Comparta su lucha.

Una carga compartida es una media carga. El error más frecuente es creer que debemos pelear solos la batalla de la integridad sexual. Frecuentemente nos reunimos con los miembros del consejo pastoral de la iglesia para charlar con ellos de “todo”. No lo hacemos para controlarlos, sino para ayudarlos. Rendir cuenta es la clave principal del asunto. Necesitamos un confidente, una persona con quien podamos conversar con sinceridad y en privado. Como saben que llegará el día en que le preguntaremos cosas profundas, ellos tienen una presión extra para mantenerse puros sexualmente. He aquí algunas preguntas que podrían ayudarle:

– ¿Cómo está su relación con Dios? ¿Dedica tiempo diario a la lectura bíblica y a la oración?

– ¿Cuánto hace que no pasa un tiempo a solas con su cónyuge? ¿Cómo está su comunicación familiar? ¿Agenda tiempo semanal para charlar con sus hijos?

– ¿Se ha sentido tentado a ver imágenes eróticas mientras navega por Internet? ¿Cuáles han sido sus pensamientos más recurrentes en este último tiempo?

– ¿Ha estado chateando o enviándose mensajes sugestivos con personas del otro sexo?

Cualquiera de estas cosas pudieran ser advertencias de una relación impropia. Howard Hendrichs dice que a menudo las mejores preguntas para hacer en el grupo son las que menos queremos responder. El mismo autor sugiere agregar a la lista una pregunta más: “en sus respuestas a cualquiera de las preguntas previas, ¿ha mentido?”.

Esta simple sugerencia para evitar la tentación sexual podría producir resultados sorprendentes.

  1. Rechace la tentación al comienzo.

Un antiguo adagio latino dice: “principiis obsta” que significa “resiste al comienzo”. La morosidad hace que la tentación vaya cobrando fuerza en nuestro interior, debilitándonos espiritualmente hasta hacernos ceder.

Gran parte de nuestras caídas se deben a que no nos oponemos con un “no” rotundo al atractivo de la tentación, manteniendo una secreta complicidad con el pecado que no nos decidimos a abandonar. Guillermo Hendriksen dice: “la tentación debiera ser arrojada inmediatamente y en forma decisiva. Perder tiempo es mortal. Las medidas tomadas a medias causan estragos”.

  1. Huya de la fornicación.

Un pastor amigo, que tiene el privilegio de viajar por todo el mundo predicando el evangelio, ha adoptado una estrategia sabia para evitar la tentación. Al llegar a la habitación de su hotel, lo primero que hace antes de desempacar sus cosas es poner una toalla sobre el televisor y colocar su Biblia encima de ella. Transforma ese sitio en su altar privado a Dios.

No podemos evitar todos los estímulos sexuales, pero podemos evitar que echen raíces en nosotros. Martín Lutero decía: “no podemos evitar que los pájaros vuelen sobre la cabeza, pero podemos evitar que ellos hagan nido en nuestros cabellos”. Un autor dice: “si estás a dieta, no vayas a una confitería”. Manténgase alejado de los sitios que lo tienten a codiciar. Saque su computadora de su habitación y póngala a la vista de todos en su casa. Si es necesario, póngale una contraseña que sólo un familiar conozca. Recuerde que nuestra primera tarea no es resistir, sino huir. Huya de la tentación, así como también de la compañía de aquellos que pueden hacerlo caer en el lazo de la seducción. Mateo 16:1-4 comienza diciendo: “vinieron los fariseos y saduceos para tentarle…” y termina diciendo: “y dejándolos (Jesús), se fue”.

José fue un joven que enfrentó con éxito la presión sexual. Se necesita gran valentía y una profunda convicción de temor a Dios para resistir tal embate y tal presión, pero José lo hizo huyendo: “…él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió”, Génesis 39:12.

Pablo en 1ª Corintios 6:18 dice:huyan de la inmoralidad sexual…” NVI. Igualmente a Timoteo le recomienda:huye de las malas pasiones de la juventud…”, 2ª Timoteo 2:22 NVI.

Contra el diablo, el consejo bíblico es resistir y él huirá; contra la flaqueza espiritual, Jesús nos exhortó a velar; pero contra el pecado sexual, el mandamiento es huir.

De ningún otro pecado la Biblia nos manda a huir sino de la idolatría y de la fornicación, 1ª Corintios 10:14 y 6:18. En otras palabras, cuando se trata de tentaciones sexuales, dice Dios, sea un cobarde.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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