Cuando el profeta Elías quedó atrapado en el pasado, el Señor lo buscó para curar sus heridas y encomendarle una gran tarea. Secó sus lágrimas con su presencia. Así promete hacer Dios con usted. Apocalipsis 21: 3b-4 dice: “Dios mismo estará con su pueblo y enjugará toda lágrima de los ojos de ellos”. A Elías lo puso de cara hacia el futuro y de espalda a su pasado.

Coopere con Dios y saldrá beneficiado. Lo que ha sucedido ya es irrevocable. Querer cambiar el pasado es como intentar atrapar una sombra: es imposible.

Lo mejor que puede hacer es decidir positivamente sobre su futuro. Eso sí es sensato. Se requiere valor y firmeza, pero usted podrá porque cuenta con el Dios de toda fuerza y poder. Zacarías 4:6 dice: “no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho el Señor”.

  1. Amor y sexo es lo mismo. Falso.

Nuestra sociedad, al referirse a la intimidad sexual, lo hace en los términos de hacer el amor. Pero tener sexo, ¿puede definirse siempre como hacer el amor?

La Biblia en 1ª Corintios 13 define al amor como la motivación máxima en lo que hacemos. A la luz de esta definición, analicemos algunas situaciones hipotéticas pero comunes:

  • Si dos adolescentes o personas jóvenes tienen un romance; ella resulta embarazada y él la abandona, ¿hicieron el amor? No, porque el amor permanece.
  • Si dos personas se apasionan y tienen un fugaz encuentro sexual siendo amigos, compañeros de trabajo o amantes furtivos, ¿hicieron el amor? No, porque el amor no hace nada indebido. Si no existe un compromiso, un pacto de a dos, eso que se entrega es el cuerpo y el deseo, pero no la vida ni el futuro; en definitiva, no se entrega la verdadera intimidad de la persona, que es lo que eleva al sexo a la definición de hacer el amor.
  • Si una persona casada se enreda con otra que no sea su pareja y tiene sexo, ¿hicieron el amor? No, porque el verdadero amor no se alegra en la mentira, se alegra con la verdad.
  • Si dos novios deciden no casarse pero sí compartir la cama, ¿hacen el amor? No, porque quien quiere obtener un beneficio sin pagar el precio es un ladrón. ¿Cómo se definiría a quien quiere ver satisfecha su necesidad de intimidad sin que le cueste demasiado? El verdadero amor no busca su propio interés.
  • Si un matrimonio tiene problemas en la sexualidad y no les interesa solucionarlos, ¿hacen el amor? No, porque el amor nos inspira a buscar el supremo bien. Quien se niega a trabajar en su relación de pareja boicotea al amor.
  • Si un cónyuge ansía poseer, dominar o satisfacer su propio deseo sin entregarse a un placer compartido, ¿hace el amor? No, porque el amor no se comporta con rudeza.

Si hacer el amor es un ahora, aquí y como sea, y no puede extenderse en un para toda la vida y en un para bien de la otra vida, entonces es una caricatura grotesca del verdadero amor.

Un momento ameno

Un pastor y sus ovejas se hallaban al costado del camino. De pronto, pasa un BMW reluciente con un muchacho adentro: camisa “Hugo Boss”, zapatillas “Nike” importadas y un hermoso traje corte italiano. El auto se detiene, el joven baja las ventallitas automáticas y le dice al pastor: “si adivino cuántas ovejas tiene, ¿me regala una?”. El pastor, atónito por la propuesta del joven y mirando a las ovejas pastando, dijo que sí. El muchacho volvió al auto, conectó la computadora portátil, entró en una página de la NASA en Internet, observó la superficie de la tierra desde el satélite, encuadró el área donde estaba parado el rebaño, generó un banco de datos, unos 50 gráficos en Excel llenos de matrices y determinantes y un reporte de 150 páginas impresas en su mini impresora “Hightech”. Se dirigió hasta el pastor y le dijo: “usted tiene exactamente 1.343 ovejas pastando en este campo”. El pastor le respondió: “es verdad, usted acertó, puede llevarse su oveja”. Entonces el muchacho fue a buscar su oveja y la puso en la parte de atrás de su auto. Antes que se fuera, el pastor le dijo al muchacho: “si yo adivino su profesión, ¿usted me devuelve la oveja?”. El muchacho le dijo que sí. Entonces el pastor, rápidamente, le contestó: “usted es consultor, ¿no es cierto?”. “Sí”, dijo el muchacho sorprendido. “¿Cómo adivinó?”. “Muy fácil”, respondió el pastor. “Usted vino sin que yo lo llamara. Me cobra una oveja para decirme lo que yo ya sabía. Y es obvio que no entiende nada de mi negocio, ya que lo que agarró y puso en su baúl fue mi perro”.

Extracto del libro Sexualidad Sana, Liderazgo Sólido

Por José Luis y Silvia Cinalli

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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