Estudios Bíblicos – ¿Cómo Enfrentar al Mundo?
¿A Qué se Llama “Mundo”?
El mundo representa todo aquello que Dios no aprueba, que se opone a sus enseñanzas y que está bajo el dominio del diablo (1º Jn.5:19).
El apóstol Juan señala los aspectos que manifiestan el amor al mundo: los deseos de la carne; los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida (1º Jn. 2:15-17).
Los Deseos de la Carne
Son aquellos deseos que están por naturaleza en nosotros y nos impulsan a hacer lo malo. Se pueden describir como la satisfacción, la pasión o el placer que sentimos por las cosas incorrectas y con las cuales le damos lugar al pecado en nuestras vidas (Gal. 5:17-21)
Esto muestra el conflicto que vive todo cristiano: la carne quiere una cosa y el Espíritu quiere otra, de ahí la importancia de alimentar nuestra vida espiritual.
Aquello que alimentes se fortalecerá. Amarguras, mentiras, dudas, enojos, resentimientos, infidelidades, alimentan tu carne.
Adoración, oración, perdón, gratitud, palabras de fe, comunión, alimentan tu espíritu.
Por lo tanto, alimentar nuestro espíritu vencerá a la carne.
Si queremos vencer los deseos de la carne debemos prestar especial atención a nuestro espíritu, alimentándolo de tal forma que ante la tentación el espíritu sea quien gane. (Recuerda los 9 ejercicios espirituales que estudiamos en el Módulo 1).
Los Deseos de los Ojos
Lo que ven los ojos puede ser fuente de vida y pureza o fuente de tentación y pecados que afectará toda nuestra vida.
Por ejemplo: el pecado no radica sólo en adulterar sino en mirar a una mujer o a un hombre y codiciarlos (Mt. 5:27-28).
Lo que miramos alimenta nuestros pensamientos, y generalmente terminamos haciendo lo que pensamos. El resultado es que pecamos y después inventamos argumentos para justificarlo, haciéndolo parecer insignificante o no tan grave.
Para evitar todo esto necesitamos mantener nuestros ojos en pureza.
La Vanagloria de la Vida
Es vivir creyendo que el valor de la vida está en la apariencia de las cosas o en el precio de ellas, y no en el valor que Dios le ha dado.
La vanagloria nos hace ser superficiales porque nos lleva a darle más valor a las cosas materiales y a la apariencia de las personas que a lo que hay en el interior del hombre.
Nuestro valor como personas viene de Dios y no de las cosas que tenemos o de las que quisiéramos tener.
Si lo buscamos primero a Él, lo demás será añadido (Mt. 6:25-26, 31-33).
Dios quiere bendecirnos y que seamos prósperos en todo pero no que nuestra seguridad depende de las cosas sino de él.
Jesús no quiere aislarnos del mundo, Él quiere que brillemos y seamos luz en el lugar donde estemos (Jn.17:15).
Algunos Consejos Prácticos.
1. No participemos de lo que el mundo nos ofrece (Ef. 5:11).
2. Seamos definidos en nuestra posición como creyentes (Job 22:28).
3. Busquemos amistades que compartan nuestra fe en Cristo.
Rodéate de gente de fe.
4. Afirmemos nuestra relación con Dios mediante los ejercicios espirituales (Hch.13:2-3).
Cuando decidís practicar los ejercicios espirituales le estás diciendo NO a la carne y SI al espíritu. Y le estás abriendo una puerta muy grande al Espíritu Santo para que él trabaje en tu vida.
Sin importar lo que este mundo pueda ofrecernos, debemos escoger agradar a Dios en todo y El nos traerá luz para indicarnos qué debemos decir o hacer.
Finalmente…
Ante situaciones que nos producen duda o incertidumbre preguntémonos: “¿Qué haría Jesús en mi lugar?”.
“¿Esto me edifica o me destruye?”.
Y si aún así continuas con dudas, busca consejo en tus pastores y líderes, o en personas maduras que puedan aconsejarte.
Extracto del libro «MÓDULO 2: Programa Para Nuevos Miembros Me Afirmo en Cristo»
Por Edgardo Tosoni
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