Estudios Cristianos – La Meditación 2

 

Continuemos.

Me pregunto «¿cómo habrá sido la meditación en Dios de Enoc? También pudo captar el paso de Dios que luego lo llevó con El (Gen. 5.24). Era la costumbre del patriarca Isaac, nos dicen las Escrituras que salió a meditar al campo (Gen. 24.63).

Fue una orden impartida a Josué: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él…» (Jos.1:8). La Biblia está llena de personajes a los que les era común la meditación, que coincide con el hecho de que fueron usados grandemente por Dios.

Definición: Meditar según el diccionario es «aplicar todo el ser a la consideración de una cosa y discurrir sobre los medios de conocerla y conseguirla».

La meditación cristiana es un ejercicio de la mente espiritual con triple Propósito:

1. Quitar todo obstáculo que impida recibir la herencia que Dios nos dio en Cristo.

2. Quitar todo lo que impida la expresión de la vida de Jesús en nosotros.

3. Los que entran en esta disciplina es porque desean el cumplimiento en sí mismos del principal mandamiento: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas (Mr.12:30).

 

De los Conceptos a la Experiencia: Propósito de la Meditación.

Hay conceptos tan razonables para la fe, pero ilógicos para el sistema de este mundo que solo, se mantienen vigentes y activos si hay meditación en ellos por ejemplo: la gracia de Dios, la guía, del Espíritu, el reinado y soberanía de Jesucristo sobre todo orden, la palabra de Dios como verdad absoluta, las riquezas en gloria, en Cristo Jesús, la supereminente grandeza de su poder, morir en Cristo, resucitados juntamente con El, la vida escondida con Cristo en Dios, la segunda venida de Jesucristo, el cielo, etc.

Estos conceptos casi nunca se cuestionan pero tampoco entusiasman, aun los damos por sentado. Es en medio de la meditación donde el concepto entra el campo de la experiencia. Estas son las cosas de arriba que menciona Pablo donde nos dice que «pongamos la mira (pensemos, meditemos) no en las de la tierra» (Col. 3.2).

En la meditación abriremos nuestro ser a la obra completa de Dios:

Desarrollaremos la capacidad de asombro, debilitando la tan festejada picardía.

El clima de quietud inalterable ocurrido en la meditación se extenderá más más a lo largo del día.

Allí permitiremos el análisis del Espíritu Santo sobre nuestras turbaciones razonamientos, puntos de vista a la luz de la Palabra de Dios, para que lo pequeño no lo agrandemos, ni minimicemos lo que es grande.

Es el lugar donde corregiremos el rumbo, de no vivir para cosas menores de las que Dios nos ha preparado. Y que las cosas de Dios no están al servicio de nuestra comodidad y estrategias.

No menos de ser como Jesús en la manera de pensar: los pensamientos de Jesús eran los de su Padre. Los que meditan es porque se dieron cuenta que sus pensamientos no son de dios y los quieren incorporar.

En la manera de sentir Jesús expresaba el sentir del Padre. Los que meditan se dan cuenta de la turbulencia de sus sentimientos y como estos recubren, camuflan y protegen su orgullo y egoísmo. ¿Cómo eran los sentimientos de Jesús? En Fil.2.5-8 están descriptos: fueron usados correctamente para no enrarecer la gloria de dios.

En la manera de hablar: las palabras de Jesús eran las palabras de su Padre (Juan 14.24). No eran de más, no eran vanas. Sus palabras mostraban constantemente donde estaba parado, revelaban su definición a favor de Dios, hombre y en contra de Satanás v del pecado. Palabras sin término medio. Sí o sí decían siempre la verdad. Palabras que eran Espíritu v vida.

En las obras: Jesús hacia las obras de su Padre. Los que no son de Dios desean hacer las obras del diablo. La gente que no conoce a Dios obra de esa manera porque hubo meditación como obrar. Siempre nuestra conducta es una expresión de meditación previa. El obrar de Jesús fue con misericordia, con gracia, con autoridad, con poder, con humildad y mansedumbre, con indignación hacia el pecado, con seguridad, en dependencia del Padre, con compasión hacia el sufrimiento, en triunfo, etc.

El que medita desea el obrar de Jesús.

(CONTINÚA…)

Por Pastor Victor Rodríguez

Lee La Meditación 3

Lee La Meditación 4

Artículo anteriorEstudios Bíblicos – LA MEDITACIÓN 3
Artículo siguienteEstudios Bíblicos – LA MEDITACIÓN 1

2 Comentarios

  1. Hola Aracelis. ¡¡Bienvenida!! ¡Amén a tus palabras! Y que también sobre tu vida y sobre la vida de tu familia repose la paz y el gozo del Señor.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre