Hombres Cristianos – La Obediencia de tu Esposa 3

 

Un año, como regalo de Navidad, mi esposo me compró un juego de palos de golf junto con una serie de lecciones. Tomé las lecciones, y aprendí lo frustrante que era tratar de pe­garle a una pelota que por ser tan pequeña era casi imposible ha­llar en una parcela de hierba mala. Y me pregunté por qué razón un grupo de hombres maduros invierten tantas horas, cada sema­na, haciendo eso mismo. Así me sentía, hasta que un día fui al cam­po de golf, coloqué mi pelota en el primer hoyo, tomé el palo fir­memente entre mis manos, le eché una ojeada al campo, bajé la vista hacia donde estaba la diminuta pelota y cumplí con todos los movimientos que aprendí para pegarle. Cuando la cabeza de mi palo le pegó directamente al centro de la pelota, se dejó escuchar un glorioso sonido. Le pegué tal y como tenía que hacerlo, y la pelota voló a lo largo del campo por 170 yardas. En ese mismo instante entendí por qué razón los hombres pasan tanto tiempo en el campo de golf. Quieren escuchar ese sonido. Quieren experi­mentar cómo se sienten al hacerlo debidamente.

Así sucede con la obediencia. Experimentas algo maravilloso cuando sabes que obedeciste a Dios y a Él le agradó. Es ver que la vida funciona, si haces las cosas de acuerdo con la voluntad de Dios y de una manera correcta. Ese sentir te incita a regresar y a conti­nuar tratando con mayor empeño, porque deseas hacer todo lo posible con tal de volver a experimentarlo.

Lo más grande que sentimos, cuando obedecemos a Dios, es un sentido profundo de su presencia. Y esto es así porque existe una conexión entre la obediencia y nuestra experiencia de la pre­sencia de Dios. Jesús dijo: «El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él» (Juan 14:23). Él se manifiesta a los que le aman y le obedecen. Con mucha frecuencia sacrificamos la plenitud de su presencia que ope­ra en nuestras vidas por causa de la desobediencia. Tu esposa anhela sentir regularmente la plenitud de la presencia de Dios. Ella desea experimentar la emocionante sensación del placer de Dios cuando lo obedece. Ella necesita que ores para que constantemente sea ca­paz de vivir en la voluntad de Dios.

No importa cuál juego estés jugando, siempre hay consecuen­cias y penalidades si no juegas de acuerdo con las reglas. Una de las consecuencias de la desobediencia es no recibir respuesta a nuestras oraciones (Proverbios 28:9, Salmo 66:18). No deseas que tu esposa descuide algunas de las reglas y que sus oraciones no sean contes­tadas. Ora para que los ojos de su entendimiento se iluminen de modo que entienda con claridad las reglas del juego.

Una de las maneras más comunes en que las mujeres desobe­decen es a través de la manera de hablar. La Biblia es muy clara en este tema:

No debemos apresurarnos al hablar. «¿Has visto hom­bre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él» (Proverbios 29:20).

No debemos decir todo lo que sentimos, cuando lo sin­tamos. «El necio da rienda suelta a toda su ira, más el sabio al fin la sosiega» (Proverbios 29:11).

Nuestras palabras pueden destruir a las personas. «La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos» (Proverbios 18:21).

El tiempo lo es todo. «El corazón del justo piensa para responder; más la boca de los impíos derrama malas co­sas» (Proverbios 15:28).

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder del Esposo que Ora”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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