Matrimonios Cristianos – Mantenga Lleno el Tanque del Amor 2

 

Continuemos.

Recuerdo a Ashley, quien a los 13 años de edad estaba siendo tratada de una enfermedad transmitida sexualmente. Sus padres estaban destrozados. Estaban enojados con Ashley, y se sentían mal con la escuela, a la que culpaban por enseñarle sobre el sexo.

Cuando conversé con Ashley, ella me contó del divorcio de sus padres cuando tenía seis años.

—Pensé que mi padre se había ido porque no me amaba —dijo—. Cuando mi madre se volvió a casar yo tenía diez años y sentí que ella ya tenía alguien quien la amara, pero por mi parte todavía no tenía a nadie quien me amara a mí. Tenía mucha necesidad de que me amaran. Entonces conocí a este muchacho en la escuela. Era mayor que yo pero me gustaba. No lo podía creer. Era amable conmigo y en un momento realmente sentí que me amaba. No quería tener relaciones sexuales, pero quería sentirme amada.

El «tanque de amor» de Ashley había estado vacío por muchos años. Su madre y su padrastro no se habían dado cuenta de la profunda lucha emocional que se libraba dentro de ella. Ciertamente amaban a Ashley y pensaban que ella sentía su amor. No fue sino hasta cuando ya era casi demasiado tarde, que descubrieron que no habían estado hablando el lenguaje de amor primario de Ashley.

La necesidad de amor no es simplemente un fenómeno de la infancia. Esa necesidad continúa en la edad adulta y en el matrimonio. La experiencia de enamorarse llena temporalmente esa necesidad, pero es, inevitablemente, una «solución momentánea», y tiene un lapso limitado y predecible en la vida. Cuando descendemos de la cima de la obsesión del enamoramiento, la necesidad de amor resurge porque es parte de nuestra naturaleza; está en el centro de nuestros deseos emocionales. Necesitamos amor antes de enamorarnos y lo necesitaremos mientras vivamos.

La necesidad de sentirse amado por el cónyuge está en el centro de los deseos maritales. Un hombre me dijo recientemente: «¿De qué sirven la casa, los automóviles, la playa y todo lo demás si tu esposa no te ama?».

¿Entiende lo que decía, realmente?: «Más que cualquier cosa, quiero que mi esposa me ame». Las cosas materiales no reemplazan al amor humano.

Una esposa me decía: «Me ignora todo el día y luego quiere meterse en la cama conmigo. Detesto eso». Ella no es una esposa que odia el sexo; es una esposa que ansía desesperadamente amor.

Algo en nuestra naturaleza clama por el amor de otro. La soledad es devastadora. En el corazón de la existencia humana se encuentra el deseo de tener intimidad y de ser amado por otro. El matrimonio está diseñado para llenar esa necesidad de intimidad y amor. Por eso las antiguas Escrituras bíblicas se referían al esposo y a la esposa como «una sola carne». Eso no significaba que los individuos perderían su identidad; significaba que entrarían en la vida del otro, por lo que exhortaban tanto al esposo como a la esposa para que se amaran el uno al otro.

Pero si el amor es importante, también es esquivo. He escuchado a muchas parejas contar su secreto dolor. Algunas vinieron a verme porque su dolor interior se había vuelto insoportable. Otras vinieron porque habían comprendido que sus patrones de conducta o el mal comportamiento de su cónyuge estaban destruyendo el matrimonio. Algunas vinieron simplemente para decirme que ya no querían continuar casados.

Sus sueños de «vivir felices para siempre» se habían estrellado contra las duras paredes de la realidad. Una y otra vez he oído las palabras: «Nuestro amor se ha terminado, nuestra relación ha muerto. Nos sentíamos cerca pero ahora no. Ya no disfrutamos de estar el uno con el otro. No llenamos las necesidades del uno y del otro».

Sus historias dan testimonio de que los adultos, al igual que los niños, tienen también sus «tanques de amor».

¿Podría ser que en lo más profundo de estas parejas heridas exista un invisible «tanque de amor» con su medidor señalando que está vacío?

¿Podría ser que el mal comportamiento, el alejamiento, las palabras groseras y la crítica fueran el resultado de un tanque vacío?

Si pudiéramos encontrar una manera de llenarlo, ¿podría renacer el matrimonio? Con un tanque lleno, ¿podrían las parejas crear un clima emocional en el que fuera posible tratar las diferencias y resolver los conflictos?

Estoy convencido de que mantener lleno el tanque del amor es tan importante para el matrimonio, como es mantener el nivel correcto del aceite para el automóvil. Manejar su matrimonio con un «tanque de amor» vacío puede ser mucho más grave que tratar de manejar su carro sin aceite. Cualquiera que sea la calidad de su matrimonio ahora, siempre puede ser mejor.

Extracto del libro “Los Cinco Lenguajes del Amor”

Por Gary Chapman

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. la realidad, la falta de un amor sincero y poca comprensión , están dejando a muchos niños y niñas en las calles en busca de amores «libres»que ellos creen serán saciados por otros con el mismo problema.

    • Hola Juan Carlos. ¡¡Bienvenido!! Sí, es así como vois decis. La falta de un amor real hace estragos, porque en realidad toda la problemática del adolescente (y los niños) se reduce a una desesperada búsqueda de amor y aceptación. Pero nosotros estamos para marcar la diferencia.

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