A22Devocional – ¿Qué Frutos Estoty Dando? 1

 

Pasaje clave: Juan 15:1-17.

 

¿Por qué Jesús fue tan categórico con este discurso destinado a sus discípulos?  ¿Por qué a líderes, a personas supuestamente maduras se nos de esta premisa con tanta insistencia?  ¿Tendremos los pastores o líderes que volver a considerar vez tras vez y momento tras momento nuestra “permanencia en Jesús”? 

Esta palabra de Jesús se ha renovado en mi corazón en un tiempo justo.  Es que me gustan los resultados; el trabajo raramente me cansa, por el contrario, la acción me incentiva a más acción. Creo tener una personalidad auto-motivada. Me gusta ver que la cosa funcione, que la iglesia marche, que los ministerios traigan resultados excelentes, que hayan más discípulos cada mes, que los hogares sean restaurados, que se creen nuevos ministerios que atiendan a las necesidades reales de la gente, que como iglesia demos respuestas a las preguntas de nuestra sociedad, que tengamos injerencia en las diversas problemáticas socioculturales, en una palabra: anhelo “frutos”.

Pero cuando ya sabemos lo que hay que hacer y en el momento en el que hay que hacerlo, va creciendo también un riesgo de altísimo poder destructivo: “la independencia de Dios”.

Los discípulos del Señor están en su etapa final de entrenamiento.  Ya le han tomado la mano al asunto.  Han visto suficiente, han aprendido más que lo necesario, han ministrado personalmente con altísimos resultados, se ve claramente un mover de Dios y ellos han sido parte de la fuerza de la inercia.  Es en este punto donde Jesús debe ponerles sobre aviso.  Escuchemos nuevamente a Juan describirnos con detalles esta palabra. Leamos la Biblia en Juan 15:1-17.  No sigas este artículo sin leer nuevamente el pasaje.

Quizá por vivir en tierras donde la vid, la uva y el vino son fundamentales para la industria madre de mi ciudad en Mendoza, Argentina, este ejemplo de Jesús se me hace más sencillo comprenderlo. 

Quiero sugerirte tres puntos determinantes de este mensaje de Jesús en Juan 15:

 

1.  Fui creado para llevar mucho fruto

Ya sabemos que frutos puede entenderse de al menos tres maneras:

El fruto de personas que son traspasadas de muerte a vida; los llamamos frutos de conversiones. ¿Hay fruto en la iglesia, hubo frutos en la campaña? ¿Tuvo frutos la predicación que hiciste?  Estamos hablando de personas convertidas. 

Hay otro tipo de frutos que el Nuevo Testamento los va hilando permanentemente: las buenas obras.  Es fruto el vaso de agua entregado, el joven que visitaste en el hospital o en la cárcel, la ayuda que brindaste a tu familia en tiempos especiales.

Y el otro tipo de fruto es el que provoca en mí la llenura del Espíritu Santo tan magníficamente descripto en Gálatas 5:23, el fruto de un carácter similar al de Jesús

¿Siempre los frutos son frutos?

Cierta vez llegué a casa de un amigo y le pregunté si podía comer un poco de uva que estaba en su mesa.  Ante su aprobación, con cuidado lavé el racimo, lo dejé un rato bajo el agua fría y cuando me lo llevé a la boca, descubrí que era un adorno de un plástico que increíblemente simulaba el fruto verdadero.  Pasaron muchos meses en el que mi amigo me preguntaba graciosamente: ¿quieres un poco más de uva?  Allí descubrí este sencillo principio: “no toda fruta es fruto”.

Muchas de mis acciones un día pasarán el fuego de Dios y serán quemadas, porque no he construido con materiales permanentes (1° Corintios 3:13).  Es más, muchas de las buenas obras (como predicar, sacar demonios en su nombre) serán consideradas como malas por nuestro Padre celestial (Mateo 7:22-23).  ¿Cuál es el secreto? 

Creo que la diferencia radica en el propósito del fruto.  Solo es fruto que proviene de la vid verdadera, el que da Gloria al Padre.  El que permite la exaltación de su persona y no la mía ni la de mi ministerio.  Tengo temor cuando veo la gran promoción de nuestras iglesias y ministerios, que estemos buscando la autoexaltación de nuestras propias vidas.  Pero en este pasaje claramente Jesús dice en el vs.8  “Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos”. Cuando el Padre no es claramente glorificado, se trata de frutas de plástico.  Y créanme que el labrador viene a buscar frutos de SU VID. (CONTINÚA…)

 

Por Juan Carlos Gervilla

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