1. El Chat es un medio peligroso sólo para los jóvenes ingenuos. Falso.

Sergio es programador y está casado con Zulma, una hermosa mujer de unos treinta años de edad. Debido a su trabajo, Sergio está la mayor parte del día fuera de su casa. Zulma, después de los quehaceres domésticos, pasa mucho tiempo navegando por la Web. “Es una aventura fascinante”, dice, “siempre hay algo para ver, siempre hay algo por comprar. Mi hobby favorito es encontrar nuevos amigos. Es increíble lo que se puede hacer y la cantidad de personas que se pueden conocer frente a una pantalla”. Ella ha sido siempre precavida. Sabe de los riesgos al relacionarse con personas que no conoce, por lo que nunca comparte información privada con ellos. Sin embargo, con Carlos ha sido diferente. Un día apareció en la lista de contactos preguntando quién estaba del otro lado. A Zulma le pareció simpática la manera de presentarse, y respondió su invitación al diálogo. Comenzaron a enviarse mensajes. El tiempo se encargó de hacer el resto. Zulma se vio envuelta en una relación emocional sin saber cómo salir. Comenzó a conectarse a Internet luego de dejar a los chicos en la escuela, sabiendo que Carlos estaría del otro lado de la computadora. La relación se había tornado tan apasionante que, una vez, Carlos le pidió que se conectara mientras ella disfrutaba de las vacaciones con su familia. Al principio de la relación, Zulma pensó que no hacía nada malo, era tan sólo un amigo con el que compartía algunas experiencias de vida. No fue sino hasta la noche en que subió al micro que se dio cuenta de que algo malo estaba sucediendo. Las cosas habían ido muy lejos. Por vez primera pensó que su matrimonio estaba en peligro. Sin embargo, sin hacer caso a la razón, se dejó llevar por la pasión y los sentimientos. Movida por la curiosidad viajó a las sierras donde vivía su príncipe cibernético y, según ella, vivieron juntos un fin de semana a toda pasión y adrenalina.

Zulma nunca imaginó las consecuencias nefastas de aquella aventura. Hoy, está en medio de un litigio judicial de divorcio y separación de bienes. ¡Ah!, nos olvidábamos de contarle, están disputándose muy duramente la custodia de sus hijos.

Llamó tarde, muy tarde esa noche. Lloraba desconsolada. Su esposo de casi 60 años la engañaba con una desconocida. Sí, una mujer que él nunca había visto, pero de la que decía estar enamorado. Para cuando ella se percató de la situación, llevaban años manteniendo un “inocente” romance en la red.

Coincidencias iniciales que fueron forjando una amistad. Conforme pasaron los meses las confidencias mutuas los llevaron a niveles de intimidad creciente.

Ahora están él y ella que, compartiendo cada día, parecen dos extraños y está la otra, la que ninguno de los dos conoce, pero que los llevó al enfrentamiento. “Voy a viajar para conocerla”, dijo él con tono ronco, y agregó: “Ella sólo vendría si vos ya no existieras…”. ¡Qué desgarradora resultó esa frase, la que en un momento se llevó más de su vida que el cáncer con el que luchó por años!

Él era un amigo en la red a 2.000 kilómetros de distancia. Ella, una mujer casada y con dos hijos. Tras unos meses de “enamoramiento virtual”, viajó con engaños para conocerlo y pasar una semana juntos, dejando preocupados a sus familiares pues dijo que iría a ayudar a una amiga que había sufrido un accidente. Pero, como la mentira tiene patas cortas, todo terminó con una crisis matrimonial y el “otro”, el del Chat, totalmente “borrado”, porque sus expectativas eran sólo pasajeras.

Una pareja inseparable: compartían el trabajo, la intimidad, las amistades. Todo era de ambos, no había secretos aparentes. Pero, después de tantas vivencias juntos, la abandonó. Es que de Centroamérica llegó ella para “conocer” al hombre que había cautivado su corazón en el Chat. Él presentó “su novia virtual” a su esposa e hijos, y dejándolos, se fue con ella.

Como era de suponer, después de un romance fugaz, aquello se diluyó a la nada. Dos perfectos desconocidos que hicieron una elección de momento.

¿El hogar?… ¿Qué hogar? Los reproches y las peleas terminaron, en un intento de reconciliación, con el poco amor que quedó sepultado bajo una montaña de dolor, engaño y adulterio.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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