A.- «ACARICIAR»
En este segundo paso, cada uno tratará de «descubrir» las zonas de su cuerpo que responden satisfactoriamente a las caricias; sin la ansiedad de una relación sexual o del orgasmo propio o del cónyuge (recordar que pactaron de mutuo acuerdo no mantener relaciones sexuales). Estando los dos desnudos, muy aseados, tranquilos y sin apuro, se acariciarán mutuamente y por turnos, sin concentrarse en el área genital, por espacio de 15 minutos cada uno.
S.- «SENTIR»
La ansiedad impide al varón reconocer las sensaciones previas a la eyaculación.
En este tercer paso es de suma importancia concentrarse en lo que el esposo percibe, a fin de identificar las señales de la inminente eyaculación que se acerca.
El esposo con su propia mano estimulará su pene e irá reconociendo cómo responde su cuerpo. La esposa podrá advertir por los gestos o por las palabras de su esposo qué siente. Cuando la sensación de eyacular se haga inminente, interrumpirán la estimulación hasta tanto disminuya. Después de unos minutos empezarán nuevamente con caricias, besos y la estimulación manual por el propio esposo; hasta que regresa la sensación de eyacular, interrumpiéndola nuevamente. Repetirán otra vez los mismos pasos, pero ahora llegando al orgasmo.
E.- «ESPERAR»
No se apuren, no sean ansiosos, aprendan a esperar los resultados trabajando sobre las técnicas.
Después de unos días de practicar lo expresado en el párrafo anterior, intentarán la estimulación manual por la esposa, masajeando ella el pene del esposo, hasta que él le avise que se detenga porque aparece la sensación inminente de eyacular. Repetirán el procedimiento tres veces como mínimo, cinco como máximo, para luego llegar libremente al orgasmo.
R.- «RECONOCER»
Cuando el esposo pueda reconocer las señales y controlar a voluntad el momento del orgasmo por estimulación manual, intentarán la penetración del pene en la vagina, con la mujer arriba primero, luego en posición lateral y finalmente con el hombre arriba. Estas posiciones en días distintos, como etapas sucesivas. Cuando el esposo puede reconocer las «señales» de la eyaculación y decidir el momento oportuno para alcanzar el orgasmo, entonces pasarán a la siguiente posición.
El problema se considera resuelto cuando el varón puede controlar a voluntad el momento de su eyaculación, por reconocer las sensaciones de su propio cuerpo.
Extracto del libro «Lo que siempre quisiste saber»
Por José Luis y Silvia Cinalli