Maestros de Niños – El Niño y su Familia 3

 

Continuemos.

Sugerencias Para la Ayuda Pastoral.

1. Ser un maestro compasivo, involucrado y accesible al niño.

Es importantísimo establecer una buena relación con los alumnos desde el comienzo del tiempo que se comparte con ellos. Esto significa programar tiempos antes y después de la clase para charlar con ellos, haciéndoles preguntas puntuales que muestran interés genuino en su vida en familia y en los diferentes miembros de la familia. A la vez, el maestro debe cuidar de no indagar en forma inapropiada. El abre el camino al diálogo, pero con respecto.

Como ser: ¿Cuántos hermanos tienes? ¿Quién vive contigo en tu casa? ¿Hay miembros de tu familia que no viven más con ustedes? ¿Qué hiciste con tu familia esta semana que fue divertido? ¿Qué es lo que más te gusta hacer con tu papá… tu mamá… tu hermano… etc.? ¿En qué se destaca tu hermana… tu hermano? ¿Cuál es tu actividad favorita?

 

2. Organizar Encuentros Privados con el Alumno.

El maestro puede explicarle al alumno que tiene deseos de conocerlo mejor y de enten­der bien algunas de las cosas que él está enfrentando para poder ayudarlo y orar por él. Entonces se agenda algún encuentro que no sea complicado, organizar para sus padres, explicándoles que el propósito del encuentro es conocer mejor a su hijo para ofrecerle cualquier ayuda que pueda desear.

Durante el encuentro se puede utilizar alguna de las siguientes ayudas para facilitar el diálogo con el niño.

 

3. Utilizar láminas que describan la situación por la que atraviesa el niño.

El maestro selecciona las que corresponden a la situación familiar del niño. Se puede preguntar directamente sobre el conjunto de láminas diciendo algo así: Aquí tengo una cantidad de láminas que nos van a ayudar a hablar sobre lo que te está pasando. A veces nos sentimos muy confundidos frente a las cosas que pasan en nuestra familia, y eso puede ser parte de lo que te está preocupando en este tiempo. Quiero que mires las láminas para ver si hay alguna que muestra algo que pasa en tu familia. Pueden ser varias láminas, también. Eso nos va a ayudar a charlar y quizá te puede ayudar con los problemas.

Se puede jugar con las láminas guardando algunas de ellas dentro de un sobre. (El maes­tro selecciona las que cree que tienen vigencia en la vida del niño.) Se pide que el niño seleccione una de las láminas al azar y que explique lo que está pasando en ella; o que cuente una historia sobre lo que ve allí. Si cuenta una historia sobre la lámina recibe tres fichas. Al final del encuentro puede usar las fichas para comprar golosinas que el maestro tiene preparadas para este fin.

 

4. Las Caritas de Emociones.

Prepara una serie de 24 tarjetas con caritas que muestran emociones diferentes. En cada tarjeta la emoción está identificada al dorso.

Se utilizan las caritas para profundizar el diálogo que resulta de las actividades con las láminas. El maestro puede decir: Cuando existen situaciones como las que mencionaste dentro de la familia, nos hacen sentir muchas cosas. Vamos a ver si puedes encontrar en las caritas alguna emoción que sientes a causa de lo que estás viviendo con tu familia. Casi siempre sentimos más que una emoción. Generalmente son muchas a la vez.

¿Cuál de las emociones que señalaste es la más difícil de manejar? ¿Cómo la expresas por lo general?

¿Hay otros que quedan doloridos por tus reacciones?

¿Quieres que te ayude a pensar en otras maneras de reaccionar que no te traerían problemas?

¿Hay una emoción que te hace daño cuando la ves en algún miembro de tu familia?

¿Hay alguna emoción que te hace bien? ¿Qué es lo que está pasando cuando tu hermano (papá, mamá) siente eso?

¿Crees que hay algo que tú puedes hacer para que no sientan lo que sienten?

Es importante recalcar siempre que cada individuo es responsable por lo que siente. El niño no puede cambiar el estado emocional de otra persona, pero puede hacerse responsable por las conductas que contribuyen a ese estado emocional.

Debe aprender la diferencia entre decir «Tú me haces sentir así…»; eso es culpar a la otra persona. Pero si se dice «Cuan­do pasa eso, o haces aquello, yo siento tal cosa…»; eso es nombrar la emoción que uno siente. No todas las personas reaccionan siempre de la misma manera frente a un determina­do acontecimiento. Cada individuo es dueño de su vida emocional.

Muchos niños se sienten culpables por las emociones expresadas por los miembros de su familia, especialmente sus padres. El maestro puede aliviarles la culpa y aclarar con firmeza la diferencia entre con­ductas y sentimientos.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Más Que Maestros”

Por Betty S. de Constance

Lee El Niño y su Familia 4

Lee El Niño y su Familia 5

Artículo anteriorEscuela Dominical – EL NIÑO Y SU FAMILIA 4
Artículo siguienteEscuela Dominical – EL NIÑO Y SU FAMILIA 2
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre