dante-gebel-Jesus+ChristDante Gebel – Un Ejército Selecto

 

Nunca pude llevarme bien con las matemáticas. Mucho menos con los profesores que se empeñaban en enseñármelas.

«Si mi futuro esta en el ministerio -decía por aquellos años de secundaria- ¿De qué me sirve solucionar un problema de regla de tres compuesta?». Nunca nadie supo darme una respuesta lógica, pero lo cierto es que si no alcanzaba el promedio, tendría que rendir el exámen nuevamente. «Nos vemos en marzo, Gebel, y espero que venga preparado», decía entre dientes mi profesor mirándome por encima de los lentes y sonriendo como quien va a aplastar una cucaracha. Así funcionaba: no me entregarían mi certificado hasta hacer correctamente el exámen.
Así fue que me transformé en un matemático crónico. Si te estas sonriendo, es porque seguramente conocés a alguien en condiciones similares, quizás en la escuela del ministerio.

Así funciona el Reino, no podés pertenecer al escuadrón Z con la sola emoción de haber corrido al altar un domingo por la mañana.

Cuando uno entra a este selecto ejército, no nos entregarán el diploma ni nos graduaremos con honores sino obtenemos las mejores calificaciones. Unos tardarán años en graduarse; otros, unos pocos meses y algunos hasta se transformarán en «matemáticos crónicos». Es por eso que hay jóvenes que viven estancados en el mismo problema desde hace años, ese estúpido hábito oculto que no les permite graduarse.

Unos reciben medallas, otros pelean con una tonta debilidad crónica. Algunos transforman la sociedad, otros son silenciosos espectadores. La diferencia esta en no especular con el promedio, ni quedarse atrapado en la misma materia.

Es que, como dijera el Sargento negro de la legendaria película «Reto al Destino»: «-Esto no es para chiquilines, se trata de un ejército, y sólo sobreviven los mejores».

Desde que comenzamos este ministerio hemos tenido como lema ‘No ser un simple entretenimiento, sino un poderoso entrenamiento’, por eso, día a día, todo un selecto equipo de zelotes, volcamos lo mejor de nosotros en cada área. Hacemos cada cosa con el fin de destruir a ese estúpido hábito que no te deja graduarte. Queremos verte en las finales, queremos abrazarte el dia de los diplomas. No estamos jugando ni nos interesa entretenerte. Le tenemos mucha bronca al pecado y a su autor intelectual. Esto, mi viejo, es una guerra. Es que en la Generación Z no hay lugar para los grises. Sencillamente somos los hombres de blanco y portamos una Z dorada.

Dante Gebel, «Generación Z»

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