Estudios Cristianos – Consecuencias del Bautismo del Espíritu Santo 2

 

Continuemos.

C. Gálatas 5:16-17, 25. La persona espiritual, bautizada por el Espíritu Santo, no es la persona que «trata de ser espiritual», sino la que ha cedido al Espíritu Santo el control total e incondicional de su propia vida. Nadie puede vivir la vida de Cristo, sino Cristo mismo. Cristo debe vivir su vida en nosotros. Algunos creyente sinceros, pero equivocados, dicen: «Señor, he resuelto consagrar mi ego tan sólo a ti. Voy a uti­lizar todo mi ego para ti. Ahora, Señor, podrás disponer libremente de mi ego». Pero el Señor no quiere que le ofrendemos nuestro ego. No le sirve. Para él, nuestro ego ya está muerto y él no quiere esa clase de cadáver. (Romanos 6:6,11-14).

Dios quiere que nosotros nos consideremos muertos, como él nos ve muertos, crucificados juntamente con Cristo. Nuestro ego ha sido sustituidos ahora está Cristo (Gálatas 2:20). El fruto del Espíritu Santo es la vida de Cristo en nosotros. Esa es la mejor evidencia de un real bautismo del Espíritu.

 

3. Consecuencias del Bautismo del Espíritu Santo.

Diremos que una inmediata consecuencia del bautismo del Espíritu Santo es la conciencia de la muerte del ego. Otra vez, Gálata 2:20. Un ego muerto es igual que un cadáver: no se ofende ante la crítica, no se enorgullece ante los elogios. Es un ego en el ataúd. Ya no vive. El que vive allí es Cristo, eso se nota, a pesar de las imperfecciones de la naturaleza humana. Siempre fracasarán los líderes hipersensibles, los que no saben sobrellevar con humildad los elogios y los que se amargan ante cualquier agravio, real o imaginario.

Las emociones del líder bau­tizado por el Espíritu Santo han sido entregadas a Dios, y ya no pertenecen al ego. El líder de un grupo de crecimiento es el que muestra, con los hechos y a través de años, que la vida de Cristo se expresa en su propia vida.

El líder bautizado por el Espíritu Santo encuentra que, a través de él, el Señor muestra las características de las personas que están a su alrededor. El Dr. Neighbour comenta los siguientes aspectos, siguiendo los estudios efectuados por una especialista en problemas emocionales, la Dra. J. Hart, de Houston, una mujer llena del Espíritu. Y sugerimos que cada alumno reflexione:

La persona que no permanece en contacto con Dios, hace que se frustre el propósito básico de Dios para su vida. Ante esa frustración, quedan sólo dos reacciones: la lucha o la huida (ambas como actitudes carnales).

A. La lucha se manifiesta por medio de enojo, agresión (o agresividad), descontento consigo mismo, aversión (o antipatía) hacia la gente.

B. La huida se evidencia por medio de ansiedad, inseguridad, hostilidad. Estas reacciones de 1ucha y huida pueden expresarse a través de dos actitudes:

  • «Yo no soy bueno», que produce culpabilidad acentuada, estados depresivos y alejamiento de la gente.
  • «Tú no eres bueno», que lleva a ver al mundo entero como corrompido, o adverso, a los demás como hipócritas y a sí mismo como perseguido o rechazado.

Ante esas reacciones/actitudes, el líder bautizado por el Espíritu Santo actúa a través de los grupos de crecimiento, haciéndolos funcionar como grupos de contacto con tales personas, de la manera práctica que veremos en las cuatro lecciones venideras.

El Cristo que está en nosotros se pone en contacto, por nuestro intermedio, con aquellos que se ponen a nuestro alcance. (Ver Romanos 15:17,18,19).

Por Dr. Ralph W. Neighbour

Adaptado por Samuel O. Libert

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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