Clásicos Cristianos – En Qué se Muestra Cómo Empezar Cada Día con Dios 5

 

Continuemos.

Es verdad que todo tu deseo está delante de Dios; Él conoce tus necesidades y cargas, pero Él quiere conocerlas de ti; Él ha prometido ayudarte, pero su promesa ha de recibir un cauce, y como vemos de la casa de Israel en Ezequiel 36:37. Aunque no podemos darle nueva información con nuestras oraciones, le damos honor. Es verdad que nada de lo que podamos decir va a influir en Él, o será necesario para moverle a que nos muestre misericordia, pero lo que decimos puede tener una influencia en nosotros mismos y ayudarnos a estar en un estado receptivo en que recibamos la misericordia. Es una condición fácil y razonable para que nos dé sus favores: «Pedid y recibiréis.» Fue para enseñarnos la necesidad de orar para recibir su favor, que Cristo hizo esta extraña pregunta a los ciegos: «¿Qué queréis que os haga?» Él sabía lo que querían, pero los que quieren recibir sus favores tienen que estar dispuestos a decirles cuál es su petición.

Que ningún otro asunto te impida decirle a Dios lo que tienes que decirle. Quizá tenemos negocios de que tratar con un amigo, pero no podemos hacerlo porque no tenemos tiempo; tenemos otra cosa que hacer que es más necesaria, pero no podemos decir lo mismo de Dios, porque no hay la menor duda de que aquello que tenemos con Él es lo más necesario, ante lo cual toda otra cosa tiene que ceder. No es necesario para nuestra felicidad que seamos importantes en el mundo o que alcancemos grandes posesiones, pero es absolutamente necesario que hagamos la paz con Dios, que consigamos su favor y nos mantengamos en su amor. Por tanto, no hay asunto en este mundo que pueda ser excusa de que no estemos atentos a Dios, sino al contrario; cuanto más importante sea el negocio que tengamos con el mundo, más necesario nos es dirigirnos a Dios por medio de la oración para tener su bendición y tenerle a Él con nosotros. Cuanto más cerca permanezcamos de la oración, y de Dios en oración, más prosperarán nuestros asuntos.

Quisiera persuadiros ahora de que Dios ha de oír con frecuencia vuestra voz; «oíste mi grito; no cierres tu oído a mi grito de socorro». (Lamentaciones 3:56.) Éste es un signo de vida, aunque se «trate de gemidos indecibles» (Romanos 8:26). Háblale, aunque sea en un lenguaje entrecortado, como el de Ezequías: «Como la grulla y la golondrina me quejaba, gemía como paloma.» (Isaías 38:14.) Háblale con frecuencia, Él siempre está escuchando. Escúchale cuando Él te habla, presta atención a todo lo que te dice: Como cuando escribes la respuesta a una carta de negocios, la pones delante de ti; la Palabra de Dios tiene que ser la guía a tus deseos, y no esperes que te escuche si tú haces oídos sordos a lo que Él te dice.

Procura, pues, tener ocasiones frecuentes para hablar con Dios, y ten interés en que aumente tu amistad con él, procurando no hacer nada que le desagrade; y refuerza tu interés en el Señor Jesús, ya que sólo por medio de Él tienes acceso con confianza delante de Dios. Mantén tu voz afinada para la oración y que tu lenguaje sea puro, para que sea apto para invocar el nombre de Jehová. (Sofonías 3:9.) Y en toda oración recuerda que estás hablando a Dios, y deja claro que sientes reverencia y temor en tu espíritu; no te apresures con la boca, cuando hables delante de Dios, sino que toda palabra sea bien ponderada, porque Dios está en el cielo, y nosotros en la tierra. (Eclesiastés 5:2.) Y si Él no nos hubiera invitado y animado a hacerlo, habría sido una presunción incalificable que humildes gusanos pecadores como somos nosotros nos hubiéramos atrevido a hablar al Señor de la gloria. (Génesis 18:27.) Y procuremos hablarle con el corazón, con sinceridad, porque es por nuestras vidas y la vida de nuestras almas que estamos hablando delante de Él.

Hemos de dirigir nuestra oración a Dios. No sólo tiene que oír El nuestra voz, sino que hemos de dirigirnos a Él de modo mesurado y cuidadoso. «A Ti, ¡oh, Jehová!, levantaré mi alma.» (Salmo 25:1.) «Dirigiré a Ti mis afectos; habiendo puesto mi amor en Ti, a Ti lo dirigiré.» En el original dice sólo: «A Ti me dirigiré», pero la traducción dice muy bien: «A Ti, ¡oh, Jehová!, levantaré mi alma: dirigiré mi oración.» Esto es:

Cuando oro a Ti te dirijo mis oraciones; y concentro en ello mis pensamientos, aplico mi alma asiduamente al deber de la oración. Hemos de hacerlo de modo solemne; como aquellos que tienen algo de gran importancia en su corazón, que para ellos es de valor, y no lo tratan a la ligera. Cuando voy a orar, no debo ofrecer el sacrificio de los necios, que no piensan en lo que van a hacer o lo que han de sacar de ello, sino que he de decir las palabras de los sabios, que tienen un objetivo recto y claro en lo que dicen, y adaptan lo que dicen bien a él; nosotros hemos de tener como propósito la gloria de Dios y nuestra verdadera felicidad; y el pacto de la gracia está tan bien ordenado que Dios se ha complacido en unir sus intereses a los nuestros, de modo que al buscar su gloria real y efectivamente, buscamos nuestros verdaderos intereses. Esto es dirigir la oración como el que dispara una saeta al blanco directamente, y está apuntando con el ojo fijo y el pulso seguro. Esto es ocupar nuestro corazón en Dios a fin de desprenderlo de todo lo demás.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Cómo Incrementar Nuestra Comunión con Dios”

Por Matthew Henry (Año 1712)

Lee Cómo Empezar Cada Día con Dios 6

Lee Cómo Empezar Cada Día con Dios 7

Lee Cómo Empezar Cada Día con Dios 8

Artículo anteriorClásicos – Matthew Henry CÓMO EMPEZAR CADA DÍA CON DIOS 6
Artículo siguienteClásicos – Matthew Henry CÓMO EMPEZAR CADA DÍA CON DIOS 4
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre