Predicaciones Cristianas – Qué Hacer Cuando Nada da Resultado 4

 

Continuemos.

Una vez que hagas viva la Palabra de Dios en ti, no sufrirás ninguna enfermedad, pobreza, dolencia, derrota, ni calamidades, ¡La Palabra de Dios se ha establecido en ti para siempre! Tú tienes que establecerla.

La Palabra de Dios te elevará a un nivel de fe más alto (Romanos 10:17).

Examina tus promesas. Investiga lo que dice Dios. Confirma si Él te dice la verdad, y si Él dice lo que tú crees que dice.

¿Has puesto tu confianza en Su Palabra? ¿Tenías fe en Jesús antes de atravesar este valle? La Palabra de Dios no cambiará. Examina tus promesas. Recuérdale a Dios, recuérdale al diablo, recuérdate a ti mismo, lo que dice Dios.

Deja de murmurar, de gemir, de gruñir, de refunfuñar y de quejarte. ¡Examina tus promesas!

 

3. Tercero, Examina tu Confesión.

Jesús dijo: «Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que dice será hecho» (Marcos 11:23).

Jamás te elevarás más alto que tu confesión. Jamás te hundirás más bajo que tu confesión. Muchas personas tienen la idea de que si en una emergencia toman la Palabra de Dios y la citan, entonces obrará. ¡No obrará!

Recibirás lo que digas o hayas estado diciendo constantemente. No puedes tan sólo decir lo que quieras todo el tiempo, de repente citar la Palabra de Dios y esperar un milagro. No obra de esa manera.

Debes entrenarte para pronunciar la Palabra de Dios constantemente y vivir esa confesión todos los días. «La muerte y la vida están en poder de la lengua» (Proverbios 18:21).

Examina tu confesión. Por regla general, cuando tienes un problema, es porque no dices lo que Dios dice sobre la situación. Más bien especulas, supones, razonas y miras las circunstancias en lugar de la Palabra de Dios. Leemos en la Palabra de Dios que «…refutando argumentos, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios; y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:5). Tus pensamientos tienen que estar de acuerdo con la Palabra de Dios.

Examina lo que has estado diciendo. Si necesitas sanarte y alguien te pregunta cómo te sientes, no te quejes durante horas contándole todas tus calamidades. Confiesa lo que Dios está haciendo por ti.

Nunca permitas que ninguna de las palabras que salga de tu boca, contradiga lo que esperas recibir de Dios. Si lo que piensas contradice la Palabra de Dios, no lo digas. ¡Puedes hacer que Dios obre con fe en tu corazón y dudar en tu mente! Protege tu corazón.

Si hay en tu mente toda clase de pensamientos contrarios, siempre y cuando rehúses decirlos, nacerán muertos. ¡Una vez que los pronuncias, les das vida! Sustituye los pensamientos negativos con los pensamientos de Dios.

Medita en la Palabra de Dios.

Confiesa lo que Dios dice sobre tu situación.

Antes de salir de la cama, ora en el Espíritu Santo. Recita las oraciones que aparecen en Efesios 1:17-23 y Efesios 3:17-19. ¡Confiesa lo que la Palabra de Dios dice sobre ti! ¡Conoce quién eres en Cristo!

 

4. Cuarto, Examina el Campo de Batalla.

Si alguna vez el diablo te conduce al campo del razonamiento y a analizar tus síntomas, te derrotará todas las veces. Mantente en el campo de la fe y ganarás todas las veces. Examina el campo en el que luchas.

¿Estás tratando de luchar contra Satanás en el campo del razonamiento?

¿Estás luchando contra los síntomas y tratando de razonar el «por qué»? ¡Detente! Llénate de fe. Di lo siguiente: «No importa cómo luzca la situación. Puede que aparentemente esta situación no cambie jamás, pero Dios dice…» y cita Su Palabra.

¡Cree en Dios!

Hebreos 11:1. Fe en la Palabra de Dios y fe en el Señor Jesucristo es la evidencia de lo que no ves con tus ojos y no sientes con tus sentidos.

 

5. Quinto, Examina la Compañía que Guardas y con la que Confraternizas.

¿Guardas compañía constante con personas de fe?

¿Son tus compañeros o compañeras personas que confiesan la Palabra de Dios?

Si te asocias con personas que no te apoyan en la fe, es posible que termines luchando por asirte a tu promesa.

Existe la posibilidad de que te vuelvas como las personas con quienes te asocias. Comparte con hombres y mujeres de fe. Desde luego, ábrele tu corazón a todos y comparte el amor de Jesús, pero cuando des consejo, compartas, escuches y te exhortes, asegúrate de que has elegido aquéllos que están establecidos en la Palabra de Dios y en la fe.

(CONTINÚA…)

Por John Osteen

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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