Padres e Hijos – Trastornos Relacionados con la Alimentación y el Control de Esfínteres 2

 

Continuemos.

3. Enuresis y Encopresis.

La función neuromuscular que conduce al control de la vejiga y el esfínter anal tiene lugar en un período aproximadamente de 3 años. Pocos niños alcanzan un control completo antes de los 2 años y la mayoría no tiene ningún problema aparte de un ocasional accidente después de los 5 años.

Dentro de estos límites hay grados de variaciones en el orden y en el tiempo exacto en que cada niño alcanza ese control.

 

Para alcanzar dicho control se requiere:

  • Alcanzar un desarrollo neurológico determinado, ser capaz de deambular, comprender y expresarse verbalmente. Encontrarse en un nivel de maduración afectiva con desarro­llo de tendencias anales y uretrales.
  • Estar la familia preparada y dispuesta a acompañar y guiar el proceso del niño.

Habitualmente en esta etapa el niño siente fuerte predilección por jugar con su cuerpo y con sustancias plásticas. Estos mate­riales en manos del niño crean situaciones lúdicas placenteras que deberían ser facilitadas y permitidas por los padres.

Estos juegos representan desplazamientos del juego con excretas. Son recomendables el agua, la arena, el barro, las pinturas, masilla, etc. y es preciso que los padres sean tolerantes con la suciedad implícita en estos casos.

El control de esfínteres representa un paso en la socialización, el niño aprende a eliminar sus excretas en tiempo y lugar adecuados. Nor­malmente se controla primero el esfínter anal y luego se real­iza el control de la vejiga.

 

Clásicamente se Describen Tres Etapas:

  • El niño es capaz de percibir que ha hecho pis o caca en sus pañales y es capaz de transmitirlo a sus padres.
  • Percibe y transmite en los momentos previos o durante el acto, pero es incapaz de retener.
  • Puede retener o decidir la expulsión, ambas sensaciones son placenteras.

En la primera y segunda etapa los padres podrán disponer una pelela en el baño y cuando el niño indique que ha hecho pis o caca se le podrá mostrar el pañal sucio y la pelela simultáneamente, expresándole con claridad que en el futuro hará allí y que para eso sirve dicho elemento.

Si el niño lo desea podrá sentarse allí, pero es importante que este juego este desprovisto de expectativas por parte de los padres de lograr un control en ese momento. No es aconsejable la prác­tica de instalar al niño en la pelela en horarios que se aproxi­man a los que suele evacuar.

En la tercera etapa los padres deben responder al pedido del niño quitándole el pañal, para sentarlo en la pelela. Es pre­ciso que esta respuesta sea constante y no errática. Es habi­tual que el niño logre retener hasta sentarse y que realice exi­tosamente la evacuación.

Deberá expresársele la satisfacción por el logro, pero sin con­vertirlo en el evento del siglo, pues no es raro que si el chico detecta extremada alegría o decepción según cumpla o no las expectativas de los padres, use el control para expresar su amor u odio y pierda como referencia principal sus propias sensaciones corporales.

En la segunda y tercera etapa puede dejarse al niño sin pañales de a ratos para que tenga un contacto más inmedia­to con su excretas y para familiarizarse con ellas, pero el retiro definitivo se hará cuando los pañales dejen de ser necesarios o cuando el control sea relativamente confiable. Suele ser primero diurno y luego nocturno.

Como referente cronológico es recién después del año y medio de edad que los niños empiezan a transitar la primera etapa y es recién alrededor de los dos, a dos años y medio que se establecen para la mayoría las otras dos etapas.

Existen algunos cuadros en donde los niños que controlaban esfínteres dejan de hacerlo y ello tiene que ver con infecciones del aparato urinario y con regresiones de orden psicológico provocados por cambios en el hogar: Ej. «el nacimiento de un hermano».

 

Algunas Sugerencias Prácticas.

La mejor forma de ayudar al niño es no demostrar ansiedad.

Si el niño aún usa pañales, es aconsejable que continúe haciéndolo hasta que amanezca seco por la mañana. Si no usa pañales, intente que haga «pis o caca» antes de ir a la cama.

No lo rete si se orina ya que probablemente estará tan angustiado como usted y lo más factible es que a su debido tiempo haga un buen control esfinteriano. No lo despierte de noche, ya que el niño debe aprender a conocer sus propias sensaciones.

No restrinja el uso de bebidas, porque no suele tener efec­to importante en esta patología.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Dejadlos Venir a Mí”

Por Daniel Bravo

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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