Sanidad Interior – La Humillación 3

 

Continuemos.

Las enseñanzas de Dios no se aprenden leyendo un libro, aunque esta es una práctica noble, se aprende caminando por la ciudad, en las batallas duras, en las pruebas que la vida tiene en su destino. En la vida seremos enseñados y entrenados para que, cuando venga nuestro mañana, estemos en victoria y podamos decir: «He sido formado en la escuela de Dios». La escuela de la vida es remar en medio de las tormentas.

En una oportunidad, Pedro iba caminando y se encontró con un mendigo, lo miró y le dijo: «Levántate». Pedro no le dio una moneda, le dio fe. Esto significa que hay mendigos que se van a acercar a vos y Dios te va a entrenar, no para que des monedas, sino para que de tu boca salgan las palabras: «Le­vántate en el nombre de Jesús». Entonces, vas a levantar gente caída por el poder de la fe que te ha sido dada en medio de tu prueba. En efecto, tu prueba es el examen final aprobado que demuestra que Dios ha estado contigo. Cuan­do salgas de ella, vas a poder pararte delante de los caídos y decirles: «No he venido a darte una moneda, para que sigas siendo un mendigo. Vengo a orde­narte que te levantes porque soy una persona de fe».

No vas a alimentar la mendicidad, de tu boca saldrá la voz de Dios. Sabrás que su palabra te fue dada cuando remabas en medio de las olas, sabrás lo que es la fe porque habrás pasado por la materia de las olas gigantes. Dirás: «a mí no me lo enseñaron, lo viví y por eso tengo autoridad para darte lo que tengo de parte de Dios».

Dios va a engrandecer tu visión y tu sueño será grande porque Dios es Grande. Dios va a engrandecer tu sueño y será tan, pero tan grande, que el que te lastimó va a ser como una gota de agua en un océano, una piedra en medio de una montaña. Cuando Dios ensancha tu sueño, lo malo es nada comparado con ese sueño grande que Dios pone en tu corazón.

Aunque parezca simple entender que Dios tiene un sueño grande para tu vida, la mayoría de los cristianos confunde las metas con los sueños. Una meta es lo que querés lograr a corto alcance, por Ej.: «Quiero ganar $2000 más», «quiero este trabajo». Un sueño es un propósito mucho más grande, es el motivo por el cual estás viviendo.

 

5. ¿Y Cómo Descubro el Propósito?

Es muy sencillo. Lo descubrís porque es tu pasión. Es aquello que te hace levantar cada mañana y abrir los ojos. Es lo que te hace decir: «Este es el día que hizo el Señor, me alegraré y me gozaré en él».

Dios te dice: «Verás tu sueño cumplido antes de morirte».

Dios va a levantar gente con sueños engrandecidos quienes, cuando lleguen a distintos lugares, van a decir: «Yo estoy acá porque tengo un sueño de Dios, no estoy acá para ganar dinero nada más, sino porque la Gloria saldrá de mi vida y un sueño grande se cumplirá antes de morirme».

Ahora bien, podés ser prosperado y nunca vincular tu prosperidad con el sueño. Esa es la diferencia que existe entre ser prosperado y ser engrandecido en Su nombre.

Para terminar, Jesús realizó tres milagros de resurrección:

  • En una niña que recién había muerto. Jesús le dijo: «Niña, levántate».
  • En un joven a quien iban a enterrar. Jesús detuvo a las personas que llevaban el féretro y le dijo al joven: «Levántate».
  • En un adulto llamado Lázaro. Jesús le gritó: «¡Levántate!».

¡Preparate! porque Dios va a empezar a ordenarte que te levantes. A aquellos quienes están recién muertos, Dios les va a hablar; a quienes murieron hace un tiempo, les «parará el carro», y a los que hace años que están muertos, les va a gritar. Si estuviste muerto por años, vas a oír el grito de Dios que te dice: «¡Salí de tu tumba!» «¡Salí afuera porque largo camino te resta!» «¡Salí de tu tumba, volvé a levantarte!» porque el justo se cae pero vuelve a levantarse.

Dios te va a bendecir, en otras palabras, todo lo bueno va a venir a tu vida. Pero primero tenés que verlo en la fe para recibirlo. No importa quién te humilló, Dios te dará lo que necesitás por medio de gente que traerá finanzas, conexiones de oro y tiempo de oro a tu vida.

Extracto del libro “Emociones Lastimadas”

Por Bernardo Stamateas

Artículo anteriorFamilias – CUANDO UN PADRE RECONOCE A SU HIJO 1
Artículo siguienteSanidad Interior – LA HUMILLACIÓN 2
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

4 Comentarios

  1. Amados Hermanos bendigo en el nombre de Jesús cada vida que se involucra para que esta pagina este a la disposición de nosotros los sedientos y necesitados de la palabra y amor de Dios.

    Dios les permita ensanchar cada dia más y mas la tienda.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre