«EN LUGARES DE DELICADOS PASTOS ME HARÁ DESCANSAR». Salmos 23.2

SEGUNDO HÁBITO: HACER DESCANSAR

Miriam y yo tenemos cuatro hijos: una hermosa hija, que ya es mamá, y tres varones que agradezco a Dios por habérmelos dado. Cuando eran pequeños, nos gustaba llevarlos a pasear y a conocer diferentes lugares, dentro de nuestras modestas posibilidades. En cierta ocasión, me invitaron a participar de un evento que duraría dos días en la ciudad de Orlando, en Estados Unidos. Uno de los días era de trabajo, me dijeron, y el segundo sería de diversión en el parque Disney. Me invitaron a llevar a toda la familia, y agregaron que costearían todo. Agradecimos la invitación y la aceptamos. Esa fue la primera vez que llevamos a nuestros hijos al parque Disney. Mi comentario al respecto, que tiene que ver con lo que estudiaremos en este pasaje, es que cuando uno lleva a niños pequeños a un lugar como el parque Disney, hay que entender que este lugar no es apto para los débiles de corazón. Esos chiquitos corrían de un lado para otro con una energía que parecía que se habían tomado tres de esas latitas de bebidas energéticas (Red Bull) cada uno. En varias ocasiones durante ese día, mi esposa y yo sentíamos que flaqueábamos, que no podíamos con semejante reto. Cuando regresábamos a la habitación, nos dolían los pies, la espalda, la cintura; de hecho, cualquier cosa que podía doler, dolía. A lo largo de los años me he dado cuenta de que llevar a mi familia de vacaciones puede llegar a no ser vacaciones para mí; es muchísimo trabajo. He regresado de nuestras vacaciones necesitando vacaciones de las vacaciones. ¿No le ha pasado?

Así es para muchas ovejas cuando llegan expectantes a su reunión dominical esperando entrar en el descanso del Señor, y se topan con un tremendo ambiente de activismo y trabajo dentro de su iglesia. De hecho, una de las más peligrosas mentalidades es la de medir la espiritualidad de las ovejas a base de la cantidad de trabajo que hacen «para el Señor». Equivaler espiritualidad con trabajo es un error. Hacemos creer a las personas que mientras más ocupadas estén, más espirituales son. Utilizamos frases como: «Mira cuán entregado está al Señor ese hermano», porque lo vemos siempre ocupado haciendo cosas para Dios. Puede ser que esa persona esté sumamente entregada al Señor, pero el medidor de su espiritualidad no debería ser la cantidad de trabajo que produce.

UNA DE LAS MÁS PELIGROSAS MENTALIDADES ES LA DE MEDIR LA ESPIRITUALIDAD DE LAS OVEJAS A BASE DE LA CANTIDAD DE TRABAJO QUE HACEN.

En ese sentido, hemos elevado el activismo a un nivel de espiritualidad que no le corresponde y, como resultado, tenemos a muchas de las ovejas ocupadas en el trabajo del Señor pero sumamente cansadas. Lo peor es que no se atreven a decir algo al respecto por temor a ser catalogados como hermanos «bajos en espiritualidad» o «faltos de entrega al Señor», o alguna de las muchas otras frases que se emplean para manipular a las ovejas con el fin de que sigan trabajando en la viña del Señor, sin hacer ruido alguno. Cansadas y calladas. Lamentable, pero cierto. Pastores, rendiremos cuentas sobre el estado de cansancio en el que se encuentran algunas de nuestras ovejas. Es nuestra tarea traerlas al descanso del Señor. El hacerles creer que si trabajan más para el Señor serán más espirituales, no es tan solo someterlas a un legalismo peligroso, sino también a yugos espirituales que Cristo rompió en la cruz del Calvario.

DESCANSAR ES INDISPENSABLE PARA SEGUIR SIENDO CREATIVO.

Cristo declaró: «Vengan a mi todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11.28, NVI). Como pastores, debemos desear colaborar con esta gran obra y promesa de Cristo. Debemos buscar todas las maneras posibles para que las ovejas entren en el descanso del Señor. Debemos entender que la espiritualidad no se mide por la cantidad de trabajo que me produce esta o aquella oveja. Debemos emplear programas y sistemas donde estemos asegurándonos de que las ovejas cansadas tengan el descanso necesario. Debemos entender que hasta Dios mismo descansó en el séptimo día. Piense en eso. Si Dios mismo se tomó una pausa, ¿quiénes somos nosotros para no tomarla? Ninguno de nosotros somos mejores ni más espirituales que Dios. Si Él descansó, también nosotros debemos hacerlo.

Un día, no hace mucho, entendí que descansar es indispensable para seguir siendo creativo. La palabra recrear lo dice claramente:«volver a ser creativo». Cuando nos recreamos, volvemos al descanso y nos vuelve a visitar la creatividad. Cuando tratamos de forzar la creatividad sin haber tomado el tiempo necesario para recrear, nuestra creatividad será mediocre, cuando mucho. Aprendamos a entrar en el descanso del Señor.

Las ovejas cansadas no rinden igual. Se frustran. Se enojan más fácilmente. Se quejan. Se enferman. Se molestan. Ni siquiera son agradables. Con razón hay tanto pastor insatisfecho con su rebaño. Las tiene tan cansadas por el trabajo para el Señor que todas se le han rebelado y enfermado. Pero es culpa del mismo pastor. Nadie más puede aceptar esa responsabilidad.

Extracto del libro “Los 8 Hábitos de los Mejores Líderes”

Por Marcos Witt

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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