Familias Cristianas – Trastornos Relacionados con el Abuso Físico en Niños 5

 

Continuemos.

F. Enojo, Resentimiento, Odio. El niño puede tener un sen­timiento de desprecio contra quien ejerza violencia hacia él.

 

G. Depresión. Estudios realizados en los años recientes señalan la existencia de una gran cantidad de niños con problemas de depresión. Si bien los síntomas de la depresión infantil no son tan visibles como en los adultos, toda apatía por los juguetes o juegos, los momentos de soledad y silencio, la carencia de comunicación pueden ser signos que deben ser tenidos en cuenta.

 

H. Pobre rendimiento académico. Tendrá graves problemas de aprendizaje en el ámbito escolar.

 

I. Fuga del Hogar. Como consecuencia de los malos tratos es posible que los niños tengan intentos de fuga.

 

J. Conducta Delictiva y Agresividad. Los más serios estudios realizados, conjuntamente con estadísticas elaboradas afirman que la gran mayoría de los violadores, homicidas, delin­cuentes, etc., tuvieron una infancia de malos tratos, rechazo y abandono.

 

K. Abuso de Drogas y alcohol. Intentando llenar el vacío existencial provocado por el rechazo de la familia de origen, las substancias prohibidas se convierten en el principal vehículo de escape.

 

4. Aprendiendo a Ser Padres: «Cuando los Padres dan Piedras».

Mateo 7:9-11.

A. El Menor y el Mundo en que Vivimos.

Sería una ilusión desprenderse de éste nuestro tiempo, de la sociedad y los acontecimientos que nos pertenecen y que a la vez nos remiten al reconocimiento de nuestros propios límites. En el niño estos elementos constituyen un factor de riesgo. En él la violencia ejerce efectos sumamente negativos que dejan marcas profundas en su vida.

El libre ejercicio de la violencia contra la infancia presenta casos de niños y niñas que son sus víctimas cotidianas a lo largo y ancho del mundo: niños y niñas desaparecidos, el comercio de órganos infantiles, la corrupción y lentitud en los organismos de adopción, el uso de niños como objetos sexu­ales en cárceles, los asesinatos de niños de la calle en varios países, la violencia de padres y madres contra sus hijos, la explotación del trabajo infantil por dueños de negocios o por sus propios padres, la violencia y discriminación específica contra niños y niñas con discapacidad, la discriminación con­tra niños y niñas inmigrantes, entre otros.

Sin duda, la violencia genera más violencia, algunos niños y jóvenes de ambos sexos aplican la violencia contra sí mismos, convirtiéndose en niños suicidas. Otros actúan como agre­sores y agresoras, sin haber dejado aún la infancia.

 

B. ¿Qué Dádivas Sabemos Dar a Nuestros Hijos?

Para el niño la palabra materna se presenta como portadora y creadora de sentido, el discurso materno contribuye a desarrollar psíquicamente al infante; si los padres frecuentemente se dirigen a sus hijos a través de regaños, ridiculizándolos o maldiciéndolos, los inducen a un estado de desesperanza y vergüenza por sus propias vidas.

En la Palabra encontramos claras referencias en cuanto al modo de relacionarnos con nuestros hijos:

«Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.»  (Efesios 6:4)

«Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten». (Colosenses 3:21)

Debemos aprender del ejemplo de amor y misericordia de nuestro Padre Celestial y dejarnos guiar por su Espíritu.

«El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?» (Romanos 8:32)

«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. El, de su voluntad nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que seamos primicias de sus criaturas. Por esto mis hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse, porque la ira del hom­bre no obra la justicia de Dios.» (Santiago. 1:17-20)

Amigo, amiga ¿qué dádivas has sabido entregar a tus hijos?, recuerda que ellos te imitarán a ti como su modelo más cer­cano, ¿has dispuesto tu corazón para que el Espíritu Santo imprima toda verdad y justicia en él?

Extracto del libro “Dejadlos Venir a Mí”

Por Daniel Bravo

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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