Quizás nunca te llamó la atención, pero a mí sí. Cada vez que veo un perro muerto noto que su lengua está salida de su boca, como una señal inequívoca de su deceso. Parece que al morir su lengua se mueve y se sale de su boca… ¿Lo notaste?

Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hace diferencia entre los egipcios y los israelitas. (Ex.11:7).

Dios en este pasaje está hablando de juicio, que morirá el primogénito de cada familia y de cada especie, no importa si es hijo de faraón, de un esclavo, de un hombre, de una bestia, o de un perro. En la antigüedad los perros eran animales poco apreciados, por eso Goliat le dijo a David: ¿Soy yo perro… bla, bla? Dios le dice a Moisés que de Egipto morirá todo, que el juicio alcanzará a todos pero del pueblo de Israel, Dios cuidará hasta los perros y esta será la diferencia entre los que tienen Dios y los que no lo tienen, el juicio no los tocará.

En esta mañana alabo a Dios porque no me alcanzará el juicio. No me alcanzará a mí, ni a mis hijos, ni al London (mi perro)… ¿es insignificante? No, Dios dice será tu casa íntegra librada del juicio. La sangre aplicada de Cristo en mi vida, me mantiene a salvo del juicio que viene sobre la tierra.

Viene un juicio sobre la tierra, ayer hablamos de lo que pasa con los recursos de los que no temen a Dios… hoy notemos lo que ocurre en la tierra, en las casas, Dios ha determinado quebrantar la soberbia humana, pero este juicio tiene un límite y es el temor de Dios. Dios cuida a los que le temen. Dios respeta a los que le respetan. Y ese cuidado es tan grande que alcanza hasta a sus perros, no moverán su lengua…

¿No fue temor lo que exhibió el rey de Nínive? El ayunó, sus sirvientes ayunaron y aún los animales ayunaron… Por ello Jesús dijo: Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque a la predicación de Jonás se arrepintieron, y he aquí más que Jonás en este lugar. (Lc.11:32).

El temor de Dios desactiva el juicio. Hoy alabo a Dios, porque soy libre de juicio y el cuidado de Dios está sobre los míos, mi única ocupación es temerle, luego Él se ocupa de mí. Estoy tranquilo… mientras escribo esto London está dormido… no sé si lo sabe pero su lengua no caerá hacia un costado por un juicio debido a mi error, hasta él está a salvo gracias a lo que Jesús hizo por mí.

Por Daniel Cattaneo

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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