Guerra Espiritual – Cinco Espíritus Que Atacan a la Iglesia 3

 

Continuemos.

El espíritu de Jezabel intentará destruir cual­quier iglesia que tenga avivamiento, palabra de Dios revelada y una unción fresca y continua del Espíritu Santo.

Manipula a los niños y los usa como herra­mienta de manipulación.

¿Cómo nos defendemos del espíritu de Jezabel?

Nuestra defensa es el arrepentimiento y la li­beración; es vivir con un corazón limpio. Es de notar que el genuino arrepentimiento produce la verdadera intervención y presencia divina en la vida de la persona necesitada.

¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia las personas influenciadas con este espíritu? Intentar combatir al espíritu y no a la persona que lo tiene. Enseñarles a estas personas que deben estar dispuestas a ser libres para siempre de la seducción de este terrible espíritu opresor.

 

2. El Espíritu de Absalón.

Éste es el espíritu de traición que opera en el co­razón de líderes de la iglesia.

¿Quién era Absalón? 2 Samuel 15.1-6 Era el hijo de David que traicionó a su padre, guiando a Israel a revelarse con el fin de usurparle el trono.

Este espíritu opera a través de líderes y personas que están descontentas y ofendidas; líderes espi­rituales que traicionan a la autoridad que Dios ha puesto sobre la congregación. Estas personas buscan seguidores que apoyen su agenda per­sonal, la cual es contraria a la visión del pastor y de la iglesia.

A menudo, el espíritu de Absalón guiará segui­dores hasta sacarlos de la iglesia, causando divi­sión y trayendo gran daño a la misma.

Así como a Jezabel, a este espíritu le gusta la atención, y es consumido por el deseo de controlar.

Es muy independiente y le gusta promoverse a sí mismo. Aunque Absalón fingió un genuino interés por los problemas de la gente, su real motivación era pasar por encima de la auto­ridad de su padre y promoverse a sí mismo (2º Samuel 15.1-13).

¿Qué es lo que causa que el espíritu de Absalón se manifieste?

La ambición personal. Permanecen descon­tentos como líderes, quieren ser primeros y promueven su agenda personal, antes de la agenda que la iglesia local ha estipulado.

Absalón robó los corazones de la gente con zalamería y piropos. Este espíritu le habla a la gente de tal manera que empiezan a admirarlo, produciendo así un orgullo espiritual que en­gaña a «los Absalones» restantes, pensando que ellos son más espirituales que el pastor. Entonces, el espíritu de competencia toma control; luego, siembra contienda y división y atrae un grupo de seguidores, quienes son alimentados por un espíritu de crítica. Muchas veces, de allí salen y abren otras iglesias con un fruto de división y sin la presencia de Dios.

Ofensas no resueltas. Pequeñas ofensas que a lo largo del camino se convierten en fortalezas en su mente y en su corazón (2º Samuel 13.22-39).

Absalón tenía falta de perdón contra su her­mano Amnón, porque éste había violado a su hermana Tamar. Cuando la hermana le dio la noticia de que su hermano Amnón la había violado, dice la palabra de Dios que: «Más Absalón no habló con Amnón ni malo ni bueno, aunque Absalón aborrecía a Amnón, porque había forzado a Tamar su hermana».

Pasó el tiempo y Absalón no perdonó; quedó en su corazón una ofensa no resuelta. Esto lo llevó a la amargura y al odio hasta que mató a su propio hermano (2º Samuel 13.27-28).

¿Cuáles son los blancos de ataque de este espíritu?

Ancianos, diáconos, miembros de la directiva de la iglesia, líderes de diferentes departamentos que han servido en la Iglesia por mucho tiempo.

Absalón en la iglesia.

Hemos visto cómo «ofensas no resueltas» nos llevan a pecar. Estas abren las puertas para que el espíritu de Absalón nos engañe. Algunas veces, no matamos a las personas físicamente, pero sí las podemos matar espiritualmente, hablando mal de ellas, tales como líderes de la iglesia y dañando su testimonio.

Una buena ilustración es la de un pastor que tomó una iglesia en California, la cual había sido fundada a causa de una división; y por lo tanto, no había en ella la presencia de Dios. Entonces, el pastor fue y le pidió perdón a su ex-pastor y la presencia de Dios comenzó a sentirse. La iglesia se había iniciado a raíz de una división.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Sanidad Interior y Liberación”

Por Guillermo Maldonado

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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