Predicaciones – La Iglesia en América Latina 3

 

Continuemos.

Pero el apóstol Juan, ¡aquel bendito ancianito de la cueva en Patmos!, no terminó allí. Vea lo que siguió diciendo: «Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida-, y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él» (3.15). ¡Señor, por favor, estás destruyendo todo el sistema teológico de muchos lectores! ¡Les debe haber costado mu­chos años elaborarlo!

¿Sabe lo que quiere decir la palabra «aborrecer» en la Biblia? No, no se apresure, no quiere decir «odio». Significa «echar a un lado a alguien», algo así como tener a menos, no darle importancia, tratarlo con indiferencia. ¿Hay alguien al que saluda con un gran abrazo y una enorme sonrisa en la congregación, y alguien al que solo saluda por compromiso, es decir, lo echa a un lado en la Iglesia? Juan dice que si uno echa a un lado a alguien, no tiene vida eterna permanente en él. ¿Cómo ve esto? ¿Será importante la unidad de la Iglesia? Y si no ama a su hermano, es homicida.

¡Cuántos argumentos tenemos que oír de gente que se excusa para no obedecer el mandamiento de amar a los hermanos! Recuerdo una señora en Santa Ana, California, que le dijo al pastor:

—No amo a esa fulana porque no la considero mi hermana.

—Bueno —le respondió el pastor—, entonces cumpla el otro mandamiento, ámela como si fuera su prójimo.

Se trataba de una persona que iba a la iglesia y, sin embargo, le había quitado el marido.

—Pero ella no es mi prójimo, es mi enemiga, la odio —respondió la mujer.

—No hay problema, Jesús dijo: «Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos» —le dijo el pastor—. ¿Lo ve hermana? Jesús ni siquiera nos da la opción de pasar por alto al enemigo, de apartarlo de nuestro camino. Él nos manda a que lo amemos. Y no se puede amar si no se está en contacto con la persona. ¿Qué va a hacer?

En el caso de ella se fue de la iglesia. Prefirió profesar religión en otra congregación, pero no expresar vida en la suya.

No me cabe la menor duda que a pesar de todo dogmatis­mo, estreches mental, orgullos denominacionales, exclusivis­mos teológicos, fanatismos religiosos que nada tienen que ver con la verdad del evangelio, nuestro Dios es mucho más grande y Él cumplirá su anhelo de tener una sola Iglesia. ¡Y ya lo está haciendo en América Latina!

Una de las declaraciones más bellas que he leído sobre este asunto, pertenece al finado Dr. A.W Tozer: Hay una gloriosa unidad de los santos, una hermandad mística de los que miran hacia el más allá y que han estado por mucho tiempo aguzando sus ojos para captar con la mirada al Rey en su hermosura en aquella lejana tierra. Con gran gozo y profunda humildad, afirmo ser miembro de tal hermandad. Esta es la más antigua y la más grande Iglesia del mundo; es la Iglesia de los heridos por la cruz, de los enamorados de Dios.

Según van pasando los años me importa cada vez menos la afiliación denominacional de una persona. Si alguien tiene sus ojos puestos en el más allá, si inclina su cabeza y susurra el siempre bendito nombre de Jesús, esa persona es mi hermano, no importa cuál sea su nombre y esta persona es mi hermano, admítalo él o no. Si por desgracia le han enseñado a creer que su iglesia es la única y me consigna a la perdición porque no pertenezco a ella, aun así lo seguiré considerando como un miembro de la familia de Dios si encuentro en su vida las marcas de la cruz y en sus ojos la mirada que revela que es un hombre de fe.

Jesús rogó al Padre para «que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste». La unidad de la Iglesia es también uno de los mejores métodos evangelizadores que existen. Y esa unidad la estamos viendo más y más en la iglesia de América Latina.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de su Presencia”

Por Alberto Mottesi

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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