el-poder-de-honrar-a-los-demasPredicaciones – El Poder de Honrar a los Demás 5

 

Continuemos.

Jonás no quería ir a predicar, no quería honrar a Dios, y narra La Palabra que vino un pez muy grande y se lo tragó. Tres días se quedó Jonás en la panza de la ballena. Y mientras estaba ahí dentro de la ballena, Jonás honró a Dios y el pez lo vomitó. Cuando te trague la deuda vas a honrar a Dios y la deuda te va a vomitar; cuando te trague la enfermedad vas a honrar a Dios y la enfermedad te va a vomitar, porque no hay maldad, no hay maldición ni hay demonio ni problema que te pueda retener si estás adorando el nombre del Señor, si decís: «Vos sos grande, Señor. Yo no conozco mucho de religión, pero te conozco a vos, te amo a vos, te adoro a vos. Yo declaro que vos sos un Dios grande y poderoso».

Y Dios dice: «¡Ese no se me puede quedar tragado en esa ballena inmunda!», y la deuda, la tristeza, la enfermedad te va a escupir, te va a vomitar, y vas a pisar tierra dándole nuevamente gloria al Señor porque la victoria es la herencia de los que honramos Su nombre.

Dice Éxodo 1:7 que cuando el pueblo de Dios estaba en Egipto crecía «mucho mucho». No dice «mucho» sino «mucho mucho». Dios te dice: «Vas a crecer mucho mucho, y vas a tener mucha mucha victoria, y te van a querer mucho mucho, y te va a ir muy muy bien, y vas a lograr cosas muy grandes».

En Éxodo 10, cuando Dios lo saca de Egipto al pueblo judío, le dice a Moisés: «Vas a enseñarles a tus hijos y a tus nietos quién soy Yo para que cuando lo hagas sepas quién soy». Y acá hay algo interesante: ¿no tendría que decir: «Le vas a enseñar a tus hijos y a tus nietos quién soy Yo para que «sepan» quién soy?» en vez de decir «para que «sepas» quién soy»? Dios dice: «Le vas a enseñar a tus hijos y a tus nietos para que vos sepas quién soy Yo», porque cada vez que honrás el nombre del Señor y lo sembrás en alguien, algo de Dios se destapa en tu vida, algo maravilloso se despierta, algo descubrís vos. Y es que Dios honra a los que le honran.

David decía (Salmos 139:17): «Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!», porque Dios le daba revelación a David. Él amaba la revelación, amaba leer la Palabra, amaba escuchar La Palabra. Y cuando vos honrás La Palabra y honrás al Señor, Dios dice: «El pez te va a vomitar, la espada de David te va a acompañar, y todo lo que hagas te saldrá muy muy bien».

Hay que honrar a Dios escuchándolo. A Dios le gusta cuando lo escuchamos; le gusta también cuando validamos lo que siente: «Hoy siento Tu poder, siento Tu amor, siento Tu corazón, siento Tu gloria», y cuando le damos palabras de felicitación privadas y públicas. Si hacés esto, Dios te va a dar mucha mucha victoria.

 

2. Cuando Honramos a Dios el Enemigo No te Encuentra.

No solo vencemos al enemigo con el que peleamos, sino que cuando honramos a Dios, muchos enemigos que nos quieren destruir no nos pueden encontrar. En Cantares 2 hay un pasaje muy lindo que dice: «Escapa mi amado como un ciervo en las montañas perfumadas». Los ciervos escapan a montañas perfumadas cuando los perros cazadores los persiguen. A los ciervos los persiguen por su olor; por eso, por instinto, el ciervo busca campos perfumados y se queda ahí, logrando que el perro siga de largo porque le perfume de las flores tapa el olor del animal.

Hoy nos vamos a meter en el perfume de Cristo, y el perfume de Cristo va a hacer que los demonios sigan de largo, que las dudas sigan de largo, que la enfermedad se desvíe, porque aunque nuestro olor no es bueno, al escondernos en Cristo, el enemigo no nos encuentra.

Cuando a David lo perseguían, él se escondía en el Señor y lo honraba. En el último salmo que escribió dice: «Alabad al Señor con címbalo, con trompeta, con piano, con guitarra, ¡todo lo que respira alabe a Dios!» Y es que cuando vos honrás Su nombre en público y en privado, los perros cazadores no te pueden oler. Tu oración huele a perfume, tu alabanza huele a perfume, tus derrotas huelen a perfume y tus victorias también. ¡Vale la pena que estemos acá para adorar Su nombre!

(CONTINÚA…)

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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