Predicaciones Cristianas – Una Voluntad Armoniosa 2
Continuemos.
En la eternidad que ha de venir, la voluntad del hombre será aún libre; pero estará en concordancia con la de Dios. Entonces no habrá voluntad que no esté sujeta a la autoridad de Dios. En el tiempo, sin embargo, Dios está restringido por el hombre. El hombre no quiere hacer lo que Dios quiere. Si Dios quiere hacer mucho, el hombre sólo quiere hacer poco; si Dios desea obrar en forma grandiosa, el hombre quiere obrar en forma minúscula; o viceversa, según el caso. ¡Cuán cierto es que Dios no está libre! En el tiempo, la acción de Dios está gobernada par el hombre.
Cuando hablamos del hombre en este caso, por supuesto, nos referimos a la Iglesia. Durante el período que se llama tiempo, todas las acciones de Dios están gobernadas por la Iglesia, porque la Iglesia ha de representar al hombre en la eternidad venidera. Hoy la Iglesia está sobre la Tierra para realizar la voluntad de Dios. Si ella puede satisfacer su voluntad, Dios no será restringido. Pero si ella es incapaz de llegar a la estatura de esa voluntad, Dios será restringido. Porque Dios quiere hacer todo lo que quiere hacer a través de la Iglesia.
Hoy la Iglesia toma por adelantado el lugar que el hombre ha de ocupar en la eternidad. En la eternidad venidera, aunque la voluntad del hombre será aún libre, él, sin embargo, estará absolutamente al lado de Dios. La Iglesia hoy descansa sobre esa base futura. Así como Dios podrá manifestarse en la eternidad a través de la Nueva Jerusalén, la esposa del Cordero, así puede ahora manifestarse a través de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.
Aunque la Iglesia posee libre albedrío, ella lo somete completamente a la autoridad de Dios, como si aparte de la voluntad de Dios no hubiera otra voluntad. Lo que Dios quiera hacer, se hará. Por el hecho de que la Iglesia hay someta su voluntad completamente a la de Dios, Dios puede actuar como si ya estuviera en la eternidad venidera, ya que entonces no habrá otra voluntad en el universo que se le oponga. Esta es la gloria de Dios.
En esto vemos la posición que tiene la Iglesia delante de Dios. No releguemos a la Iglesia hasta el punto de considerarla simplemente como un culto. No, la Iglesia es un grupo de personas que han sido redimidas por la preciosa sangre, que han sido regeneradas por el Espíritu Santo, y que entretanto se han entregado en las manos de Dios, aceptando con gozo su voluntad, haciendo con alegría su voluntad y permaneciendo con regocijo sobre la Tierra para que Él mantenga su testimonio.
Necesitamos reconocer que la obra de Dios se cumple hay en conformidad con ciertos principios definidos; está en concordancia con una ley específica, es decir, que por consideración al libre albedrío en la Tierra, Dios se niega a usar su propia voluntad para dominar al hombre. No nos sorprendamos de ningún modo por este hecho. Dios está en el cielo; sin embargo, todos sus movimientos sobre la Tierra deben ser decididos y acordados por la voluntad que hay sobre la Tierra. Dios no pasará por alto la voluntad que está sobre la Tierra, ni la apartará para obrar independientemente.
En todos los asuntos relacionados con Él, Dios no obrará hasta que obtenga la cooperación de la voluntad que está sobre la Tierra. Porque la Tierra lo desea, Dios lo hará; porque la Tierra lo decide, Dios actúa. Él tiene que contar con que la voluntad del hombre esté en armonía con su voluntad. ¡Y tal armonía de voluntades constituye en verdad la mayor gloria de Dios!
Extracto del libro “El Ministerio de Oración de la Iglesia”
Por Watchman Nee