Devocionales Cristianos – La Fe Viene a Través de Quien me Enseña

 

¿Sabías que estamos inscriptos en la escuela de Jesús?

Cuando aceptamos a Jesús en nuestras vidas, Dios nos inscribe en Su escuela para enseñarnos, para entrenarnos en la fe, en sus sueños.

Sin embargo, siempre que quieras ser entrenado habrá problemas. Todas las personas que fueron entrenadas por Dios, pasaron por problemas.

Estamos inscriptos en la escuela de Jesús.

Ahora bien, cuando solamente podés ver tus problemas, vivís y respirás el problema, estas situaciones difíciles te parecerán lo peor que te pueda pasar en la vida. Sólo cuando tomes distancia de ellos y seas entrenado, todo problema te parecerá pequeño. Por eso, tomá distancia de estas circunstancias, no des más vueltas a su alrededor y te aseguro que vas a encontrar la solución.

En una oportunidad, Jesús asistió a una fiesta en Caná, ceremonia en la cual se habían quedado sin vino.

María, la madre de Jesús, apenada por esa situación le dijo: “Señor, no hay más vino”. A lo que Jesús le respondió: “Tranquila mujer, (una expresión de la época) cuando venga la hora todo estará arreglado”.

Les indicó: “Junten tres tinajas con agua”, y el agua fue cambiada en vino.

En otra oportunidad (Juan 21:5-7), siete de sus discípulos estaban pescando frustrados, amargados, porque Jesús había muerto y su Maestro ya no estaba más con ellos, pero en ese momento, Jesús resucitado se les apareció diciendo: “¡Tiren la red para el otro lado!” Lo hicieron y sacaron 153 peces.

Luego Jesús les dio de comer (Mateo 26:25-27), y con este acto les estaba diciendo: “Coman de mí, Yo soy el pan, Yo soy el agua, Yo soy el muro, Yo soy la comida”.

La Biblia es el alimento y la comida es el que te enseña.

“La fe es una semilla, es comida”; dice la Pala­bra.

¿De qué te alimentás? ¿Qué estás comiendo? ¿A quién estás escuchando?

No recibas cualquier alimento, no leas cualquier literatura. Vigilá qué comés.

Cuando Adán y Eva dijeron: “Estamos desnudos”, Dios les dijo: “¿Quién les enseñó que estaban desnudos?”

Los que te enseñan pueden mostrarte tu desnudez o la gloria de Dios; pueden tomar tu vida, transmitirte cosas malas y hasta matar tu fe.

No oigas a todo el mundo ni te dejes enseñar por cualquiera.

Entrenamiento no significa encerrarse en un seminario veinte años de la vida, aislándose de todos, para salir y ser alguien que no sabe adónde tiene que ir.

Nosotros tenemos que ser como Pedro y Juan, ellos caminaron cuarenta días con Jesús después de resucitado, y donde iban impartían su entrenamiento, volvían a dar entrenamiento y volvían a recibir entrenamiento.

La fe te acompaña donde la razón te abandona. Por eso, es que debés ser entrenado en tu espíritu, porque el alma te acompaña hasta el día de la prueba pero la fe, te acompaña más allá del día malo.

Las emociones te acompañan y te hunden en el momento de dolor, pero la Fe es lo que te levanta y dice: “He caído pero me vuelvo a levantar, siempre Dios abrirá una puerta, Dios está conmigo, nada me separa de Su amor”.

Si no soy entrenado en oír a Dios, siempre haré cosas que Dios nunca me dijo y después… lloraré las penas.

El libro de 2º Co.4:7 dice: “Estamos atribulados en todo, más no angustiados; estamos en apuro, más no desesperados; estamos perseguidos, más no desamparados; estamos derribados, más no destruidos”, ¿qué quiere decir?

Pablo está haciendo un contraste entre el alma y el espíritu. Está diciendo: “en mi alma yo estoy atribulado, pero mi espíritu no está angustiado; en mi alma, en mis emociones yo estoy en apuro, pero mi espíritu no está desesperado; mi alma está perseguida pero mi espíritu no está desamparado; mi alma está derribada, pero mi espíritu no está destruido”.

Pablo está diciendo: “Me pasa una cosa por la cabeza, pero me pasa otra muy distinta por el espíritu”.

Hechos 6:7 dice: “Y crecía la Palabra y el número se multiplicaba”.

Si la Palabra crece en mi espíritu, todo lo de afuera se multiplicará. Si la Palabra crece en tu interior, siempre tu exterior se multiplicará.

La Palabra es una semilla, y vos tenés que hacer que esa Pala­bra crezca.

FE es la manera en que Dios te entrena para hacer cosas grandes para Él.

Extracto del libro “60 Principios de Fe”

Por Bernardo Stamateas

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