Devocionales Cristianos – El Enojo de Fe

 

¿Cuántas veces te enojás al día? ¿Y qué hacés con todas las veces que te enojás?

¿Se te pasa al momento o tratás de cambiar lo que te molestó, lo que hizo que te sintieras de ese modo?

En una oportunidad, Jesús estaba en la sinagoga un día sábado y se encontraba allí un hombre con una mano paralizada, seca. Sabiendo que los legalistas creían que no se podía sanar en un día sábado, Jesús llamó al hombre delante de la congregación y preguntó: “¿Está bien o mal ayudar a alguien en día sábado?”. Nadie respondió, entonces Jesús se enojó.

Cada vez que nos enojamos, activamos una emoción que genera en nuestro cuerpo adrenalina, sustancia que hace que nos sintamos fuertes y poderosos.

El término utilizado en esta historia para definir “enojo” significa: emoción con furia; es decir, Jesús estaba furioso. Se enfureció cuando vio la insensatez de los religiosos, de aquellos que no amaban a la gente sino a los ritos.

En consecuencia, Jesús le dijo al hombre: “Extiende la mano”, y lo sanó.

La furia y su enojo lo llevaron a realizar el milagro, a reparar lo que estaba seco, trayéndole libertad al enfermo.

Con esto podemos decir que todo enojo puede venir e irse fácilmente si sabemos accionarlo a favor de un cambio. Sin embargo, cuando nos enojamos y nos enfurecemos, pero no hacemos nada, el enojo durará por horas, días, haciendo que el mismo crezca y se arraigue en nuestra vida.

La furia llevó a Jesús a realizar un milagro.

Pensá por un momento, ¿a qué te lleva tu furia? ¿A destruir o a construir? ¿A bendecir o a maldecir? ¿A sanar o a gritar y volverte loco? ¿A huir o a cambiar lo que está mal? ¿A atarte al otro o a liberarte de él?

No hay problema en enojarse, lo importante es que el enojo modifique nuestro enfoque para cambiar así las cosas que no funcionan y traer bendición de Dios.

¿Sabías que todo aquello que te enfurece es a lo que Dios te llamó?

Jesús estaba enfurecido con la enfermedad, por eso sanaba a los enfermos.

Todo aquello que detestás, que te enoja, es el llamado que Dios hace a tu vida para sanar, bendecir y edificar.

Enojate como lo hizo Jesús, por cosas importantes, no te detengas en los detalles.

  • Si te enoja el legalismo… Liberá a las personas que están presas de él.
  • Si te enoja la enfermedad… Orá por los enfermos, ungilos con aceite, batallá en su contra, activá el don de sanidad que está en vos.
  • Si te enoja lo que el diablo hace… Predicale a la gente y arrebatala en el nombre de Jesús.
  • Si te enoja la injusticia laboral… Sé jefe.
  • Si te enoja la pobreza… Prosperá.

Hay mucha gente que no prospera porque no se enoja contra la miseria. Vivió en pobreza durante toda su vida, hasta hoy guarda el recuerdo de no tener para comer en su infancia pero nunca se ha rebelado en su contra; jamás declaró: “Voy a ser rico en el nombre del Señor y ayudaré a los pobres cuando tenga dinero”. Esto es enojo divino.

Si no te enojás así, no sólo guardarás el recuerdo de lo que te molesta sino que también lo alimentarás de queja. ¿O no notaste que seguramente, de aquello que te molesta, te vivís quejando, en vez de modificarlo de una vez y para siempre?

Enojate como lo hizo Jesús, por cosas importantes. El Reino de Dios lo arrebatan los valientes, es decir, los enojados de fe.

Enojate contra todo lo que Satanás hizo en tu vida, en tu casa, en tus hijos. No pierdas más tiempo, poné punto final, contale los días que le quedan.

Rodeate de gente que se enoje con fe, con un objetivo en mente, con el fin de cambiar la situación. Ya sabemos que todos nos enojamos, pero no todos nos enojamos por una buena razón.

Sin ir más lejos, los fariseos también se enojaron, no les gustó para nada lo que hizo Jesús. Pensaban: “¿Quién se creía este Jesús para venir a cambiar las cosas de la manera en que lo hizo?”. Por eso dijeron: “Matemos a Jesús”.

Siempre será echado a un lado aquél que se atreva a revertir las cosas, pero vos estás hecho para que aún en medio de aquellos que te hagan a un lado, aún en medio de los que buscan destruirte, tu enojo logre revertir la situación.

Si te enojaste con fe, como lo hizo Jesús, obtendrás sus mismos resultados. Entonces… ¿qué vas a hacer?, ¿destruir o traer solución?

Si te sentís cansado es porque no estás poniendo tus fuerzas en el lugar correcto.

Es hora de trabajar en todo aquello que querés modificar. Dios nos dio todo para hacerlo crecer y así avanzar cada día un poco más.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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