Maestros de Niños – El Niño y su Familia 5

 

Continuemos.

La Solución del Semáforo (Guía para la modificación de conductas)

Confeccionar un Cuaderno para el niño en cuyas hojas haya un semáforo, tal como lo presentamos a continuación:

  • Luz Roja: ALTO.

¿Cuál es el problema? Y ¿De quién es el problema?

  • Luz Amarilla: ATENCIÓN.

Piensa y escribe 3 alternativas para reaccionar frente a ese problema.

  • Luz Verde: ELIGE.

¿Cuál de las tres alternativas te parece que es la mejor para lograr cambios en esta situación?

  • Texto Para Memorizar.

 

Hacer fotocopias de la cantidad de páginas que desea utilizar con el niño. Si es una conducta común en él, que está queriendo modificar, puede preparar las hojas para una semana.

Para utilizar el cuaderno con el alumno:

A. Ponerse de acuerdo con el alumno sobre la conducta que necesita modificarse. Por ejemplo, puede ser su forma agresiva de relacionarse con su hermana en la casa.

 

B. Usando una página como ejemplo, explicarle cómo funciona el método del semáforo. La explicación puede ser algo así: Cuando vemos que hay situaciones en nuestras vidas que siempre terminan mal, con conflictos, con peleas, con retos de nuestros padres o con algu­na penitencia, nos damos cuenta de que debemos hacer algo para cambiar la situación. El semáforo nos puede ayudar en eso. Tú me dijiste que tu problema más grande son tus peleas con tu hermana. Vamos a suponer que ella ha entrado en tu pieza sin tu permiso y se ha llevado algo tuyo. ¿Cuál sería tu manera normal de reaccionar frente a eso? Enseguida estarían peleándose, ¿verdad? Ahora, miremos el semáforo.

La luz roja significa «¡Alto!». Antes de ir a buscar a tu hermana para pelear, te sientas con una hoja así y contestas estas dos preguntas: ¿Cuál es el problema? (Mi hermana me saca mis cosas.) ¿De quién es el problema? (Es de mi hermana porque lo hace siempre.) Si es el problema es de ella, tú solamente puedes cambiar la forma en la cual reaccionas frente al problema, ¿verdad?

Entonces, miremos la luz amarilla que dice «¡Atención!». Aquí debes pensar en tres alter­nativas para tu reacción frente a ella. Una es la de siempre: ir a pelearte con ella. ¿Cuál sería otra alternativa? No decir nada. Bueno, pero tampoco se soluciona nada, ¿verdad? Pero la puedes anotar como alternativa. ¿Cuál sería otra alternativa? Ir a buscarla y hablar con calma sobre por qué te molesta que te saque las cosas. ¿Le prestarías las cosas si ella te pidiera permiso para usarlas? Bueno, eso puede ser parte de lo que le dices, entonces.

La luz verde dice «¡Elige!». ¿Cuál de las tres alternativas te parece es la mejor para lograr cambios en esta situación? La tercera, ¿verdad? El hombrecito significa que puedes ir a llevar a cabo tu decisión sobre tu conducta. Por eso dice «¡Hazlo!». Puedes escribir el resultado de tu acción en el espacio y luego firmar la hoja.

Cada vez que comple­tas una parte del método del semáforo, puedes pintar la luz con el color que corresponde. ¿Qué te parece si te doy un cuaderno para una semana entera? La semana que viene nos podemos reunir y me lo traes para mostrarme cómo te fue con el método.

Antes de dejar el cuaderno con él, pedirle que complete los espacios de la tapa con la fecha, la consigna (ejemplo: resolver las peleas con mi hermana) y su nombre. Pedirle que lea en voz alta el texto y orar con él para que encuentre la ayuda que necesita en el Señor para su esfuerzo. La ventaja de este método es que el niño tiene oportunidad de asumir responsabilidad por sus conductas, además de comenzar a darse cuenta de que es posible manejar los conflictos de otra manera.

 

8. Orar.

El maestro debe terminar su encuentro pastoral con el niño orando con él. Es conveniente que tenga una «Libreta de Oración» donde puede anotar las peticiones especí­ficas que el niño ha compartido durante el encuentro sobre los problemas de su hogar. El maestro debe anotar lo que el niño le dicta y debe guardar absoluta confidencialidad frente a la información compartida.

Si el niño lo desea, puede orar él, por la situación que está enfrentando, pidiendo la ayuda de Dios para cumplir con los pasos acordados. Luego el maestro ora pidiendo por el problema del niño y por su familia.

Extracto del libro “Más Que Maestros”

Por Betty S. de Constance

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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