hipócrita! ¿Con tu hija sos bíblico y para la coima, no?

Por eso, fingiendo una imagen en la iglesia y teniendo otra en la vida secular, hay tanto abuso sexual, tanto adulterio pastoral, tanta violación, tanta inmundicia. Porque, “como yo no valgo y todo lo hace Dios, entonces me descuido.” Es así como apareció la teología de la doble vida.

El “gran llamamiento” era al pastorado, a las misiones, se consideran los más valiosos, mientras que todos los demás llamados no sirven. La gente separaba: “Mi servicio a Dios y mi trabajo” y muchos se sentían mal por no tener tiempo para servir al Señor ya que trabajaban todo el día. ¿Y el trabajo qué crees que es? No vivían el trabajo como un servicio al Señor, ya que sólo se servía en la iglesia.

  • Énfasis en lo almático: Como “yo no sirvo”, se activaban las emociones. Almático es lo emocional y lo racional y, mucha gente se quedaba en las iglesias por los amigos o conocidos, porque iban a comer pizza. “Cómo me voy a ir si ahí están mis amigos”, “Nací acá”, “Me crié acá.”

Todas las iglesias que no crecen, es porque son almáticas y porque no quieren. La gente está entregada al Señor, está lista. No crecen porque hay familias almáticas que gobiernan las iglesias, son clanes que están enfrentados, y aunque dicen que “quieren crecer” es mentira, porque si alguien nuevo se les agrega, no lo aceptan. Alguien me dijo una vez: “Tengo miedo que en mi iglesia ellos sean más que nosotros.”

-¿Y quienes son ellos?, le pregunté.

-“Los nuevos”.

Eso es perverso, es anti-Dios. ¿Qué es un grupo almático? Un lazo almático es pegote y simiótico, es cuando todos nos amamos, nos queremos, nos cuidamos, nos contamos todas las cosas, vamos juntos de vacaciones, hasta que nos peleamos con el pastor y terminamos todos a los tiros. Lo almático no funciona.

La verdad es que la revelación te expande la mente, información la cierra. Una persona insegura siempre discute; en cambio el que está seguro te va a decir: “¡Qué interesante cómo lo ves! Lo voy a pensar.” Toda la gente que reacciona violentamente muestra inseguridad.

Información achica la mente: Te enseñaron que Dios es así, obra así, que esa es la doctrina y no hay nada más. ¿Y qué le pasa a mucha gente? Cuando escuchan algo nuevo de Dios dicen: “No me lo enseñaron y, como no me lo enseñaron, no existe, es falso, es una moda.”

Revelación siempre expande la mente: Cuando entramos en la dinámica de la revelación, nos damos cuenta de “todo lo que no sabemos” y de “todo lo grande que es Dios”, por eso siempre estamos en la búsqueda de algo nuevo.

Teología de la culpa y el castigo.

  • Todo era castigo, la ira de Dios. “¿Cuándo va a predicar de la ira de Dios? ¿Por qué no se predica del juicio de Dios? ¿Dónde está la voz profética?” Porque algunos creen que hay que juzgar y condenar. Juan el bautista perdió la cabeza porque hizo algo que Dios nunca le había pedido, él tenía que prepararle el camino a Jesús y, en vez de menguar, se puso a marcar los pecados a Herodes ¿Quién lo llamó a hacerlo? Así perdió la cabeza.
  • “Falta unidad”, “Hay que unir más a los pastores.” ¿Querés unir los pastores? Ya estamos unidos por la sangre de Cristo, si tenemos la misma misión de traer un avivamiento, ya estamos unidos. Lo que no podemos hacer es unirnos en la misma visión porque cada estrategia es distinta. Entonces, nadie más pierda tiempo en unir lo que ya está unido.
  • “Falta santidad”, “Falta amor.” Siempre es “casi”: casi somos buenos cristianos, casi buenos padres, casi buenos hijos.

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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