Artículos Para Líderes – Permita el Afecto en Sus Líderes

 

2 Corintios 3:2 y 3, dice: «Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros cora­zones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expe­dida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón».

Nunca olvide que trabajamos con personas que son «tablas de carne del corazón». Muchas veces nos acercamos tanto al árbol del conoci­miento que perdemos de vista el árbol de la vida. Un día mi esposa me dijo: «Marcos, com­probaron que si un hombre recibe de ocho a nueve toques significativos en su vida, vivirá de dos a tres años más».

Un toque significativo es una caricia, un detalle, un abrazo. A todos nos hacen falta más toques significativos. Muchos mueren dema­siado jóvenes porque nadie quiso abrazarlos. Sus discípulos necesitan «toques significativos» de su líder.

Algunos dirán que ellos no fueron creados de esa manera. Pero usted sabe que somos nueva criatura en Cristo. Necesitamos mostrar más afecto hacia los que nos rodean. Hay un hermano en mi equipo de trabajo que cuando no lo abrazo me dice: «¿…y mi abrazo? Quiero vivir más años». No puedo faltar en darle un abrazo todos los días que lo veo. ¡Es importante!

Permita el afecto. Usted puede fomentarlo entre su equipo. Estamos involucrados con vidas humanas, no sea tan académico, frío y cal­culador. Recuerde la enseñanza del versículo de Isaías 40:11, en el que dice que «nos pastoreará suavemente». El Señor nos pastorea suavemente y usted necesita hacerlo con sus ovejas.

Ame a su gente. Abrácelos. A veces huelen mal. A veces le vomitan. Pero usted si es padre sabe que el bebé recién nacido muchas veces huele a vómito. Pero, ¡qué rico huele el vómito de nuestros hijitos! Al fin y al cabo, ¡son nuestros!

El Dr. Maxwell dice que mientras estaba en su oficina reunido con varios de sus colabora­dores, entró uno de sus ayudantes principales y siguió de largo a otra oficina sin siquiera diri­girle una mirada, mucho menos una palabra. Al ver eso Maxwell, se preocupó. Pidió permiso a las personas que estaban reunidas con él y fue a ver qué le sucedía. Buscó a su colaborador y le dijo:

—Buenos días, ¿Cómo estás? —Buenos días, buenos días, estoy muy ocu­pado.

—Ah, ¡qué interesante! Bueno, tan solo quería preguntarte algo que me extrañó, —expuso Maxwell—, pues estaba con un grupo ele personas en la entrada y pasaste junto a nosotros y ni siquiera nos saludaste con un ‘buenos días’. Esto me preocupa, ¿te pasa algo?

—No, es que tengo mucho trabajo, mucho trabajo. Estoy demasiado ocupado como para estar deteniéndome para platicar con la gente.

El Dr. Maxwell lo miró y le dijo:

—Sí, es verdad que tienes mucho trabajo, pero se te ha olvidado que tu trabajo es la gente.

Este es su trabajo. Es la gente que Dios ha puesto a su alrededor. Dedique tiempo y espacio para fomentar las relaciones humanas. Provoque «toques significativos» con ellos. Pablo demostró afecto a su amigo al decirle: «a Timoteo, verda­dero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor» (1 Timoteo 1:2) «Pero ya conocéis los méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio» (Filipenses 2:22).

Asimismo, asegúrese de mantener una rela­ción de respeto. Es necesario que nuestros discípulos entiendan esta relación de maestro-discípulo, y no sean irrespetuosos o ligeros. Sin embargo, que esto no limite el afecto fraternal entre ambos.

 

Permita que el Señor se Lleve Toda la Gloria.

Si algo hemos hecho bien en esta vida es por gracia divina. Si sus discípulos se formaron bien es también por gracia de Dios. Por lo tanto, nunca se olvide de darle a Él toda la Gloria.

«Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén» (1 Pedro 5:10-11).

Sin Su gracia es imposible que nuestro trabajo prospere. Sin Su Espíritu Santo es imposible. Nunca podrá lograr, todo lo que Él quiere, con­fiando en sus propias fuerzas. Necesita del Espíritu Santo y lo logrará.

Extracto del libro «Cómo Ejercer la Verdadera Autoridad»

Por Marcos Witt

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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