cristo-satisface-nuestra-necesidad-de-un-proposito-en-la-vidaPredicaciones – Cristo Satisface Nuestra Necesidad de un Propósito en la Vida 5

 

Continuemos.

Hace varios años estuve haciendo obra misionera en Haití y la República Dominicana. Una tarde, me encontraba de pie espe­rando una pequeña avioneta que fuera a recogerme y llevarme de regreso a la capital. Mientras estaba allí, se me acercó una mujer. Tenía un bebé en sus manos. El estómago de la criatura estaba inflamado a cuatro o cinco veces el tamaño normal por causa de la desnutrición. Los brazos y las piernas del niñito estaban tan delgados que no eran más que huesos cubiertos con piel. Era un niño negro pero el pelo había tomado un color herrumbroso que evidenciaba la ausencia de proteínas. La boca de la criatura caía abierta y sus ojos echados para atrás dando la impresión de bolas blancas en el cráneo. El bebé estaba sucio y mugriento, y cerca de la muerte.

La mujer me ofreció la criatura y comenzó a suplicarme: —Por favor, señor, por favor, tome mi bebé; llévese a mi bebé — me rogaba —. Llévese a mi bebé a su país. Dele de comer. Cuide a mi bebé. No lo deje morir.

Yo no sabía qué hacer. No me podía llevar a su bebé. Había cientos de bebitos como ese en los alrededores. ¿Qué podía hacer frente a sufrimiento tan sobrecogedor? La aparté de mí y le dije: —No la puedo ayudar. No puedo llevarme a su bebé. ¿Entiende? ¡No hay nada que pueda hacer!

Ella suplicó de nuevo: — Señor, no deje que se muera mi bebé. Por favor, señor, no deje que se muera mi bebé. Lléveselo. Por favor, llévese a mi bebé con usted.

Nuevamente la aparté de mí, pero ella continuaba rogándome: — Llévese a mi bebé. No deje que se muera mi bebé. Por favor, señor, tenga misericordia de mi bebé.

Con alivio, vi el pequeño aeroplano descender y tocar el extremo de la pista de aterrizaje. Mientras rodaba hacia mí, corrí para encontrarlo. Quería escapar de la mujer y su bebé. Pero ella corrió atrás de mí. Gritaba a todo pulmón: — ¡Llévese a mi bebé! ¡Llévese a mi bebé! ¡No deje que se muera mi bebé!

Se había puesto histérica en sus súplicas mientras yo subía a la avioneta y cerraba la puerta. El motor aceleró. El piloto soltó los frenos y la avioneta comenzó a ganar ventaja a la mujer por la pista. Ella corría a un lado del aeroplano, estrechando todavía su horrible y enflaquecido bebé y gritándome que me lo llevara. Por fin la avioneta alzó vuelo. Nos alejamos y yo intenté sacar a esa mujer y a su bebé de mi pensamiento. Pero no podía. A mitad del camino hacia la capital sentí el impacto. Entonces caí en la cuenta de quién era ese bebé. Me di cuenta de quién era al que había dejado atrás en esa pista de aterrizaje. El nombre de ese bebé era Jesús.

A pesar del nombre que sus padres le hubieran dado al nacer, sabía que su nombre era Jesús. Era Jesús encarna­do en la forma raquítica y enfermiza. Era Jesús que se me había ofrecido para amarlo y cuidarlo. Era Jesús a quien había dejado fuera de mi vida.

Un día el Señor me va a decir: «Tuve hambre, y no me disteis de comer; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo y no me visitasteis; fui forastero, y no me recogisteis”. El capítulo 25 de Mateo me asegura que el Señor me dirá eso cuando comparezca ante su trono de juicio. Y cuando yo pregunte: «¿Cuándo te vi hambriento y no te di de comer? ¿Cuándo te vi enfermo y no te serví? ¿Cuándo te vi forastero y no te recogí?» Él me va a decir: «En esa pista de aterrizaje en la frontera con Haití. En cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis».

Muchos creemos que ser cristiano es simplemente creer correctamente. Muchos pensamos que si damos asentimiento intelectual a las proposiciones religiosas correctas, seremos parte del reino de Dios. Fácilmente nos podemos engañar y suponer que sólo tener la teolo­gía correcta nos hace hijos de Dios. Pero no es verdad.

La epístola de Santiago dice que hasta Satanás cree. Si tener una teología ortodoxa hace a una persona cristiana, entonces Satanás es el mejor cristiano de todos. Además, Satanás tiembla con el reconocimiento de la verdad bíblica. El cree todo lo que un cristiano evangélico debiera creer. Satanás cree en la divinidad de Cristo, el nacimiento virginal, los milagros, la resurrección y la segunda venida. Su teología es ortodoxa hasta la médula. Él puede citar los pasajes bíblicos en un dos por tres. Sin embargo, permanece alejado de Dios y remotamente apartado del reino de Dios.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Es Viernes Pero el Domingo Viene”

Por Tony Campolo

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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