Matrimonios Cristianos – Matrimonios Inteligentes 1
El 67 % de los matrimonios se divorcia, el 20 % de los que vuelven a formar pareja, también. Una pareja en conflicto tiene el 35 % más de probabilidades de contraer enfermedades por el estrés, pues afecta el sistema inmunológico. Las estadísticas dicen que una pareja feliz vive cuatro años más que los que se separan, los solteros o viudos.
Un matrimonio inteligente no se mueve por sentimientos sino por habilidad. La creencia más tonta que nos enseñaron, y con la que hemos crecido, es que el amor es un sentimiento. Aunque el amor se siente no es un sentimiento totalmente y muchos han basado su vida de pareja en la emoción; pero la gente inteligente, los matrimonios inteligentes, se mueven por principios, no por emoción.
Cuando nos enamoramos vivimos un estado de locura temporal, se activa la feniltilamina, que es la droga de la euforia y, según los investigadores, es tan lindo ese estado que queremos vivir enamorados siempre para experimentar lo que esa sustancia adictiva nos genera. Cuando estamos enamorados hacemos tonterías. El error del enamoramiento es moverse por emoción pues se idealiza y, de esa manera, no ve los defectos en el otro: «es lindo, hermoso, perfecto, bueno, todo lo que yo quería», hasta que empieza a ver.
El enamoramiento es ciego pero el amor ve que el otro tiene defectos. El enamoramiento tiene una pérdida de la atención, todo está dirigido hacia el ser amado, cada cosa le recuerda a su pareja y asocia todo a su persona; hay pérdida del tiempo, ya que puede estar con el ser que ama por muchas horas y parecería que nunca pasa, corriendo el riesgo de hacer cualquier locura. Estar enamorado es muy bueno, pero el enamoramiento es una cosa y el amor es otra.
El enamoramiento es fundamental porque enriquece el amor, pero el amor es inteligencia.
Seis Principios Para Ser un Matrimonio Exitoso, Inteligente y Feliz.
1. Un Matrimonio Inteligente Conoce el Mapa de su Compañero.
La palabra sexo no aparece en la Biblia y cuando se habla de relación de pareja dice «conocer»: «Adán conoció a Eva». Las parejas inteligentes «conocen» íntimamente el mundo de su compañero y del conocimiento nace el amor. Cuando conocemos un territorio, el mundo, el mapa, los gustos de nuestra pareja, nace la fortaleza.
Se ha comprobado que las fuerzas de una pareja para pasar por las crisis nacen del conocimiento de uno tiene hacia el otro; saber quiénes son sus mejores amigos, cuáles son sus tensiones, cuáles sus sueños, cuáles los parientes que más ama, cuál es su película favorita, su música predilecta.
El 65 % de las parejas sufren una caída de romanticismo cuando nace su primer hijo y el 35 % una subida, por eso se investigó por qué en unas declinaba el amor mientras que en otras subía, descubriendo que a los que les subía el romanticismo era por no haber perdido la capacidad de conocer al otro, invirtiendo tiempo para ello.
En el enamoramiento no nos conocemos pero en el amor deseamos saber el mapa del otro, el problema de muchos matrimonios es que no conocen nada de su pareja. La sensación de ser conocido es la experiencia más poderosa que un ser humano puede tener y del conocimiento nace el amor.
Dios nos ama porque nos conoce desde el vientre de nuestra madre. Jesús dijo: » Yo sé hasta la cantidad de cabellos que tienes». Por eso las parejas que se conocen son más felices porque basan su matrimonio en el conocimiento que no sólo les trae fortaleza, no sólo alimenta su amor sino que acrecienta el sentimiento de amistad. Debes ser amigo de tu pareja, para eso tenés que conocerlo.
(CONTINÚA…)
Por Bernardo Stamateas
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