Matrimonios Cristianos – Diferencias Emocionales Entre Hombres y Mujeres 4

 

Continuemos.

Esas fuentes de depresión son sustentadas por el deterioro que existe en la relación de compañerismo que debía primar entre esposos y esposas. Y nosotros, los hombres, nos hallamos con mayores probabilidades de contribuir a la solución de estos problemas.

¿Es que estoy sugiriéndole a los hombres que deben domi­nar y manipular a sus mujeres con puño de hierro y prohibirles que ejerzan su individualidad? Ciertamente que no. Reitero que la fórmula para alcanzar el éxito en esta empresa se encuentra exclusivamente en la Biblia, que es donde se origi­na el concepto de la familia. Dios, el creador de todo lo que existe, también puede ser capaz de hablarnos sobre cómo podemos vivir en armonía.

Efesios 5:28-33. No existe espacio para ninguna opresión masculina en estos mandamientos.

Al hombre se le reconoce como el líder del amor dentro de la familia, pero él debe considerar los sentimientos de su esposa, y suplir sus necesidades.

A su vez, la esposa debe someterse con profundo respeto y oración a un esposo tan amante. Si la familia aplicara este solo mandamiento a su vida, tendríamos menos divorcios, menos juzgados que se ocuparan de esta cuestión y necesita­ríamos menos autorizaciones para visitar a los niños que son liados en custodia a cualquier miembro de la pareja separada; en fin, que tendríamos menos niños traumatizados, menos vidas destrozadas y menos problemas síquicos.

Déjenme aclarar que no estoy echando toda la culpa de los problemas matrimoniales sobre las espaldas de los hom­bres.

Por cada mujer que se queja de los hombres también existe un hombre que protesta contra la actitud de algunas mujeres. Ciertamente he escuchado muchas confesiones so­bre este tema. Es cierto que las mujeres pueden ser tan irresponsables y egoístas como los propios hombres.

¿No exis­ten mujeres acaso que empujan a sus esposos a buscar a otras mujeres para pasar la noche?

¿Cuántos maridos regresan cada noche a su hogar para encontrarse una casa desordenada, sucia, llena de malos olores y a enfrentarse con una mujer regañona, descuidada y totalmente carente de atractivos en el orden personal?

El rey Salomón debió ser muy susceptible ante esta situación cuando escribió lo siguiente: “Mejor es vivir en un rincón del terrado, que con una mujer rencillosa en una casa espaciosa” (Proverbios 21:9).

Ningún sexo posee el monopolio de la mala conducta, pero para quienes aceptamos los designios divinos está bien claro que el hombre es el que debe tomar la iniciativa para resolver los problemas familiares. Esta responsabilidad está implícita en la posición que ocupa como líder reconocido por Dios.

¿Dónde debemos comenzar? Que los maridos traten a sus mujeres con la misma atención y dignidad que ellos tratan a sus propios cuerpos. «Amándolas como Cristo amó a la iglesia y dio su vida por ella». ¡Qué reto! Si esto significa dominio masculino, entonces le vendría muy bien a la humanidad aceptar ese dominio.

Extracto del libro “Lo Que Las Esposas Desean Que los Maridos Sepan Sobre las Mujeres”

Por James Dobson

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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