Hombres Cristianos – La Protección de tu Esposa 2

 

Continuemos.

Tus oraciones ayudarán a tu esposa a valorar su chasis y mantenerlo en buenas condiciones. Las mismas le permitirán a tu esposa ejercitar su motor lo suficien­te como para mantenerlo en perfecta condición. La ayudarán a mantenerse motivada para cumplir con el servicio de mantenimiento regular que demanda el manual del auto, sin es­perar hasta que se esté destartalando para entonces hacerse un chequeo. Ella no tendrá que pensar: «Soy un auto vejo, y las repa­raciones me costarían más de lo que valgo».

En esta área, ella necesita de tu apoyo, pero solo hablar con ella no funcionará. Tú sabes muy bien lo inútil que es salir y gri­tarle a tu auto cada vez que necesite mantenimiento, y lo mismo sucede con tu esposa. Si ella no está cuidando de su cuerpo como es debido, no es porque no quiera hacerlo sino porque no conoce cuál es la manera correcta de hacerlo o no reconoce que tiene la necesidad de hacerlo, no se valora lo suficiente, está demasiada ocupada, o porque encuentra extremadamente difícil la disciplina en esta área. Ella necesita que le pidas a Dios que la ayude.

Dile que estás orando por ella para tener las fuerzas, el cono­cimiento, la sabiduría y la motivación de cuidar de su persona. Y que lo estás haciendo porque ella es el regalo más valioso que Dios te otorgó, y no toleras verla enferma. Y si ella es un modelo clási­co, con más razón debes orar para que se restaure por completo.

Si tu esposa sufre de algún problema de salud específico, rue­ga a Dios por su sanidad. Durante los últimos 30 años, mi es­poso ha orado por la sanidad de muchas de mis enfermedades. Pero su mejor hora de intercesión ocurrió hace poco tiempo, cuan­do sentí que algo estalló dentro de mi cuerpo y me doblé a causa de un dolor tan agudo, que estaba segura de morir si un médico no investigaba con prontitud la causa y hacía algo al respecto. Eran las tres de la mañana y Michael era el único que estaba orando por mí, aparte de mi persona que entre débiles gemidos oraba: «Ayú­dame, Jesús». En aquel momento dependía completamente de las oraciones de mi esposo para mover la mano de Dios y salvar mi vida. (Al final de este capítulo él les contará más sobre esto.)

Nuestros mejores esfuerzos no nos mantendrán saludables por siempre. Hasta en el mejor de los equipos, derriban al maris­cal de campo. Dios sabía esto, y es por eso que envió a Jesús como nuestro Sanador. Ruega, entonces, por sanidad a favor de tu espo­sa. Y no ceses de orar hasta que recibas una respuesta. Cuando de nuestra salud se trata, no podemos darnos el lujo de rendirnos an­tes de tiempo.

Por favor, ora por tu esposa para que:

  • Dios proteja su cuerpo.
  • Dios proteja su mente y sus emociones.
  • Tenga suficiente energía, fuerza y resistencia.
  • Se motive a cuidar de su persona.
  • Entienda cómo cuidar de su cuerpo.
  • Sea disciplinada.
  • Esté protegida dondequiera que vaya.

 

Dice Michael Omartian:

Mi esposa tiene la maravillosa oportunidad de viajar y participar en conferencias de mujeres por todo el país. Estoy dolorosamente consciente de la ansiedad que se apodera de mí al pensar en los viajes en avión, los pueblos y ciudades extrañas que tiene que visitar, los hoteles donde se hospeda, lidiar con la mala alimentación, el cansancio por estar tantas horas de pie y sufrir la ansiedad nor­mal de querer hacerlo todo bien. No tengo otra opción que orar antes de su partida y continuar orando por ella todos los días que esté de viaje. Pero también he aprendido la importancia que tiene orar por su seguridad cuando está en casa.

En ningún otro momento mis oraciones fueron tan urgentes como cuando me desperté a las 3 de la mañana por los aterra­dores gritos de mi esposa. La encontré doblada a causa del dolor. Me dijo que sintió como que algo había estallado dentro de su cuerpo. Casi nunca ella se queja de nada, así que supe que algo te­rriblemente mal estaba sucediendo. De hecho, la situación era tan urgente, que no podíamos esperar que llegara una ambulancia Yo temblaba mientras trataba de encontrar sus zapatos y un abrigo para ponerle encima de su pijamas.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder del Esposo Que Ora”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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