mwide_73Sanidad Interior – La Ley de las Palabras

 

 

1. Qué nos decimos a nosotros mismos.

Mateo 15:11.

Todos hablamos con nosotros mismos y lo hacemos de dos maneras: en voz alta o a través del pensamiento denominado “monólogo interior”.

Lo que nos decimos surge de voces internas, de discursos repetidos del pasado que a la larga generan ataduras de pensamientos y sensaciones como la ansiedad o la depresión.

Nuestra mente se contamina a través del llamado “pensamiento automático”. Esto significa que cuando algún comentario nos hace mal es porque esa misma frase ha estado dentro nuestro por mucho tiempo.

Además de este pensamiento automático existen varias voces interiores negativas que debemos identificar y eliminar:

 

A. La Voz de la autocrítica.

Esta voz nos hace dirigir nuestra atención hacia los detalles con fuertes críticas olvidándonos del lado positivo de las situaciones.

 

B. La Voz de la preocupación.

Nos sitúa permanentemente en el futuro de maneras alarmistas.

 

C. La Voz de la víctima.

Nos hace analizar la situación, sentirnos en desventajas y creer que somos la víctima en cada situación.

 

D. La Voz del perfeccionismo.

Nos impone obligaciones, mandatos y exigencias tales como: “debo ser el sostén de mi casa”, “debo educar correctamente a mis hijos”, “debo saludar a todos con una sonrisa siempre”.

 

E. La Voz del peleador.

Hay malentendidos que necesitan ser aclarados, pero cuando existe alguien que quiere pelear, tenés que irte. El peleador no quiere resolver sino discutir (Prov.18:6).

 

F. Las Voces demoníacas.

Lc.4:35. El diablo siempre te va a querer hablar, a poner imágenes, a proponerte cosas y a citar mal la Palabra para engañarte, manipularte y destruirte.

 

G. La Voz de la enfermedad (Lc.4:39).

 

H. La Voz de los legalistas.

Lc.6:7, Mt.23. Los religiosos legalistas son los que viven buscando la falta, los que te viven acusando, los que te echan la culpa por todo, los que no ven nunca las cosas buenas que haces, sino lo que aún te falta. Los que están más pendientes de tus pecados que de tus éxitos y bendiciones.

Nunca te pares detrás de un auto estacionado si querés avanzar.

 

I. La Voz de los incrédulos y los negativos.

Los que nunca hacen nada pero critican todo el tiempo, los que viven metiendo excusas, los que no son capaces de reconocer sus errores, etc.

 

Además de todas estas voces también tenemos que aprender a ver y a eliminar las actitudes que nos contaminan diariamente sin darnos cuenta:

A. Exageraciones.

Darle importancia desmedida a hechos negativos.

B. Minimización.

Desmerecer lo bueno. Si nos felicitan o agradecen restarle importancia.

C. Generalizaciones.

Todos nos rechazan. Nadie se ocupa de nosotros. Siempre es lo mismo. Nunca vas a cambiar.

D. Filtro mental.

Recordar sólo lo negativo de lo sucedido y olvidar las oportunidades en las que recibimos cosas buenas de Dios y de las personas. 

E. Razonamiento emocional.

Vivir la vida según lo que sentimos, incluso la vida espiritual.

F. Adivinación de pensamiento.

Son los que prefieren interpretar en vez de hablar. Y emitir juicios sin preguntar nada.

La única forma de quebrar todas estas voces y hábitos viciosos de nuestras vidas es cambiando nuestros pensamientos por los de Dios, ya que del corazón habla la boca (Mt.12:34).

Cada pensamiento que tenemos, cada diálogo con nosotros mismos debe estar de acuerdo con los pensamientos del Señor, y cada cosa que vemos debe ser interpretada conforme a su visión (Fil.4:8).

Tenemos que hablar como él habla. Porque si hablamos según sus palabras lo que digamos será de bendición.

No somos perfeccionistas. Vamos camino a la perfección.

No vivimos preocupados o alarmistas. Estamos ocupados en las cosas de Dios.

No tenemos espíritu de víctima. Todo lo podemos en Cristo.

No exageramos ni minimizamos. Tenemos el Espíritu Santo que nos guía a analizar con equilibrio cada situación.

Si sos una persona con severa autocrítica y perfeccionista, alguien que vive constantemente preocupado, o si siempre sentís que todo te pasa solamente a vos y te crees víctima de las circunstancias, necesitas renunciar a todo este tipo de creencias, actitudes y pensamientos y reemplazarlos por los pensamientos que Dios tiene sobre tu vida.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro «Las 7 Leyes de la Sanidad Interior»

Por Bernardo Stamateas

Adaptado por Edgardo Tosoni

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2 Comentarios

  1. Hola Sergio. ¡¡¡Bienvenido!!! Cuánta razón tenés en tus palabras. Sabemos muchas cosas pero necesitamos que nos las recuerden. Te bendecimos.

  2. Es incereibele como sabemos muchas veces esas cosas, pero necesitamos oirlas de otras personas y entonces recien ahi parece como que se nos abre los oidos del entendimiento .
    muchas gracias por el privilegio de ser primero cristianos aunque llenos de defectos y en este momento doy gracias por esa pagina que Dios los bendiga .

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