Artículos Cristianos – El Engaño de la Astrología 1

 

 

¿Existen evidencias científicas que contribuyan a respaldar a la astrología?

El creciente número de adeptos a la astrología es la mejor evidencia de nuestra miseria espiritual, en medio de todos los acontecimientos sociales que han transcurrido durante los últimos años. Me sorprende que miles de personas, entre ellas políticos renombrados y astros de la pantalla gran­de y chica, hayan reconocido esta absurda creencia sin some­terla a un riguroso examen.

Me resulta ridículo en extremo pensar que Adolfo Hitler, la reina Isabel, Harry Truman, William Shakespeare, Bing Crosby, Willy Mays, Ho-chi-Min, Hilda Mayer y yo, podamos tener rasgos comunes, sencillamente por haber nacido bajo el signo de Tauro.

Lo más estúpido que podemos pensar es que nuestros éxitos en los negocios, nuestra salud y aun nuestra vida sexual estén predeterminadas por la posición de las estrellas el día de nuestro nacimiento.

Los pronósticos astrológicos son ateos e ilógicos, ya que no existe ni la menor evidencia científica que sostenga la validez de tales horóscopos. Es bien conocido que un astrólo­go recomendó a Hitler que invadiera Rusia. ¡Y ese fue su más grave error! A pesar de ello, millones de personas en todo el mundo consultan el horóscopo para conocer a diario lo que va a ocurrirles ese día o para adquirir sabiduría en el manejo de sus vidas.

Hace poco me presentaron a un afamado actor de Hollywood mientras esperábamos para participar en un programa de televisión. Mi esposa me acompañaba para pre­senciar la entrevista y el actor la alabó por su belleza. Le dijo:

—Estoy seguro que usted nació bajo el signo de Sagitario, ya que las mujeres más hermosas han nacido bajo ese signo.

A mi molestó mucho la necedad de semejante afirmación, de modo que me sentí obligado a poner en tela de juicio su apreciación. Le pregunté si tenía alguna base para probar tal afirmación, y le señalé que sería muy fácil demostrarla. Sólo con verificar las fechas de nacimiento de todas las mujeres que tomaban parte en los concursos de belleza mundiales y nacio­nales tendría argumentos de sobra respetables.

La mejor manera de poner punto final a la conversación de un aficionado a la astrología es comenzar a hablar de evidencias científicas.

En 1960, los astrólogos pronosticaron la peor conjunción planetaria en 2.500 años que pudiera ocurrir, para ese año. ¡Siete de los nueve planetas se colocarían en una sola línea y esto significaba malas noticias para la Madre Tierra! Los hindúes adivinadores se morían de miedo y los astrólogos norteamericanos predijeron cosas tan alarmantes como que habría una inundación en California y que se produciría el catastrófico final del mundo.

Las cosas se pusieron malas para los astrólogos cuando se verificó que realmente los desastres que ocurrieron ese año, no fueron peores que los de los años anteriores. Y todo esto se debió a que los astrólogos se olvida­ron de algo primordial: El destino humano no está determi­nado por los planetas. ¡Tanto los hombres como los cuerpos celestes están sometidos bajo el señorío indiscutible del Dios Todopoderoso!

Cuando las predicciones astrológicas son difundidas por la radio y la televisión, con frecuencia los anunciadores repi­ten excusas, intentando justificarse con el argumento de que no están intentando fomentar una creencia seria en la astro­logía, sino de proveer horóscopos como un simple juego y sana diversión. ¿Qué ocurre entonces? ¿La astrología se convierte en un agradable pasatiempo que sirve para entretener nada más? ¿Qué podemos decir entonces sobre los millones de norteamericanos dependientes de lo que las estrellas pronos­tican para sus vidas, pues en ellas han encontrado la guía y dirección de sus vidas?

¿No es mucho mejor confiar en mitos que no creer en nada? ¿Asumiremos una actitud de tolerancia para la astro­logía o la consideraremos una filosofía insidiosa a la que debemos oponernos con todas nuestras fuerzas?

Hace poco, un siquiatra muy conocido aconsejaba a sus pacientes que creyeran en sus astrólogos a pesar de que él personalmente pensaba que sus predicciones carecían por com­pleto de valor científico. No estoy de acuerdo en lo absoluto con esa opinión. La astrología no es sencillamente un pasatiempo sin sentido, sino que es peligrosísima para aquellos que se someten a sus normas.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Lo que las Esposas Desean que los Maridos Sepan Sobre las Mujeres”

Por James Dobson

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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