Mujeres Cristianas – Mujeres Independientes 1

 

Pasaje clave: Génesis 30:25-30.

 

Llega un momento en la vida donde todos, hombres y mujeres, nos preguntamos cómo Jacob, ¿cuándo voy a trabajar por mi casa, por lo mío? Hay una oportunidad para atrapar una Palabra, y cuando la tomes podrá cumplirse en tu vida.

En algún momento queremos ser independientes, dejar de vivir en la casa de los padres o de los suegros, no pagar más alquiler, no depender más del dinero de nadie y poseer las propias ganancias… Tampoco queremos estar pendientes del carácter de otros: ”voy a ver cómo llega él…”, “y…de acuerdo como esté él…”; “voy a ver si mi amiga tiene ganas de ir al cine”, “y… no sé, voy ver si él quiere llevarme…”, y de esa manera vivimos dependiendo del servicio o del carácter de los demás deseando ser libres de una vez.

¿Cuándo trabajaré también por mi propia casa?, dijo Jacob. Aunque el mayor deseo es ser independiente, muchas veces nos encontramos con una creencia freno, “no tengo con qué”:

  • Quiero tener mi negocio, pero… “no tengo con qué”.
  • Quiero salir de la casa de mi suegra, pero… “no tengo con qué”.
  • “No tengo inteligencia”.
  • “No tengo ganas”.
  • “No tengo dinero”.
  • “No tengo fuerzas”.
  • “No tengo empuje”.
  • “No tengo capacidad”.

Esa creencia es un freno que, especialmente en las mujeres, se desarrolla interiormente y nos paraliza, produce angustia y no permite lanzarnos hacia lo que deseamos. Por eso, inconscientemente, buscamos que alguien se sume a compartir nuestro sueño. Unirse a otro para lograr un sueño no está mal, pero hay que tener en cuenta que: yo soy el 100% y la persona a la que me uno también lo es, entonces, al unirnos, resultaremos un 200%.

Cuando creo que “no soy nada” y busco a otro que me ayude a lograr algo quedaré expuesta a caer en abuso. Es decir, me uno al que tiene dinero, capacidades, inteligencia, fuerzas, ganas, entusiasmo, y cuando “ese” me deje, volveré a “ser nada” otra vez, como muchas mujeres que vuelven a la dependencia. Si pensás que la otra persona es como la nafta que necesita tu auto para seguir funcionando, cuando no esté, volverás a la nada.

Solamente podrás unirte a otro cuando tengas en claro que sos el 100%, que tenés inteligencia, entusiasmo y capacidad, y puedas decir: “hoy no tengo dinero, pero mañana lo tendré”. Y el otro tendrá, como vos, entusiasmo, dinero y deseos de hacer todo bien, potenciándose y obteniendo buenos resultados. Si te unís a otra persona es para potenciarte no para que el otro complete lo que no tenés.

En Génesis, cuando Dios forma a Eva es para darle a Adán una compañera no para que lo completara. La palabra se traduce como “una ayuda igual” (no es la ayuda de: te alcanzo las herramientas o te acerco un vaso de agua o el plato de comida). “Ayuda igual”, compañeros, socios. Dios creó al hombre y a la mujer como sus socios para gobernar juntos el mundo.

1 Co.3:9 dice: “Somos colaboradores de Dios y trabajamos juntamente con la energía de Dios”. “Colaboradores” es la misma palabra. Adán y Eva eran socios entre sí y, ambos, socios de Dios que junto a la fuerza, energía y sabiduría de Dios gobernarían el mundo.

Siempre que pienses que “no tenés con qué” vivirás de limosna, ya sea emocional, material o cualquier otra estará sometido a otro que, en algún momento, le pasará la factura por lo que hizo. Aquel que suple lo que creés no tener, aunque sea “la mejor persona del mundo”, te cobrará caro; hasta tu mamá podrá decir: “yo que te parí” (y es la mejor persona del mundo) pretendiendo cobrarte la vida que “supuestamente” ella te otorgó, y tendrás una deuda eterna pues “le debés la vida”.

Es como los hombres que alardean que te hicieron mujer: “antes de conocerme no eras nadie”, “gracias a mí fuiste gente”, “yo te llevé por primera vez a un restaurante”, “el primer anillo de oro lo tuviste gracias a mí”, y te meten en una deuda que nunca terminarás de pagarle. O como esos suegros que te echan en cara que “cuando te casaste fuiste a vivir a su casa”, que “ellos” le cocinaron a tus hijos y te los criaron. Una deuda que deberás pagar día tras día, cuota tras cuota, por la eternidad y agradecérselo toda la vida.

Tené algo bien claro: Lo que obtuviste en la vida llegó de la mano de Dios porque Él te lo quiso dar.

(CONTINÚA…)

Por Alejandra Stamateas

Lee Mujeres Independientes 2

Lee Mujeres Independientes 3

Artículo anteriorMujeres – MUJERES INDEPENDIENTES 2
Artículo siguienteMujeres – MUJERES AGRANDADAS 2
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre