“Y dijo Dios a Salomón: Por cuanto hubo esto en tu corazón, y no pediste riquezas, bienes o gloria, ni la vida de los que te quieren mal, ni pediste muchos días, sino que has pedido para ti sabiduría y ciencia para gobernar a mi pueblo, sobre el cual te he puesto por rey, sabiduría y ciencia te son dadas; y también te daré riquezas, bienes y gloria, como nunca tuvieron los reyes que han sido antes de ti, ni tendrán los que vengan después de ti”. (2 Crónicas 1.11-12)

Esta es una de las claves para ser bendecidos por Dios, prosperar y progresar en todas las áreas de la vida. Salomón nos da un ejemplo de cómo buscar primeramente el Reino de Dios y recibir el resto de las cosas por añadidura, como enseña Jesús.

Al pedirle al Señor mayor inteligencia, capacitación, tener recursos económicos, desarrollar una posición en la vida, debemos hacerlo en función de Reino. Es decir, pedirle a Dios todo esto para, ante todo, servirle a Él y extender su Reino, sabiendo que por añadidura el Señor también permitirá que nos desarrollemos en lo personal.

La clave también radica en que cuando recibamos estas cosas no nos olvidemos el motivo original por el cual se las hemos pedido a Dios; que era el de honrarlo a Él en primer lugar.

La claridad en este tema será fundamental no solo para progresar, sino también para realizarnos en esta vida sirviendo a Dios y al prójimo.

Este principio se debe traducir de forma concreta de la siguiente manera:

  • Señor, dame la casa propia para que mi casa y yo sirvamos a Jehová.
  • Señor, dame mayores ingresos para poder sembrar más en tu Reino.
  • Señor, dame un vehículo para poder utilizarlo en tu obra.
  • Señor, dame una profesión para servir primeramente en tu Iglesia.
  • Señor, dame una familia para que podamos honrarte en ella.
  • Señor, dame una posición social para poder testificar en ese ámbito.

Cuando vos pedís todas las cosas en función de Reino, Dios te las concederá, primero, para la extensión de su Reino, pero también para tu propio crecimiento y desarrollo. Esto es lo que sucedió con Salomón, no solo recibió todo lo que le había solicitado a Dios para su Reino, sino que aun fue sorprendido con cosas que ni siquiera había pedido.

Abrite a este principio y también vos podrás experimentar toda la abundancia y la bendición del Señor obrando a tu favor.

Yo bendigo tu vida para que siempre puedas buscar primeramente el Reino de Dios y su justicia y llegue a tu vida y a la de tu familia toda añadidura.

Por Daniel González

Artículo anteriorDevocional Diario – DOS FORMAS DE ENFRENTAR LA REALIDAD
Artículo siguienteDevocional Diario – HIJOS HONRAR A LOS PADRES…
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. Tiene razon , pedimos pero nos olvidamos que debemos pedirle todo a Dios para honrarlo y dar un buen testimonio a los demás

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre