Matrimonios Cristianos – Nuestro Dinero 1

 

 

¿Podríamos sobrevivir sin dinero? Bueno, depende de dónde vivamos. Mi formación académica es la antropología, el estudio de las culturas. Todavía hay unas pocas culturas primitivas en el mundo donde la gente vive sin dinero.

Los hombres cazan para proveerse de carne y las mujeres y los niños traba­jan en las huertas. Los pobladores comparten los alimentos. Cuando una pareja se casa, los hombres les construyen una casa con techo de paja. La vesti­menta se obtiene de la piel de los animales. De esa manera, las necesidades básicas de alimento, ropa y vivienda se resuelven sin necesidad de dinero.

Sin embargo, la mayoría no vive en ese tipo de sociedad sin dinero. En el mundo industrial moderno, la mayoría de las parejas no construyen su propia vivienda, ni producen su co­mida, ni se hacen la ropa. Somos una sociedad de per­sonas especializadas: algunos construyen casas, otros hacen ropa y otros producen y distribuyen alimentos. Cada uno de nosotros recibe dinero por el trabajo que realiza. Con ese dinero compramos las cosas que necesitamos. El sistema de producción y distribución es complejo, pero en general funciona bastante bien.

¿Por qué entonces el dinero es con frecuencia la principal fuente de conflicto en los matrimonios?

Estoy con­vencido que el problema no radica en la cantidad de dinero que posee una pareja sino más bien en su actitud hacia el dinero y la forma en que lo manejan. El problema no es el dinero sino la relación con él. Si se tuviera una perspectiva más saludable al respecto (es decir, si se cambiara la manera de pensar acerca del dinero) y se encontrara una manera más positiva de manejarlo, dejaría de ser un área de conflicto y se convertiría en un recurso para el matrimonio.

Como consejero matrimonial, durante más de treinta años he venido escuchando a los matrimo­nios discutir por el dinero.

Los siguientes son algu­nos de los reclamos que escucho con frecuencia:

  • «Mi esposo podría conseguir un trabajo mejor si lo intentara».
  • «Ella gasta más dinero del que ganamos entre ambos, a pesar de que tenemos buenos sueldos».
  • «Nunca sé con cuánto dinero contamos, porque él no me permite ver las cuentas».
  • «Mi marido hace inversiones absurdas. Ha perdido muchísimo».
  • «Los padres de mi esposa le dan dinero constantemente. Eso no me gusta».
  • «¿Por qué no podemos ahorrar? Estamos casados hace diez años y ni siquiera tenemos una cuenta de ahorros«.
  • «Lo único que le pido es que ella anote los cheques que firma. Hacer el balance de nuestra chequera es una pesadilla».
  • «Parece que no entiende que cuando gasta con la tarjeta de crédito, tarde o temprano tendremos que pagarlo. Tenemos una deuda tremenda y lo único que logramos es pagar los intereses».
  • «Se compró un vestido muy caro. ¿Se imagina cuánta comida se puede comprar con esa suma?»
  • «Mi esposo se comprometió a poner una cantidad enorme para el fondo de construcción de la iglesia. No tengo idea de dónde piensa que vendrá ese dinero».
  • «Me dice todo el tiempo que ella creció con otro estilo de vida. Lo lamento, no soy su padre. No tengo un trabajo de cuello blanco».
  • «Compró un coche nuevo y ni siquiera me consultó».
  • «¿Cómo se le ocurre hacer inversiones si no nos alcanza para comprar la leche del bebé?»
  • «Mi mujer compra billetes de lotería todo el tiempo. ¿Le parece que tenemos alguna posibilidad de ganar? Es como tirar el dinero por la ventana».

Quizás podrías agregar algunos otros comentarios, cosas que alguna vez has dicho u oído relacio­nado al dinero. El propósito es ayudar a las parejas para que aprendan a trabajar juntos en equipo al obtener y manejar dinero, y para que trabajen en armonía y no el uno contra el otro. El trabajo en equipo produce participación en las ganancias. Cada uno de ustedes es un «accionista». El dinero deja de ser un campo de batalla y se con­vierte en un medio para obtener las cosas que me­jorarán su matrimonio.

Algunas parejas viven como si la acu­mulación de dinero y la adquisición de posesiones materiales fueran el centro de la vida. Estas parejas viven para tener. Cada nueva compra produce un placer momentáneo. Entre una adquisición y otra pierden el entusiasmo mientras esperan el próximo momento de placer. No necesito decirte que tal acti­tud no ayuda a producir la satisfacción conyugal.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Nuestro Dinero”

Por Gary Chapman

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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