Devocionales Cristianos – Se Permite Volver a Soñar 2

 

Continuemos.

Y si una hubiera levantado sus brazos en señal de frustración mientras gemía: «Estoy cansada de ser la única que demuestra interés. Esta vez, para variar, que sea Andrés quien haga algo. Que demuestre Natanael un poco de sus dotes de líder».

Ya sea que hayan sufrido esta tentación o no, me alegra que no hayan abandonado su propósito. Eso habría sido trágico. Pues verá, nosotros sabemos algo que ellas no sabían. Sabemos que el Padre estaba mirando. María y María pensaban que estaban a solas. Pero no era así. Pensaban que su travesía pasaba inadvertida. Estaban equivocadas. Dios lo sabía. Él las estaba mirando al subir por la montaña. Él medía sus pasos. Él se sonreía al ver sus corazones y se emocionaba por su devoción. Y les tenía preparada una sorpresa. (Mateo 28.2–4).

¿Por qué el ángel removió la piedra? ¿Para quién hizo rodar la piedra?

¿Para Jesús? Eso es lo que siempre pensé. Simplemente suponía que el ángel había removido la piedra para que Jesús pudiese salir. Pero reflexione acerca de eso. ¿Era acaso necesario que la piedra fuese removida para que Jesús pudiera salir? ¿Necesitaba Dios alguna ayuda? ¿Se encontraba el vencedor de la muerte debilitado al punto de no poder desplazar una piedra de un empujón? («Oigan por favor, ¿podría alguno de allá afuera mover esta piedra para que yo pueda salir?»)

No lo creo. El texto da la impresión de que ¡Jesús ya había salido cuando fue removida la piedra! En ningún lugar de los Evangelios dice que el ángel quitó la piedra para Jesús. Entonces… ¿Para quién fue desplazada la piedra?

Escuche lo que dice el ángel: «Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor» (v.6).

La piedra no fue removida para Jesús sino para las mujeres; no para que Jesús pudiese salir, ¡sino para que las mujeres pudiesen mirar hacia adentro!

María mira a María y María ésta sonríe de la misma manera que lo hizo cuando los panes y los peces seguían saliendo de la cesta. La vieja pasión se inflama. Repentinamente está permitido volver a soñar.

«Id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis» (v. 7).

María y María no tienen necesidad de que el mensaje sea repetido. Giran sobre sus talones y comienzan a correr en dirección a Jerusalén. La oscuridad se ha ido. Ha salido el sol. El Hijo se ha levantado. Pero el Hijo no ha terminado.

Aún les aguarda otra sorpresa.

«He aquí Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán» (vv. 9–10).

El Dios de las sorpresas se manifiesta otra vez. Es como si dijese: «Ya no puedo seguir esperando. Vinieron hasta aquí para verme; les voy a caer de sorpresa».

Dios le hace eso a los que le son fieles. Justo en el momento que la matriz se vuelve demasiado vieja para concebir, Sarai queda embarazada. Justo en el momento que el fracaso excede a la gracia, David es perdonado. Y justo en el momento que el camino es demasiado oscuro para María y María, el ángel reluce, el Salvador se hace ver y las dos mujeres nunca volverán a ser las mismas de antes.

¿La lección? Tres palabras. No se rinda.

¿Está oscuro el sendero? No se siente.

¿Está largo el camino? No se detenga.

¿Está negra la noche? No abandone.

Dios está mirando. Sin saberlo usted, es posible que en este preciso instante le esté diciendo al ángel que quite la piedra.

Tal vez el cheque esté en el correo.

Quizás una disculpa esté en proceso de elaboración.

A lo mejor el contrato de trabajo está sobre el escritorio.

No abandone. Pues si lo hace es posible que se pierda la respuesta a sus oraciones.

Dios aún envía ángeles. Aún remueve piedras.

Extracto del libro “Todavía Remueve Piedras”

Por Max Lucado

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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