Estudios Bíblicos – Madurez de Oro 1

 

La diferencia entre alma y espíritu es una diferencia clave, porque de esta manera sabremos como relacionarnos con Dios y movernos ‘espiritual- mente’.

El alma es nuestra personalidad, nuestras emociones, nuestro intelecto, voluntad y sentidos.

El espíritu es de la misma naturaleza que Dios (él es espíritu). Nos lo da Dios para que podamos relacionarnos con él. Es nuestro ser más profundo y, hasta donde sabemos, tiene tres leyes: revelación, comunión, servicio.

Cuando Dios creó a Adán lo hizo de materia tierra. Luego sopló aliento de vida y allí puso el espíritu-alma. El espíritu controlaba todo su ser. Pero cuando cayó en pecado, vino la muerte (Efesios 2.1-8).

A este modelo de espíritu muerto se lo llama hom­bre natural (1º Corintios 2.14). En ese estado el alma inventó religiones, filosofías, etc., con la expectativa de llegar a Dios.

El alma no es mala; por el contrario debemos enri­quecerla, estudiar, formarnos; pero no debe controlar nuestro ser.

Cuando alguien recibe a Jesús, el Espíritu Santo lleva ese mensaje al espíritu y le da vida.

 

Las Dificultades del Alma.

El alma quiere gobernar nuestro ser. Cuando el alma nos controla, nos transformarnos en personas almáticas. El alma dice al espíritu lo que debe sentir, creer, decir, etc. El alma aprisiona al espíritu, lo ahoga, lo ata.

Esto explica por qué, cuando tenemos problemas emocionales, nuestro espíritu queda aprisionado y no podemos adorar, orar, servir con libertad. Es entonces cuando debemos cortar o separar el alma del espíritu (Hebreos 4.12) para que el espíritu gobierne el alma. Necesitamos fortalecer nuestro espíritu para que tome control de nuestra alma.

A eso la Biblia lo llama ‘fortalecer nuestro hombre interior’ (Efesios 3.17). Cuando mi alma se llena de la Palabra de Dios, mi mente toma las características de la ‘mente de Cristo’, porque ahora pienso como él. ¿No sirve mi alma? ¡Sí! Debo amara Dios con toda mi alma. Mi hambre espiritual nace en mi alma; cuando escucho la Palabra, esta entra hasta mi espíritu.

 

Dos Trabajos que Debemos hacer con el Alma.

En nuestra alma-cuerpo hay una parte que busca el mal que se llama ‘carne’. Es la naturaleza ‘del alma’ que quiere pecar, que busca alejarse de Dios. Por eso la carne debe ser crucificada cada día por mí. Para esto hace falta santidad, como recomienda Hebreos 12. La inmadurez tal vez no sea pecado, pero es la parte que no ha crecido, que es niño.

La Biblia menciona la madurez del espíritu (Hebreos 5.11-14) y del alma. 1º Corintios 14.2o dice que podemos ser inmaduros en la manera de pensar’. Esta mente de esclavo, que es inmadura, debe ser podada. El problema en nuestra iglesia no es tanto el de ser tan santos sino el de ser más maduros. Es más fácil confesar pecados que querer ser podados por Dios.

 

Señales de Inmadurez y de Madurez.

El inmaduro quiere recibir y no dar: Quiero que me den a mí, yo necesito. El maduro dice: Doy y no detengo mi mano. Comparte, da, bendice. Es proactivo y se interesa por los demás.

El inmaduro se compara y compara a los demás: Yo soy de Apolos, yo soy de Pedro. Quiere lo que tienen otros: su unción, sus dones, su dinero, su llamado, su novio. Es celoso, envidioso.

El maduro dice: Tengo mi unción y soy como soy por gracia de Dios. No permite comparaciones.

El inmaduro trata de agradar a todos: busca apro­bación, llamar la atención, es histérico. El maduro busca agradar a Dios.

El inmaduro no se hace cargo de nada: pone excu­sas, posterga, se hace la víctima, le echa la culpa a los demás.

El maduro dice: Yo soy responsable de mi vida.

El inmaduro cree que lo sabe todo y es rebelde: nadie le puede enseñar y no se sujeta a nadie.

El maduro aprende de todos y se sujeta a sus autoridades.

El inmaduro está siempre en el mismo lugar: no avanza, siempre tiene las mismas luchas, los mismos proble­mas y el mismo ‘llanto’.

El maduro crece y avanza. El maduro es un motivador de la fe.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Alcanzando el Éxito”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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