Sanidad Interior – Liberando el Enojo 2

 

Continuemos.

Todo problema que haya en mi camino, puesto a propósito o no, Dios lo cambiará en bendición.

A José lo tiraron al pozo, lo hicieron a propósito; pero José no se concentró en el obstáculo… se concentró en la meta. Pensó: «Tengo un sueño, ¿cómo voy a alcanzarlo?». Y aunque José pasó del pozo a la cárcel, de la cárcel al maltrato, llegó a ser el número dos de Egipto, y cuando sus hermanos fueron a verlo él les dijo: «Ustedes pensaron mal para mi, pero Dios me lo cambió en bendición».

Todo obstáculo tiene para los hijos de Dios el germen de la bendición para sus vidas. Cuando tengas un obstáculo, no lo veas como un muro: ¡es una puerta! Cuando tengas sabiduría para resolverlo, te llevará a un nuevo nivel de bendición. El problema es una oportunidad que se me presenta para liberar la unción creativa, el poder de Dios y aumentar mi fe, porque cuando resuelva el obstáculo entraré en la tierra de mi bendición, de mi sueño.

 

Liberando el Enojo en Forma Constructiva.

Tenés que descargar el enojo, porque en primer lugar es una reacción biológica, y en segundo lugar es una reacción emocional; pero debe ser de una forma positi­va, con sabiduría.

1. Nunca Tomes una Decisión Cuando Estés Enojado.

Cuando el otro está enojado… ¡huí! Nunca hables con una persona enojada, porque hay gente que cuando está enojada no quiere encontrar una solución, sino sólo sacar su enojo, aplicar el ojo por ojo. Cuando tengas enojo decí: «Estoy enojado», «Estoy molesto». No digas: «No…, no fue nada, ya pasó…». Dios te da permiso de enojarte pero el enojo nunca tiene que llevarte a actuar impulsivamente. La Biblia dice que el que fácilmente se enoja hará locuras, mejor es el que tarda en airarse que el fuerte. «El necio da rienda suelta a su ira».

Cuando estés enojado, no reacciones, no decidas, revisá, contá hasta cien, y pensá si tu enojo es justificable. Está bien que te enojes pero tomate un tiempo para pensar y tranquilizarte ya que la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Tenés que tomarte tiempo y preguntarte: ¿Por qué estoy enojado? ¿Cuán enoja­do estoy? ¿Es justificable que esté enojado por esto? ¿Está bien que esté enojado así? ¿Tendré algo que ver?

Tomate el tiempo para saber cómo te tenés que expresar; poné el enojo en palabras, no lastimes ni tampoco enjuicies al otro. Expresá tu eno­jo: «Me siento mal», «A mí me lastimó»… Tenés que aprender a expresarte, porque dice que hay gracia en las palabras de sabiduria. Tenés que aprender a hablar con la persona que te lastimó, cuando estés tranquilo y solo.

Si te tomaste el tiempo para revisar y pensaste incluso en lo que vas a decir, buscá a la otra parte sin temor para hablarle: «Mirá, a mí me lastimó esto… a mí me dolió esto, pero quiero que lo resolvamos, quiero que lo veamos para el futuro»… y eso te ayudará. Además le estarás mostrando a la persona que tu enojo es correcto, que lo podés expresar, que tu enojo no es contra el obstáculo, sino para resolverlo.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Emociones Lastimadas”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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