Artículos Cristianos – 3 Actitudes Frente a la Prosperidad Económica 1

 

La Prosperidad.

La palabra Prosperidad despierta muchas ideas; para algunos significa dinero en abundancia, para otros, tener dinero para hacer lo que uno quiera. Pero no debemos limitar este término al aspecto económico. Dios desea que seamos ricos en amor, en vida familiar, en su Espíritu, en materia, en ser libres…

La relación que tenemos con el dinero muestra nuestra manera de amar, específicamente estamos hablando de nuestros afectos. Muchos de los libros escritos sobre el tema de «prosperidad» «mayordomía», «administración» no tratan este sentido oculto del dinero. Enseñan a «administrarlo mejor» a dan «ciertos principios bíblicos de manejo», pero al cabo de un tiempo los conflictos afectivos ocultos vuelven a salir y la persona vuelve a ser el «gastador compulsivo» o «el deudor adicto» a pesar de que aprendió a hacer un «presupuesto razonable», inconscientemente buscará «trampear» estos principios porque su conflicto afectivo buscará salir nuevamente. Es decir que estas «técnicas» de manejo financiero son soluciones temporales cuando no se cortan las ataduras afectivas que subyacen al conflicto financiero.

Por esto, las peleas por el dinero la mayoría de las veces, no son por «dinero», sino por afectos, «maneras» en que solemos manejar los afectos. Las discusiones por el dinero, en muchas parejas, son válvulas de escape emocional a tensiones internas que, de no ser «cortadas», seguirán vigentes en la vida de la persona. Al carecer de recursos para tratar o enfrentar los distintos conflictos, estos salen traducidos en «peleas por dinero».

Nuestra experiencia nos dice que muy pocas veces se discute por dinero, en su gran mayoría los motivos reales son otros.

Este es un test para ver como está tu relación con el dinero. Toda pregunta que contestes con un Sí indica que hay algo que Dios debe sanar, una atadura afectiva que Él debe cortar:

¿Estás siempre endeudado?

¿Rescatas a los que están muy mal económicamente?

¿Gastas dinero cuando estás deprimido?

¿Te angustias al comprar algo para ti mismo?

¿Utilizas el dinero para dominar?

¿Insistes en invitar a sus amigos y pagar siempre la cuenta?

¿Sueñas con el negocio salvador?

 

1º Actitud. Los que rechazan el tema de la prosperidad: «Dios no promete darnos abundancia económica, sino, solamente, suplir nuestras necesidades fundamentales». Muchas personas a las que hemos asistido pastoralmente y muchos hermanos en nuestras iglesias, han tenido grandes dificultades para su crecimiento económico; otros, aunque han visto la mano de Dios sin que nunca les faltase ropa y comida, han vivido sin poder «levantar cabeza»; otros, peor aún, han vivido, desde hace generaciones, en miseria y pobreza. ¿Desea Dios que sus hijos vivan así?

Esta postura dice: «Hermano, tenga fe, ore y siga adelante». Dice que Dios no desea prosperarnos a todos, sino que la pobreza es «parte de la escuela de Dios»; aceptan su condición económica sin preguntarse si hay ataduras generacionales, mala administración o yugos sin romper (por sus pecados financieros viejos) que siguen atando sus finanzas. Si los hay, parecería que no importan.

En esta postura, se acepta como de Dios la situación económica que se tiene, sea buena o mala, sin cuestionarse mucho. Se enfatiza la «fidelidad a Dios como lo más importante». Algunos progresan, otros no, y todo da igual; lo importante es «no buscar la prosperidad»; la sola palabra «prosperidad» produce malestar.

Es esta posición reaccionaria a la teología de la prosperidad o materialismo evangélico. Reacciona acérrimamente, rechazando, casi de plano, todo lo que tenga que ver con el crecimiento económico. Creemos que se confunde, en esta posición, el «ataque» con la «prueba»; sostenemos que la miseria, en la gran mayoría de casos, es un ataque del diablo, y no debemos agradecer a Dios por las cosas que el diablo nos manda.

Las pruebas las atravesamos con fe, pero a los ataques del enemigo les hacemos frente y guerreamos. Por otro lado, creo que esta postura deja a un costado las múltiples bendiciones que figuran en la Palabra: la prosperidad, el bien, la libertad, etc.

(CONTINÚA…)

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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