La Oración – Viva en Grande Para Dios 4

 

Continuemos.

Nuestro Dios se especializa en obrar por medio de in­dividuos normales que creen en un Dios sobrenatural que hará su obra a través de ellos. Él simplemente espera que se le invite. Eso quiere decir que las matemáticas de Dios producen algo semejante a esta ecuación:

Mi Voluntad y mis Debilidades + la Voluntad y el Poder Sobrenatural de Dios = mi Territorio Ensanchado.

Cuando usted comienza a pedir, mendigar, con fervor más influencias y responsabilidades con las que va a honrar a Dios, Él pondrá ocasiones y personas en su ca­mino. Se puede confiar en que Él jamás nos enviará a al­guien a quien no podamos ayudar sino por su dirección y su vigor. Casi siempre sentirá miedo cuando inicia la toma de un territorio nuevo para Él, pero también ha de experi­mentar la tremenda conmoción de Dios que le dirige y lo guía a medida que usted lo hace. Vendrá a ser como Juan y Pedro, a quienes se les dieron las palabras que debían decir en el momento preciso en que las necesitaban.

Un día como respuesta a las oraciones de Darlene por un ministerio ensanchado, una vecina a quien escasamen­te conocíamos vino a tocar a nuestra puerta. —Señora —dijo en medio de sus lágrimas—, mi esposo está muriéndose y no tengo a nadie con quien hablar. ¿Puede ayudarme?
Fronteras ensanchadas. Una cita que debemos conservar.

Recientemente en un viaje por tren en el que atravesaba el país, oré otra vez para que Dios ensanchase mis límites. Mientras comía en el va­gón restaurante, pedí al Señor que me enviase a alguien que tuviera necesidad de Él. Una mujer se sentó al otro lado de la mesa y dijo que quería hacerme una pregunta. Me conocía de nombre, pero no sabía nada más acerca de mí. Parecía estar muy perturbada. Le dije: —¿Qué puedo hacer por usted? Me respondió: —Tengo miedo del anticristo. Durante 50 años he vivido con el temor de no poderlo reco­nocer cuando venga, que me engañe y que reciba la marca de la bestia.

Esa pregunta de improviso de una señora a quien posi­blemente nunca volveré a encontrar, desencadenó una conversación conmovedora y una hermosa liberación es­piritual. Fronteras ensanchadas. Una cita que debemos con­servar.

 

Asiento de Primera Fila.

Orar por el ensanchamiento de las fronteras es pedir un milagro, así de simple. Un milagro es una intervención de Dios para hacer que suceda algo que normalmente no ocu­rriría. Eso, y nada menos, tuvo que tener Jabes para que su nombre se manifestara a través del tiempo y para transfor­mar sus circunstancias.

¿Usted cree que todavía pueden ocurrir milagros? Muchos cristianos a quienes he conocido, no lo creen. Les recordé que los milagros no tienen que quebrantar las le­yes naturales para que sean un suceso sobrenatural. Cuan­do Cristo calmó la tormenta, no puso a un lado la ley universal, la tormenta finalmente se habría aquietado por sí misma. En lugar de eso, Jesús gobernó y encauzó el pa­trón meteorológico. Cuando Elías oró para que la lluvia cesara, Dios reguló el ciclo natural de sequía y lluvia.

De la misma manera, los poderes que obran los milagros de Dios fueron evidentes cuando, al conocer la necesidad de Terry, nos permitió esa reunión en Patmos. Y como Dios sabía lo que le pasaba a la mujer en el tren, dispuso una conversación con ella.

Los milagros que más regocijo han traído a mi vida siempre comenzaron con una audaz petición para que Dios otorgara una mayor y gran expansión a su reino. Si usted da pasos pequeños, no necesita a Dios. En cambio, si se arroja a la enorme corriente de los planes de El para este mundo, que están mucho más allá de nuestra capacidad para cumplirlos, y le suplica: Señor, utilízame… ¡dame más ministerio para ti!, entonces se liberan los milagros. En ese momento el cielo envía ángeles, recursos, dinamis­mo y claro está, las personas que necesitan de ti. He visto acontecer esto centenares de veces.

Dios siempre interviene cuando usted da prioridad a los propósitos de Él, antes que a los suyos, ¡y usted se es­fuerza en cumplirlos! En forma sorpresiva, si ha orado al Señor con la petición de que ensanche sus límites, con cer­teza va a reconocer la respuesta divina. Y entonces tendrá una silla en la primera fila para contemplar una vida de mi­lagros.

Extracto del libro “La Oración de Jabes”

Por Bruce Wilkinson

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. hola chicos los que editan este devocional , Dios los bendiga muy lindo contenido y espero y ruego al Señor que esto tambien pueda ser asi en mi vida , ensanche DIOS mi territorio , mis saludos . gracias !!!
    ustedes de seguro atraves de este servicio estan ensanchando el conocimiento y los propositos de Dios para con su pueblo , sigan asi y muchos exitos !

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