Familias Cristianas – Invitemos al Gozo del Señor

 

Una joven adolescente vino a mí con ojos tristes, el ceño fruncido, y una cara de dolor y tensión. Durante la próxima hora compartió conmigo el sufrimiento de su vida, llorando mientras hablaba. Estaba sintiendo casi toda la emo­ción negativa imaginable, incluyendo pensamientos de suici­dio. Oré con ella por cada asunto de preocupación y entonces le pedí a Dios que le diera «gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado» (Isaías 61:3).

Cuando terminamos, me quedé asombrada por el cambio en su rostro. La expresión sin gozo y de tortura había sido reemplazada por una belleza radiante y calmada. Un espíritu de gozo había comenzado a arraigarse, y parecía otra persona. Desde entonces yo he visto a esta joven florecer con tal aplomo y belleza, que resulta atractiva a todo el que está a su alrededor.

Es algo triste, el que hoy día muchos jóvenes sufran depresión. Y lo peor del caso es que arrastran esta condición hasta la edad adulta. Esto va y viene, colocando un peso aplas­tante sobre sus vidas, disgusto en sus relaciones, afectando sus trabajos, arruinando su salud, y hasta afectando la imagen que tienen de Dios.

Esto no tiene que suceder. No importa qué clase de experiencia una persona haya tenido, no hay razón para vivir con depresión o con cualquier otra emoción negativa. No permitas que a tu hijo le corresponda quedarse con una personalidad triste, deprimida, enojada, malhumorada o difí­cil. Ora para que sea libre de ello.

Es fácil detectar quiénes llevan emociones negativas en su interior y quiénes tienen un espíritu de gozo. Es algo evidente, en especial en los niños, porque ellos no tienen la habilidad de esconder sus emociones, como nosotros apren­demos a hacerlo de adultos.

Observa bien a tu hijo. La expresión normal de su cara, ¿refleja paz, felicidad y gozo? ¿O es una de angustia, frustra­ción, descontento, enojo, depresión o tristeza?

¿Alguna vez tu hijo ha tenido una actitud negativa por alguna razón obvia?

¿En ocasiones se ve deprimido o temperamental y aun no puede explicar el por qué?

Toma control de esa situación antes de que se vuelva un hábito. Las emociones negativas crean costumbre, si no se les ponen fin orando para que un espíritu de gozo alcance a nuestros hijos.

Ni por un momento creas que por el hecho de orar, para que el gozo del Señor llene a tu hijo, tú estás forjando en él, a alguien superficial sin compasión por los sufrimientos de los demás. Esto jamás sucederá. El gozo del Señor es rico, profundo y provoca que cualquiera que camina en él, sea de esta condición. Por ello el gozo no tiene nada que ver con circunstancias felices; sino con mirar el rostro de Dios y saber que Él es todo lo que necesitaremos.

No estoy diciendo que tu hijo jamás debe experimentar una emoción negativa o demostrar dolor vehemente. Me refiero a que las emociones negativas no deben ser un estilo de vivir. Estoy declarando que debemos mirar al Señor porque » Él sacó a su pueblo con gozo» (Salmo 105:43). Así mismo, Él sacará hacia adelante a nuestros hijos, si se lo pedimos.

 

Oración por tu Hijo

“Señor, oro para que a……………………………………… (nombre del niño) le sea dado el regalo del gozo. Que el espíritu de gozo se levante dentro de su corazón en este día y que ella conozca la plenitud del mismo, que sólo se encuentra en tu presencia. Ayúdale a entender que la felicidad y el deleite verdadero se encuentran sólo en ti.

Siempre que las emociones negativas se apoderen de ella, rodéale con tu amor. Enséñale a decir, «Este es el día que el Señor ha hecho; regocijémonos y alegrémonos en él» (Salmo 118:24). Líbrale de la desesperación, la  depresión, la soledad, el desánimo, el enojo o el rechazo. Que estas actitudes negativas no tengan lugar en él, ni sean una parte perdu­rable en su vida. Que ella decida en su corazón, «Y mi alma se regocijará en el Señor; en su salvación se gozará» (Salmo 35:9).

Señor, yo sé que cualquier emoción negativa que este niño sienta es una mentira, contraria a la verdad de tu Palabra. Siembra tu Palabra con firmeza en su corazón y aumenta su fe cada día. Ayúdalo a perma­necer en tu amor y a obtener fuerza del gozo del Señor hoy y para siempre”.

Extracto del libro “El Poder de los Padres Que Oran”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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