Clásicos Cristianos – En Cristo los Creyentes Somos Uno.

 

Pasaje clave: 1º Corintios 12:13.

Después que un nuevo creyente ha recibido la imposición de manos, ha pasado a formar parte de la iglesia y se encuentra bajo la autoridad de Cristo, debe ver la unidad de los creyentes en el Cuerpo de Cristo. En otras palabras, debe estar consciente de que todas las diferencias han sido abolidas. Esto quiere decir que no debiera haber distinciones entre los creyentes que han llegado a ser uno en Cristo.

1º Corintios 12:13. El uso de la expresión sean en este versículo, denota la abolición de toda diferencia. En el Cuerpo de Cristo no se da cabida a las diferencias que se hacen en el mundo. Todos fuimos bautizados en un solo Espíritu y en un solo Cuerpo, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

Gálatas 3:27-28. Estos versículos nos dicen que en Cristo todos nosotros, somos uno. Somos personas revestidas de Cristo; en el texto original la palabra revestidos no tiene tanto el sentido de “vestir” sino más bien, de “cubrir”. Todos nosotros fuimos bautizados en Cristo y estamos revestidos de Cristo. Puesto que en Cristo todos fuimos hechos uno, en Él no hay judío ni griego, esclavo ni libre, varón ni mujer. Esto quiere decir que nuestra unidad en Cristo abolió todas nuestras diferencias del pasado.

Colosenses 3:10-11. Este pasaje bíblico también afirma que ya no hay distinciones entre los creyentes. Gálatas 3:28 dice que: “No hay…”, y estos versículos también nos dicen que: “No hay…”. No puede haber distinciones porque estamos revestidos del nuevo hombre. Nosotros recibimos al nuevo hombre y fuimos incorporados a él, el cual fue creado conforme a la imagen de Dios. Tal imagen no permite que haya griegos ni judíos, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro, escita, esclavo ni libre; pues Cristo es el todo, y en todos. Por tanto, todos los creyentes son uno, han llegado a ser una sola entidad.

Basándonos en estos pasajes de las Escrituras, podemos ver que todos los creyentes somos uno en Cristo y que todas nuestras diferencias fueron abolidas. Este hecho constituye la base sobre la cual la iglesia es edificada. Si al unirnos al Señor y a la iglesia trajéramos con nosotros nuestras diferencias terrenales, traeríamos corrupción a la iglesia y perjudicaríamos las relaciones entre los hermanos y hermanas.

Tenemos que comprender que todos fuimos hechos uno en Cristo. Nuestras antiguas distinciones ya no tienen cabida entre nosotros si estamos en el Señor. No hay distinciones en el nuevo hombre ni en el Cuerpo de Cristo. En los versículos al inicio de este capítulo vemos cinco pares de contrastes, pero en realidad se mencionan seis diferencias.

Primero, está la distinción entre griego y judío. Después, la distinción entre esclavo y libre. Enseguida, se mencionan las diferencias que hay entre varón y mujer, bárbaros y escitas y, finalmente, entre la circuncisión y la incircuncisión. Según el apóstol Pablo, independientemente de las diferencias que puedan existir entre los hombres, nosotros todos fuimos hechos uno en Cristo.

En este mundo, lo que más le importa a una persona es la posición o estatus que ocupa. Si yo soy cierta clase de persona, tengo que vivir en conformidad con mi condición social o estatus. Pero si verdaderamente somos cristianos, todas estas consideraciones deberán desaparecer. Si al unirnos al nuevo hombre, traemos con nosotros nuestra posición y nuestro estatus personal, haremos del nuevo hombre, uno viejo, porque estas diferencias pertenecen al viejo hombre. Por tanto, al venir a la iglesia, tenemos que abandonar todas estas cosas.

Extracto del libro “Mensajes Para Edificar a los Creyentes Nuevos”

Por Watchman Nee

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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