Maestros de Niños – El Niño y la Escuela 4

 

Continuemos.

El Juego del «Kiosco».

El consejero lleva al encuentro una caja de golosinas, cada una con su precio en fichas. También prepara un sobre con «fichas», o pequeños redondeles de cartulina. Se colocan las láminas seleccionadas en un sobre grande. El niño selecciona al azar una lámina y el consejero le explica que, si puede contar una historia sobre lo que pasa en la lámina, recibirá cierta cantidad de fichas. Si no quiere hablar sobre lo que ve en la lámina, la puede dejar de lado, pero no recibe fichas.

A veces también conviene que el maestro participe en el juego contando historias sobre las láminas. Al final del encuentro el niño puede «comprar» golosinas, según la cantidad de fichas que haya ganado en el juego. Generalmente, al contar una historia sobre la lámina, el niño está dando detalles sobre sus propias vivencias.

 

B. Formular Juntos Pasos Concretos Para una Solución al Problema.

A veces el niño nece­sita de ayuda para adoptar mejores hábitos de estudio, o necesita un apoyo escolar para una materia. También puede haber alguna situación que se debe tratar con la dirección del cole­gio en sí. A veces es posible que el niño necesite asumir responsabilidad por alguna conduc­ta que está causando problemas. Puede haber un sin fin de escenarios en donde el niño puede recibir una ayuda específica.

El maestro no puede ofrecerle toda esta ayuda, por supuesto, pero su interés en el problema, su apoyo en escuchar a fondo la expresión del niño frente al problema, y su disposición de buscar una solución pueden hacer mucho para aliviar la carga que el niño lleva.

Por supuesto, si es posible, el maestro funciona como aliado de los padres en buscarle ayuda al niño. Si el niño no les ha compartido el problema, el maestro puede ayudarlo a definir cómo y cuándo presentárselo. Es posible que ya lo haya compartido y los padres no le dieron importancia, o no han hecho algo para resolverlo. En estos casos, el maestro tam­bién puede ofrecer su ayuda a los padres.

 

C. Ayuda Escolar Para Niños Necesitados como Parte del Programa de la Iglesia.

Algunas iglesias han formado algo así como un gabinete de apoyo escolar en donde docentes voluntarios de la congregación se turnan para trabajar con los niños con proble­mas académicos ofreciéndoles un refuerzo en su aprendizaje o en sus hábitos de estudio. En algunos casos, ha sido sumamente beneficioso.

 

D. Orar con el Niño.

Cuando se ha podido detectar en dónde radica el problema del niño con relación al colegio, el maestro puede brindarle un apoyo espiritual orando por él y asegurándole que Dios está con él para ayudarlo a manejar mejor su problema. Debe usar su «Libreta de Oración» para anotar los pedidos específicos del niño. Una promesa como la que se encuentra en Santiago 1:5 puede traer aliento al niño: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menos­preciar a nadie».

Si hay indicio de que el niño lleva una carga de culpa, el maestro debe tratar de identificar su origen: por algo que él hizo que no debiera haber hecho, por actitudes de odio y rencor hacia alguien, o por culpa falsa o ajena. El maestro puede ayudarlo a entender la importancia de la confesión, el perdón y la libertad que hay en el Señor para vivir de otra manera. Por supuesto, si el niño no conoce a Cristo en forma personal, es importante darle la oportunidad de hacerlo.

Extracto del libro “Más Que Maestros”

Por Betty S. de Constance

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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