El Antiguo Testamento es el archivo terrenal de los registros celestiales so­bre la promesa del advenimiento del Rey y el Reino. Todas las profecías fue­ron sobre su llegada y lo que Él traería; las leyes dadas a Moisés anticipaban las leyes y principios del Reino. Hay miles de referencias a esta anunciación específica, y algunas de ellas son dignas de repasar:

Moisés predijo: «El Señor tu Dios levantará de entre tus hermanos un profeta como yo. A él sí lo escucharás»  (Deuteronomio 18:15).

David habló acerca del Reino: «Tu reino es un reino eterno; tu dominio permanece por todas las edades» (Salmo 145:13).

Isaías vio la venida del Rey y el Reino en detalle: «Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la sobera­nía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de Da­vid y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y recti­tud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso» (Isaías 9:6-8).

Daniel vio al Rey y al Reino en detalle gráfico: «En esa visión nocturna, vi que alguien con aspecto humano venía entre las nubes del cielo. Se acercó al venerable Anciano y fue llevado a su presencia, y se le dio autoridad, poder y majestad. ¡Todos los pueblos, naciones y lenguas lo adoraron! ¡Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino jamás será destruido!… Me acerqué entonces a uno de los que estaban allí, y dadero significado de todo esto. Y ésta fue su interpretación: las cuatro grandes bestias son cuatro reinos que se levantarán en la tierra, pero los santos del Altísimo recibirán el reino, y será suyo para siempre, ¡para siempre jamás!… Mientras observaba yo, este cuerno libró una guerra contra los santos y los venció…» (Daniel 7:13-14, 16-18, 21-22 y 26-28).

Es increíble, al leer estos pocos versículos, ver que, sin lugar a dudas, el mensaje de La Biblia es sobre la venida de un reino, no de una religión. Sin embargo, el anuncio del Antiguo Testamento era acerca de la venida de un profeta que prepararía el camino para introducir al Rey-Mesías al mundo personalmente. Esto se refiere a Juan el Bautista. Leamos juntos la profecía de Malaquías: «Acordaos de la ley de Moisés mi siervo, al cual encargué en Horeb or­denanzas y leyes para todo Israel. He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición» (Malaquías 4:4-6).

Entonces, vemos que la restauración del plan de Dios estaba en marcha desde sus anunciaciones más tempranas al adversario, en Génesis 3. La profecía declaraba que Él vendría y prepararía al pueblo para la entrada del Rey.

LA LARGA ESPERA: CUATRO MIL AÑOS

Según la cronología bíblica, a pesar de la posibilidad de que la Tierra puede haber existido desde mucho tiempo antes, se cree que el acto creativo de Dios al hacer al hombre sucedió hace al menos seis mil años. Si tuviéramos que usar esa medida para calcular la extensión del drama redentor de Dios hacia la humanidad, entonces la promesa del Rey Mesías que vendría habría ocurrido cuatro mil años antes del nacimiento de Juan el Bautista. Eso sig­nifica que Dios esperó cuatro mil años antes de enviar a su Rey Mesías a la Tierra. La pregunta es por qué.

ESPERAR UN MODELO DE REINO

Dios es un gran comunicador. Él sabía que no podía revelar completamen­te las buenas nuevas de su Reino hasta que existiera un ambiente propicio en el cual la gente pudiera entender el mensaje. Solo cuando el tiempo fuera el indicado, Cristo podría venir. Jesús no podía venir hasta que exis­tiera un modelo de reino como ilustración visual para ayudar a la gente a comprender sus enseñanzas del Reino. Únicamente en «la plenitud de los tiempos» podría el Reino ser revelado.

El mismo capítulo de Génesis que describe la caída del hombre también anuncia la solución prometida por Dios, pero transcurrirían muchos mile­nios hasta su cumplimiento. Por causa del rol de la serpiente (Satanás) en tentar a la primera pareja humana a pecar, Dios pronunció una maldición sobre él, la cual también predijo su futura perdición en Génesis 3:14-15.

Dios prometió que un descendiente de Eva (la «simiente») aplastaría la cabeza de la serpiente y le causaría una Jesucristo. Cuando Cristo apareció predicando sobre el Reino de los Cielos esa fue la culminación de miles de años de preparación en el plan de Dios ¿Qué era lo que Él estaba esperando? A lo largo de la historia Dios estaba preparando el escenario y el entorno para la aparición de su Hijo.

Extracto del libro Redescubriendo el Reino

Por Myles Munroe

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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