Pensamientos – Cuando Jesús Entra a Su Barca

 

Recogieron una cantidad tan grande de peces que las redes se les rompían (Lucas 5:6).

Jesús necesita una barca. Pedro tiene una. Jesús predica. Pedro se conforma con escuchar. Sin embargo, Jesús sugiere un viaje de pesca a media mañana, y Pedro le lanza una mirada. Es una mirada de «es demasiado tarde». Se pasa los dedos por el cabe­llo y suspira: «Maestro, hemos estado trabajando duro toda la noche y no hemos pescado nada» (Lc.5:5). ¿Puede usted sen­tir la futilidad de Pedro?

Ah, los pensamientos que pudo haber tenido Pedro. Estoy cansado. Me duelen los huesos. Lo que deseo es una comida y una cama, no un viaje de pesca.

«Boga mar adentro», instruye el Dios-hombre. ¿Por qué mar adentro? ¿Cree usted que Jesús sabía algo que Pedro desconocía? Encontrar peces es sencillo para el Dios que los hizo. Para Jesús, el mar de Galilea era una pecera de un dólar en un gabinete de cocina.

Me gusta pensar que Pedro, mientras sostiene la red, mira por sobre el hombro a Jesús. Y me encanta pensar que Jesús, sabiendo que Pedro está a punto de ser medio halado hacia el agua, comienza a sonreír.

Pedro siente que le halan el brazo hacia el agua. Lo único que puede hacer es agarrarse hasta que los demás muchachos le puedan ayudar. A los pocos momentos los cuatro pescado­res y el carpintero tienen agitados peces plateados hasta las rodillas.

Pedro quita la mirada de la pesca y la pone en el rostro de Cristo. En ese momento, por primera vez, ve a Jesús. No al Jesús que descubre peces. No al Jesús que atrae multitudes. No a Jesús el rabino. Ve a Jesús el Señor.

Pedro cae de bruces entre la pesca. No le molesta el mal olor de los peces. Lo que le preocupa es su propio mal olor. «¡Apártate de mí, Señor; soy un pecador!» (v. 8).

Cristo no tenía intención de satisfacer ese ruego. El no abandona a los pobres infelices que confiesan. Muy por el con­trario, los recluta. «No temas; desde ahora serás pescador de hombres» (v.10).

Extracto del libro “3:16. Los Números de la Esperanza”

Por Max Lucado

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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