Adivinación.

El arte de predecir el futuro es de tiempos inmemoriales. El diablo sabe de la ansiedad del ser humano, del deseo de conectarse con su propio futuro y de su búsqueda espiritual. Por eso no existe ser humano que no se sienta atraído frente a un adivino. En la antigua Grecia y Roma, los gobernantes acudían a los oráculos en busca de consejo y conocimiento del porvenir. Las adivinas eran llamadas sibilas y eran sacerdotisas de edad madura que vivían en cuevas y se creía que tenían un vínculo especial con las deidades. La más conocida es la del oráculo de Delfos construido en el siglo vi A.C cerca del monte Parnaso.

La médium de ese oráculo era la sacerdotisa llamada Pitia o Pitonisa y vivía rodeada de serpientes que simbolizaban la profecía y la sabiduría. Ella entraba en trance al aspirar humo y masticar hojas de laurel, y sus sonidos y expresiones eran interpretadas por sacerdotes que las escribían en hexámetros.

También los babilonios consultaban a sus sacerdotisas, los egipcios, los chinos, en el Tíbet, en los monasterios; en el África los curanderos, los hechiceros de la Edad Media, etc.

Casi todos los brujos, curanderos, parapsicólogos, profetas, sacerdotes, hechiceros y demás tienen como función principal la adivinación.

A las tantas formas de adivinación podemos dividirlas en dos grandes grupos:

Consulta por medio de cosas naturales o artificiales.

Consulta con los dioses: trances, sueños, posesiones.

Cuántos funcionarios y presidentes recurren a la adivinación para saber cómo conducirse en su país y qué decisiones tomar; así las personas que consultan quedan atrapadas bajo el espíritu de adivinación.

Es sorprendente cuántas formas de adivinación ha inventado el hombre; todas son distintas pero los espíritus que actúan son los mismos. Nombramos aquí algunas:

Aeromancia: adivinación por el aire.

Alectomancia: por los gallos.

Aritmancía: por los números.

Astragalomancia: por los dados.

Botanomancia: por las hierbas.

Carromancia: por las velas.

Catabomancia: por la cabeza asada de un asno.

Cartomancia: por los naipes.

Cristalomancia: por los cristales.

Oactílomancía: por los anillos.

Espatalamancia: por huesos y excrementos.

Gastromancia: por los ruidos del vientre.

Hidromancia: por el agua.

Idolomancia: por imágenes.

Macranomancia: por cuchillos o espadas.

Onicomancia: por los clavos.

Oniromancia: por los sueños.

Onomatomancia: por los nombres.

Piromancia: por el fuego.

Quiromancia: por las manos.

Tiromancia: por la coagulación del queso.

Los antiguos sacerdotes egipcios dormían en el templo y esperaban que los dioses les hablasen por algún sueño; en Roma se interpretaba por el vuelo de los pájaros; en Grecia, como ya citamos, por el famoso oráculo de Delfos. Tenemos algunos ejemplos de adivinación en la Biblia:

Por la copa:

Dice Gn.44:5 (escondida en el saco de Benjamín). «¿No es ésta en la que bebe mi señor, y por la que suele adivinar? Habéis hecho mal en lo que hicisteis.»

Por el hígado:

Dice Ez.21:21 (especialmente de oveja). «Porque el rey de Babilonia se ha detenido en la encrucijada, al principio de los dos caminos, para usar de adivinación; ha sacudido las saetas, consultó a sus ídolos, examinó el hígado.»

Por el lodo:

Dice Ez.21:28: «Y sus profetas revocaban con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentiras, diciendo: Así ha dicho el Señor Jehová, cuando Jehová no había hablado.»

Por vara:

Dice Os. 4:12: «pedazo de madera». Se las ponían en forma vertical y se las dejaban caer. «Mi pueblo a su ídolo de madera pregunta, y el leño le responde; porque el espíritu de fornicaciones lo hizo errar, y dejaron a su Dios para fornicar».

Por imágenes:

Dice Gn.31:19: «Pero Labán había ¡do a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre».

Por Astros:

Dice Am. 5:26, Hch.7:42: «Antes bien, llevabais el tabernáculo de vuestro Moloc y Quiún, ídolos vues­tros, la estrella de vuestros dioses que os hicisteis.»

«Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de tos profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios en el desierto por cuarenta años, casa de Israel?»

Dios condena toda consulta o práctica de adivinación:

Dice Lv.19:26: «…No seréis agoreros, ni adivinos».

Otro texto; Lv.20:6-7, dice: «Y la persona que atienda a encantadores o adivinos, para prostituirse tras de ellos, yo pondré mi rostro contra la tal persona, y la cortaré de entre su pueblo. Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios».

Dice Lv.20:27: «Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos».

Dice Dt.18:1012: «No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, m quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti».

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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