nuevo-5Devocional – Soy Muy Impulsiva 3

 

Dijimos en los temas anteriores que soltar la bronca con sabiduría da resultado positivo.

La princesa comenzó a asumir la responsabilidad de sus sentimientos, dijo: «No quiero ir a dormir a la cama con una rana. No lo soportaré  aunque mi padre (o el que considero mi autoridad)  me lo haya dicho». Al soltar la bronca la princesa redime a la rana.

Algunas creencias culturales hicieron entender que las mujeres son como la rana, mitos familiares que cerraron sus bocas y las estancaron.
Creencias culturales, familiares, emocionales que hacen obedecer un montón de cosas sin ganas y -al no atreverse a soltarlas porque los demás no lo permiten o uno mismo se lo prohíbe- quedan adentro, haciendo crecer cada vez más el fuego que lastima.

Soltá la bronca para que sea una energía creativa.

Cada vez que algo te da bronca, que mantenés una creencia que no soportas por una tradición cultural, familiar o religiosa, debes expresarla en palabras, darle forma, soltarla sabiamente y se transformará en algo positivo. Tomá la ira, discerní qué te pasa, qué te están diciendo y si la bronca es tuya o te la impusieron.
¿Tenés bronca por lo que le hicieron a tus padres? ¿A tu marido? ¿A tus hijos? ¿Te pertenece la bronca o no?
Y una vez que sabes por qué, desmenúzala.

Si la bronca es propia, preguntate: «Estoy enojada por esto».
Comenzá a darle forma y reconocé: «Sé que esta bronca tiene que ser beneficiosa para mí o para alguien». 

La bronca que se mezcla con sabiduría de Dios es soltada, sale de adentro mío y se hace algo beneficioso fuera de mí.

El primer libro que escribí fue «Abuso Emocional» y es el producto de las broncas que me saqué de adentro, por personas que estuvieron a mi lado, que creí que eran buenas cristianas, pero que se presentaban con otro fin. Con toda la bronca de sentirme manipulada, abusada, maltratada, que me habían mentido, engañado y que «por estúpida» caí en su trampa, entonces trabajé esa rabia y dije: «Si a mí me pasó, no quiero que le pase a nadie más». Esa bronca, hoy  es un libro que está bendiciendo a miles de mujeres en todas las naciones del mundo.

Trabajá la bronca del daño que te hicieron, del dolor que tenés, y dale forma para soltarla al mundo como una bendición para aquellos que están necesitándola.

No permitas que la rabia te posea, que te termine matando, que la angustia te quite vida. Transformalo en algo que después te sientas orgullosa y veas la bendición en otras mujeres.

No dejes que la rabia te inutilice o  paralice.

Hay cosas que siempre te van a irritar y, hasta que no te eleves por encima de la rabia la seguirás sufriendo. Si esa bronca pequeña, cotidiana, no te permite hacer algo grande, no vale la pena que estés perdiendo tiempo, que estés gastando tu vida pensando. Hay broncas que te están amargando, envejeciendo, transformando la cara delante de los demás y, como mujer fuerte y valiente, no te guardes nunca más una bronca en la vida.

Nadie tiene derecho a hacerte envejecer, nada tiene poder sobre tu vida para sacarte las ganas de vivir.

Soltá tu bronca, mezclala con sabiduría, pedile a Dios cómo hacerlo, y se transformará en bendición para que muchos beban de ese río  que nunca se secará y que corre para bendecir a muchos más.

Muchas mujeres tienen depresión por tener  broncas escondidas. La depresión es el síntoma más claro, y cuando una mujer se desprende sabiamente de sus broncas sin lastimar a nadie, aparece su ternura y las relaciones interpersonales crecen, maduran y se hacen más lindas e íntimas.

Tal vez no puedas relacionarte con la gente porque tenés un porte duro, firme (parece que te vas a comer a alguien) y decís: «Al primero que se me cruce le voy a cantar las cuarenta.»
Esa actitud no te sirvió de nada hasta ahora, no te trajo salud, buscá los sueños de Dios, soltá esa manera de ser, mezclala con sabiduría y vendrá justicia a tu vida y todo lo que esperabas.

Mira Génesis 21:8-12. Sara supo cómo soltar su bronca, se dijo: «No me quedaré con esta bronca» y le dijo a su marido, «Echá a la esclava con el hijo porque hay una promesa de parte de Dios«.
Ahí mezcló su bronca con sabiduría: «hay una promesa de Dios, de que toda la herencia será para el hijo que nazca de mi vientre».
Sara se atrevió a soltar la bronca con sabiduría y Dios la apoyó. Le dijo: Abraham, sé que estás triste pero hacele caso a Sara, ella sabe lo que está diciendo.

Cuando sueltes tu bronca y la mezcles con sabiduría de Dios, te dirá:  «Seguí adelante, apoyo lo que decís» Y contará a los demás que tenés razón y que tienen que hacer caso».
Dios apoya tu decisión.

Por Alejandra Stamateas

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