cristo-satisface-nuestra-necesidad-de-esperanzaPredicaciones – Cristo Satisface Nuestra Necesidad de Esperanza 4

 

Continuemos.

No pensé que nadie podía superarme ese día. Lo había hecho muy bien… Pero el viejo se levantó y tengo que admitir que lo hizo. Lo que me sorprendió es que lo hizo empleando una sola frase. Por hora y media predicó la frase una y otra vez. Durante hora y media sostuvo la atención de la multitud con una sola línea: «¡Es viernes, pero el domingo viene!». Esa línea quizá no signifique tanto para usted, pero debió haberlo oído a él predicarla. Comenzó su sermón suavemente diciendo: «Era viernes; era viernes y mi Jesucristo estaba muerto en el madero. Pero eso era el viernes, ¡y el domingo viene!»

Uno de los diáconos gritó: «¡Predique, hermano! ¡Pre­dique!» Era todo el impulso que necesitaba. Habló más fuerte y dijo: «Era viernes y María se deshacía en un mar de lágrimas. Los discípulos huían en todas direcciones, como ovejas sin pastor, ¡pero eso era el viernes, y el domingo viene!«. La congregación comenzaba a captar el mensaje. Las mujeres mecían las manos en el aire y decían suavemente: «Muy bien, muy bien». Algunos de los hombres estaban gritando: «¡Siga, siga!».

El predicador siguió. Levantó el volumen todavía más y exclamó: «Era viernes. Los cínicos miraban el mundo y decían: ‘Como han sido las cosas así seguirán. No se puede cambiar nada en este mundo; no se puede cambiar nada’. Pero esos cínicos no sabían que sólo era viernes. ¡El domingo viene!»

«¡Era viernes! Y el viernes las fuerzas que oprimen al pobre y lo hacen sufrir dominaban la situación. ¡Pero eso era el viernes! ¡El domingo viene!

«Era viernes, y el viernes Pilato pensó que con lavarse las manos se había evitado muchos problemas. Los fari­seos se pavoneaban, riendo y metiendo los codos en las costillas del otro. Pensaban que habían vuelto a tomar el control, ¡pero no sabían que apenas era viernes y el domingo viene!»

Mantuvo la frase por media hora, una hora, una hora y cuarto, hasta una hora y media. Una y otra vez atacó con: «¡Es viernes, pero el domingo viene! ¡Es viernes, pero el domingo viene! ¡Es viernes, pero el domingo viene!»

Para cuando hubo terminado el mensaje, yo estaba exhausto. Nos había mantenido a mí y a todos los demás en tal grado de exaltación que no creo que ninguno hubiera podido soportarlo por más tiempo. Al final de su mensaje, simplemente gritó a todo pulmón: «¡ES VIER­NES!» y todos los quinientos de nosotros gritamos en respuesta al unísono: «¡EL DOMINGO VIENE!»

Esas son las buenas nuevas. Esa es la palabra que el mundo ha estado esperando. Eso es lo que tenemos que salir y decir a la gente del mundo. Cuando están psicoló­gicamente deprimidos, tenemos que decirles que el do­mingo viene. Cuando sientan que nunca más conocerán el amor, tenemos que decirles que el domingo viene. Cuando han perdido su creencia en lo milagroso, de manera que ya no esperan grandes cosas de Dios, tene­mos que decirles que el domingo viene.

Tenemos que ir a un mundo que sufre la injusticia económica y la opresión política y decirles que el domin­go viene. El mundo pudiera estar lleno de cinco millones de hambrientos. La mitad del planeta pudiera estar bajo la tiranía de la dominación comunista. Pudiera quedar algún dictador en un país latinoamericano; en algunas naciones la gente pudiera sufrir la limitación de sus derechos y el ataque de sus esperanzas. Pero yo no me avergüenzo del evangelio de Cristo, porque a todos los que están al borde de la desesperación les puedo gritar a todo pulmón: «¡ES VIERNES, PERO EL DOMINGO VIENE!»

Extracto del libro “Es Viernes Pero el Domingo Viene”

Por Tony Campolo

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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